Fabiola García dice que la CIG la acosa por ser mujer, el sindicato replica que protestar no es acosar
La tensión entre la Consellería de Política Social e Igualdade y el sindicato CIG ha escalado a un nuevo nivel. La conselleira, Fabiola García, ha denunciado públicamente ser víctima de "acoso" y "machismo" por parte de la central sindical, a la que vincula directamente con el BNG. Esta grave acusación surge tras meses de intensas protestas laborales en sectores clave de su competencia, como las residencias de mayores y el Servizo de Axuda no Fogar (SAF). La CIG rechaza frontalmente la etiqueta de acoso, defiende la legitimidad de sus movilizaciones como "políticas, nunca personales", y contraataca: el verdadero "machismo institucional", afirman, es la precariedad de los sectores feminizados que dependen de la Xunta.
La titular de Política Social aprovechó su intervención este martes en el IX Congreso Empresarial Acción e Implicación, organizado por la Asociación Empresarias de Galicia en Vigo, para verbalizar una situación que, asegura, sufre desde hace meses. Su discurso tuvo lugar precisamente después de vivir un nuevo episodio de protestas en la entrada del evento, donde decenas de personas, convocadas por la CIG, protestaron por las condiciones del servicio de ayuda en el hogar.
García afirmó que padece un "acoso y boicot" continuado en cada acto público al que acude. En ninguna de las protestas hubo violencia, más allá de consignas críticas, propias de cualquiera manifestación reivindicativa.
La conselleira del PPdeG sitúa el inicio de esta presión en el momento en que decidió no "quedar callada" ante lo que consideró un ataque sexista del sindicato nacionalista. El episodio original al que se refiere García tuvo lugar el pasado mes de febrero.
La CIG difundió entonces una viñeta para criticar la, a su juicio, falta de implicación de la conselleira ante la carencia de personal en las residencias privadas. En la ilustración aparecía una caricatura de la conselleira acomodada en un sofá, con un bolso de marca, desestimando las quejas laborales con la frase: "Buff, me aburren. Dígales que se pongan a trabajar como yo. Las rebajas me matan".
En aquel momento, García elevó la voz para señalar el "sesgo machista" de la imagen y exigió una disculpa. El PP amplificó la polémica exigiendo que el BNG pidiese disculpa. Hace tiempo que los conservadores identifican a CIG, el principal sindicato de Galicia y de ideología nacionalista, con el frente.
En una reciente publicación en su cuenta de Instagram, la conselleira ha reiterado su postura, afirmando que la CIG "no le perdona" esa denuncia. "Desde entonces", escribió, "me acosan allá donde voy. Con la excusa que sea". Sostiene que estas acciones demuestran cómo el sindicato "respeta a las mujeres que pensamos diferente" y ha asegurado que no la van a "intimidar" ni a "silenciar".
CIG: "Reivindicar no es acosar"
La Confederación Intersindical Galega (CIG) ha respondido, en un comunicado remitido por Galiciapress, a las acusaciones, negando que sus acciones constituyan acoso personal. El sindicato enmarca sus movilizaciones en un contexto de conflicto laboral estrictamente político y sindical. Subrayan que las trabajadoras de los sectores de cuidados, un ámbito altamente feminizado, llevan meses realizando protestas ante la "situación de parálisise" de sus respectivos convenios colectivos.
El sindicato nacionalista apunta directamente a las patronales como responsables de negarse a negociar, pero acusa a Fabiola García de mantener una "sorprendente complicidade" con ellas al no intervenir. La CIG insiste en que las reivindicaciones o críticas que realizan se dirigen "siempre" hacia las empresas o las administraciones públicas, "nunca es personal". "Reivindicar, protestar ou manifestarse no é acosar", argumenta la organización, defendiendo que sus movilizaciones han sido en todo momento "públicas, pacíficas e argumentadas".
La CIG va más allá y devuelve la acusación de machismo. Para la central sindical, "sexismo é precarizar un sector feminizado". En sus comunicaciones, califican de "verdadeiro machismo institucional" el hecho de mantener a la mayoría de estas trabajadoras, cuyo desempeño consideran "esencial" para la atención a las personas más necesitadas, en "condiciones indignas", citando bajos salarios, contratos precarios y "desleixo" (dejadez) con su labor.
La conselleira describe un escenario de persecución constante. Según su denuncia, las protestas han llegado a "boicotear actos" que, a su juicio, "nada tienen que ver con la política", como la solemne entrega de las medallas Pardo Bazán en A Coruña el pasado 5 de septiembre. En aquel evento, dedicado a reconocer a referentes femeninas en la lucha por la igualdad, la CIG organizó una ruidosa protesta armada con megáfonos y sirenas.
Esta escena, según García y su entorno, se repite en la mayoría de las previsiones de su agenda institucional. Las protestas han tenido lugar en visitas a centros de día, como una reciente en Ferrol, o a las puertas del mencionado congreso de empresarias en Vigo.
En estas concentraciones se han podido ver carteles con el rostro de la conselleira y la palabra "responsábel" (responsable) o escuchar cánticos como "Fabiola, covarde". García ha insistido en que estas acciones buscan "intimidar". "Dende aquí xa lles digo: non sinto medo, non me van acovardar nin me van deter" , manifestó la responsable de Política Social en Vigo.
En el fondo del asunto subyace una disputa sobre las competencias. El entorno de la conselleira ha defendido en medios que las reivindicaciones de la CIG (como el convenio de las residencias privadas o la gestión del SAF) no dependen directamente de su departamento. Argumentan que el convenio de las residencias es materia de negociación colectiva entre empresas y sindicatos, y que el SAF es competencia de los ayuntamientos.
La CIG rechaza frontalmente esta interpretación. El sindicato sostiene que la Xunta de Galicia es la "máxima responsable" de la atención a las personas dependientes, ya que financia la gran mayoría de estos servicios, independientemente de quién los gestione directamente. Por ello, instan a la Consellería a ponerse al frente y utilizar su influencia para desbloquear los convenios colectivos paralizados por la patronal. Específicamente, CIG-Servizos pide a García que asuma la coordinación para crear un "protocolo real" que garantice la seguridad y la vida de las trabajadoras del SAF, una demanda que debe materializarse en la mesa de trabajo constituida en la Federación Galega de Municipios e Provincias (FEGAMP).
El conflicto parece lejos de resolverse. Fabiola García ha asegurado que seguirá "hablando claro" y "llamando machismo a su machismo" Por su parte, la CIG ha advertido que no va a desistir de las justas reivindicaciones de las miles de trabajadoras del sector de cuidados y exige a la conselleira que asuma de una vez su responsabilidad en la gestión de los servicios sociales gallegos.
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