Manifestación en Valdeorras: crece la indignación vecinal por la degradación del SERGAS

Valdeorras y su entorno, con una población envejecida y núcleos muy dispersos, cuentan con una estructura sanitaria mínima: un centro de salud por municipio, tres Puntos de Atención Continuada (PAC) en O Barco, Trives y Viana do Bolo, una Zona Especial de Urgencias (ZEU) en A Veiga y un único hospital comarcal. Esta red, según denuncian vecinos y profesionales, “no se ajusta a las necesidades reales del territorio”.

La falta de recursos humanos y materiales se ha convertido en un problema estructural. En los municipios de O Bolo, A Veiga y Rubiá, los centros de salud han perdido a su único médico titular. En otras localidades, las ausencias no se cubren y las consultas se cierran varios días o semanas, lo que obliga a los pacientes a desplazarse decenas de kilómetros para recibir atención. Esta situación provoca listas de espera cada vez más largas y retrasa los diagnósticos, con un impacto especial en los mayores y en quienes padecen enfermedades crónicas.

Desde la plataforma ciudadana señalan que existen demoras inéditas en las consultas de medicina de familia, agravadas por la escasez de pediatras y geriatras, lo que deja sin atención específica a dos colectivos especialmente sensibles. El Sergas, por el momento, no ha respondido públicamente a las críticas sobre la gestión de los recursos en esta área sanitaria.

Un hospital en declive y servicios recortados

En el caso del Hospital de Valdeorras, la situación no es mejor. Los vecinos denuncian que el centro ha perdido en los últimos años varios servicios fundamentales, como Urología, inicialmente presupuestado y suprimido sin explicación oficial. También alertan de la desaparición de plazas médicas y de enfermería, así como del traslado de coordinadores y jefes de servicio al Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO).

La inestabilidad entre los especialistas es otro de los puntos críticos. La constante rotación de profesionales dificulta el seguimiento continuado de las patologías y genera inseguridad entre los pacientes. Según la plataforma, el servicio de Medicina Interna, antaño columna vertebral del hospital, queda con frecuencia semanas enteras sin atender las consultas externas por falta de personal. El Sergas ha reconocido retrasos en los procesos de contratación, aunque defiende que se están “priorizando” las zonas rurales en la oferta de nuevas plazas.

 En muchos casos, las pruebas diagnósticas se entregan con retraso, impidiendo que los pacientes acudan a las consultas con el informe necesario. Además, la atención domiciliaria (HADO) es una de las menos dotadas de Galicia, muy por debajo de los niveles de otros distritos sanitarios.

Vecinos organizados ante el silencio institucional

La reactivada Plataforma Sanitaria de Valdeorras, s retoma su actividad después de años de parón. El colectivo acusa a la Administración gallega de abandonar de forma sistemática esta comarca periférica y de ignorar factores estructurales como la dispersión geográfica y el envejecimiento acelerado de la población. Reclaman medidas urgentes que incluyan más personal médico, refuerzo de las urgencias y la recuperación de los servicios hospitalarios suprimidos.

Los organizadores han anunciado actos informativos previos a la manifestación para explicar a los vecinos el alcance de sus demandas: el martes 28 de octubre en O Bolo, a las 19:00 horas, y el jueves 30, a las 20:00, en el Cineclub de Petín. Aseguran que la implicación ciudadana será clave para hacer visible un problema “que se ha cronificado con el paso del tiempo”.

Desde la Xunta de Galicia no se han pronunciado sobre la convocatoria n El Gobierno gallego sostiene que está desarrollando planes de incentivos para médicos rurales y que las áreas periféricas serán una prioridad en el nuevo Plan Sanitario de Galicia 2025-2028. Sin embargo, colectivos de pacientes y profesionales consideran estas medidas insuficientes y tardías. 

La situación en Valdeorras no es un caso aislado. Se repite en A Costa da Morte, O Morrazo o A Mariña lucense, zonas donde también se han reducido plantillas y las plazas médicas permanecen vacantes durante meses. Las organizaciones en defensa de la sanidad pública gallega alertan de un deterioro estructural en las áreas comarcales y de un proceso creciente de centralización hospitalaria que obliga a muchos pacientes a trasladarse a Ourense o Santiago para recibir atención especializada.