Polonia pide ayuda a la OTAN tras derribar 4 drones que Rusia niega fueran suyos

Belarrusia, aliado de Moscú, alega que varios aparatos perdieron el control por medidas de guerra electrónica y acabaron entrando en el espacio aéreo de Polonia. Varsovia invoca el artículo 4 de la Alianza Atlántica. Moscú dice que no hay pruebas de que los drones fueran suyos. Hubo 4 derribos pero 19 violaciones del espacio aéreo. Es el mayor incidente militar en territorio OTAN desde el inicio de la guerra de Ucrania.

La crisis diplomática y militar entre Polonia y Rusia se agrava tras la denuncia del gobierno polaco de que al menos 19 drones violaron su espacio aéreo durante la noche, algunos de ellos derribados por las fuerzas polacas y por cazas de la OTAN. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ha calificado el episodio como una provocación a gran escala de Rusia y ha solicitado la activación del Artículo 4 del Tratado del Atlántico Norte, que prevé consultas urgentes entre los países aliados cuando alguno de ellos perciba amenazas a su seguridad o integridad territorial.

Por parte de Moscú, la reacción ha sido de rechazo frontal. El encargado de negocios ruso en Varsovia, Andrey Ordash, negó categóricamente que los drones fuesen de procedencia rusa, al tiempo que fue convocado por el Ministerio de Exteriores de Polonia para dar explicaciones. "Las acusaciones son infundadas, no hay pruebas de que esos drones sean de origen ruso", transmitió a través de la agencia RIA Novosti.

Escalada de tensión en el este de Europa

El ataque con cientos de drones y misiles lanzado por Rusia contra Ucrania durante la noche habría tenido un efecto colateral grave para la seguridad regional. Según la fuerza aérea ucraniana, 415 drones, un misil balístico y 42 misiles de crucero participaron en la ofensiva, de los cuales varios habrían cruzado la frontera hacia Polonia. Kiev informó que al menos ocho drones se dirigieron en franco rumbo hacia este país, llegando a impactar o ser interceptados.

De acuerdo con Donald Tusk, fuerzas polacas y de la OTAN derribaron varios drones, entre tres y cuatro de ellos de manera confirmada, aunque se siguen buscando posibles restos en distintas zonas de su territorio. La operación militar de contención, que incluyó el cierre temporal del espacio aéreo y la movilización de cazas aliados, concluyó de madrugada cuando la situación fue considerada bajo control. En regiones fronterizas, las autoridades locales enviaron alertas masivas por SMS a la población instando a no acercarse a los restos de drones caídos y a informar a los servicios de emergencia.

Imágenes difundidas por la agencia Reuters muestran supuestos restos de uno de los aparatos interceptados cerca de Zamosc, al sureste del país, aunque aún no hay una verificación independiente sobre cuántos fueron abatidos en total ni sobre su procedencia exacta.

Bielorrusia ofrece su propia versión

En medio de la tempestad diplomática, Bielorrusia ha dado su versión de los hechos. El viceministro de Defensa de Minsk, Pavel Muravyeika, aseguró que los drones "perdieron el rumbo" tras un fallo en sus sistemas de navegación debido a interferencias electrónicas. Según su declaración difundida en el canal oficial del ministerio en Telegram, varios de esos drones habrían sido incluso derribados en territorio bielorruso. Añadió que entre las 23:00 y las 04:00, Polonia, Lituania y Bielorrusia mantuvieron supuestos canales de comunicación para gestionar lo que calificó de “incidente de navegación”.

Sin embargo, Polonia y sus aliados rechazan esa explicación. Tusk afirmó que no hay ninguna duda de que se trató de un ataque planificado y de una provocación de carácter estratégico. Desde Bruselas y Kiev, la percepción es la misma: una violación intencionada del espacio aéreo de la OTAN para medir su reacción militar y política frente al Kremlin.

Primer derribo de drones rusos en territorio OTAN

El gobierno polaco ha subrayado el carácter histórico del suceso, ya que es la primera vez que drones rusos han sido abatidos en territorio de un país miembro de la OTAN. Tusk lo enmarcó en una ofensiva mucho mayor de Moscú contra Ucrania y contra el “mundo libre”. Su mensaje en el Parlamento fue claro: esta no es solo la guerra de los ucranianos, sino una confrontación global planteada por Rusia contra la comunidad democrática internacional.

La invocación del Artículo 4 del Tratado Atlántico abre una nueva fase en la gestión de la crisis. Este mecanismo, empleado solo en contadas ocasiones en la historia de la Alianza, permite al Consejo del Atlántico Norte discutir colectivamente si la seguridad de uno de sus miembros está en juego y qué medidas adoptar. Varsovia espera conseguir un apoyo aún mayor del bloque en defensa de su soberanía, mientras se prepara una reunión de urgencia con el secretario general de la OTAN y los principales socios europeos.

Silencio oficial en Moscú y división de narrativas

Mientras Polonia habla de provocación deliberada y ataque directo a su seguridad, Moscú mantiene un silencio calculado. Los medios estatales rusos han difundido, en cambio, teorías alternativas que señalan a Ucrania como responsable de un supuesto “falso ataque de bandera” para culpar a Rusia.

Este choque de narrativas muestra la amplitud de la guerra de información que acompaña al conflicto bélico. Por un lado, la versión polaca y ucraniana subraya la escalada rusa y su intención de tensar la frontera oriental de la OTAN; por otro, Rusia y Bielorrusia tratan de minimizar el incidente atribuyéndolo a errores técnicos o a engaños deliberados de Kiev.

Una prueba de la cohesión de la OTAN

Expertos en seguridad militar apuntan a que esta incursión múltiple de drones en Polonia puede interpretarse como una prueba explícita de la determinación defensiva de la OTAN. Mientras un solo dron perdido puede explicarse como un accidente, la presencia y derribo de casi una veintena en territorio aliado envía un mensaje más inquietante: Rusia estaría tanteando los límites de la respuesta colectiva.

La magnitud de los aparatos, drones de gran porte del tipo Shahed-136 o sus copias rusas Geran-2, añade gravedad al suceso. Con capacidad de transportar entre 30 y 50 kilos de explosivos, representan un riesgo significativo para la población civil si impactasen en zonas urbanas.

El episodio además se produce en un contexto internacional de incertidumbre política. Observadores occidentales advierten que Moscú podría estar probando no solo las defensas aéreas, sino la cohesión política de la Alianza, especialmente tras los debates sobre el compromiso futuro de Estados Unidos con la defensa del bloque bajo nuevos liderazgos políticos.

Polonia en alerta máxima

En el terreno, las autoridades polacas han buscado transmitir calma a la ciudadanía. Tusk insistió en que la operación militar está concluida y que no existen motivos para el pánico. No se han registrado víctimas mortales ni heridos, aunque las tensiones han vuelto a colocar al país en estado de máxima vigilancia en sus fronteras orientales.

Los aeropuertos que fueron cerrados a lo largo de la madrugada, incluido el Aeropuerto Internacional Chopin de Varsovia, ya han reanudado sus operaciones. No obstante, el ejército sigue peinando áreas rurales en busca de restos de drones o posibles impactos que no hayan sido detectados.

El futuro inmediato dependerá de la respuesta conjunta que adopte la OTAN tras la petición de Polonia. Varsovia espera una declaración firme y acciones concretas de respaldo, mientras Rusia mantiene la estrategia de negar cualquier implicación.

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