Gran operación contra el narcotráfico de heroína en Arousa con excavadoras en Vilanova

El despliegue de la Policía Nacional no solo inlcuye registros y detenciones en Vilanova y Ribadumia, sino que se hizo especialmente visible con la impactante imagen de excavadoras policiales, una señal inequívoca de que las autoridades buscan droga enterrada y oculta en el subsuelo. Esta acción, que arranca de investigaciones previas con ramificaciones hasta Pontecesures.


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Excavadoras de la Policía Nacional durante un operativo sobre narcotráfico, a 26 de noviembre de 2025, en Vilanova de Arousa, Pontevedra, Galicia (España).
Excavadoras de la Policía Nacional durante un operativo sobre narcotráfico, a 26 de noviembre de 2025, en Vilanova de Arousa, Pontevedra, Galicia (España).

La tranquilidad habitual de la comarca de O Salnés se ha visto interrumpida nuevamente este miércoles al amanecer, recordándonos que la batalla contra el crimen organizado en las Rías Baixas es una carrera de fondo sin línea de meta visible. Un imponente despliegue de las fuerzas de seguridad del Estado ha tomado posiciones en varios puntos estratégicos de Vilanova de Arousa y Ribadumia, marcando el inicio de una nueva ofensiva contra las redes de distribución de estupefacientes. Lo más llamativo de esta intervención no ha sido solo la presencia de patrullas, sino el uso de maquinaria industrial pesada rotulada con los distintivos policiales, lo que sugiere que los investigadores buscan zulos o alijos enterrados a gran profundidad.

 

El epicentro de esta operación se ha situado en el lugar de Currás, perteneciente a la parroquia vilanovense de Caleiro. Allí, los agentes han centrado sus esfuerzos en una finca concreta donde se sospecha que la organización criminal podría haber ocultado sustancias ilícitas o dinero en efectivo. 

 

Para llevar a cabo esta minuciosa tarea, se ha requerido la intervención de especialistas del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT), una unidad de élite conocida por su capacidad para encontrar lo que nadie ve, utilizando tecnología avanzada de sondeo y catas que guían el trabajo de las palas excavadoras sobre el terreno.

 

Fuentes cercanas a la investigación indican que el dispositivo policial, que continúa abierto y en plena ejecución, ya ha arrojado los primeros resultados tangibles. Aunque el balance oficial tardará en llegar, ha trascendido que ya se han efectuado varias detenciones relacionadas con la trama investigada. El movimiento de los agentes ha sido constante entre los municipios de Vilanova y Ribadumia, tejiendo una red de vigilancia y actuación que busca desarticular no solo la cúpula, sino también la logística de este grupo criminal asentado en el corazón de las Rías Baixas.

 

Agentes registrando una finca en Vilanova en una imagen de la CRTVG
Agentes registrando una finca en Vilanova en una imagen de la CRTVG

Ramificaciones que se extienden hasta Pontecesures

Este nuevo golpe policial no es un hecho aislado, sino la consecuencia directa de investigaciones previas que han permitido tirar del hilo hasta llegar a O Salnés. Según los datos que han trascendido, las pesquisas actuales derivan de una operación anterior desarrollada en otra comarca gallega distinta, lo que evidencia la gran movilidad y la interconexión de las bandas que operan en la comunidad. Se ha detectado un flujo de actividad delictiva que implica a dos sospechosos principales, a quienes se les atribuyen varios "pases" o transportes de mercancía ilícita, conectando los puntos de producción o almacenamiento con las zonas de venta.

 

Uno de los aspectos más preocupantes que ha revelado esta investigación es la reactivación de ciertos puntos negros de distribución minorista y mayorista. Las indagaciones apuntan a que uno de los destinos de la droga gestionada por los sospechosos era un poblado marginal situado en la localidad de Pontecesures. Este enclave ha cobrado protagonismo en el mapa del narcotráfico gallego tras el desmantelamiento progresivo de otros supermercados de la droga históricos, como el de O Vao en Pontevedra, demostrando cómo la miseria y la exclusión social siguen siendo el caldo de cultivo perfecto que las mafias explotan para mantener su negocio. De confirmarse que uno de las bases de los narcos es un poblado de Pontecesures, estaríamos ante una operación contra el narcotráfico de heroína, que es la droga más habitual que se vende al menudeo en las zonas chabolistas, no de una operación contra el narcotráfico internacional de cocaína, que tiene uno de sus epicentros en las Rías Baixas. Según la CRTVG, uno de los detenidos tiene antecedentes por, precisamente, el tráfico de heroína.

 

La coordinación ha sido clave en este despliegue. En el operativo participan unidades de la Policía Nacional de Vilagarcía de Arousa y Santiago de Compostela, apoyadas por los expertos del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO). Esta suma de fuerzas demuestra que, frente a la especialización de los clanes, el Estado responde con una cooperación interterritorial y departamental capaz de asfixiar las rutas de suministro en diferentes niveles.

 

Desde la esfera política, la respuesta ha sido de cautela absoluta para no entorpecer el trabajo judicial. El subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Abel Losada, ha comparecido ante los medios para confirmar la existencia de al menos tres registros domiciliarios, aunque ha evitado profundizar en los detalles operativos amparándose en el estricto secreto de sumario decretado por el juzgado competente.  

 

Losada ha querido aprovechar la ocasión para poner en valor el capital humano de las fuerzas de seguridad. En sus declaraciones, ha subrayado la exhaustividad y la dedicación de los agentes que, a menudo en condiciones complejas, mantienen una presión constante sobre las organizaciones criminales. El subdelegado ha insistido en que la ciudadanía gallega puede estar tranquila sabiendo que cuenta con profesionales de primer nivel, equipados con los medios necesarios para afrontar los desafíos que plantea un fenómeno tan cambiante como el narcotráfico

 

Con todo, a nadie se le escapa que la operación de este miércoles en Vilanova no es un hecho aislado, sino un capítulo más en una crónica de saturación policial y judicial sin precedentes. Los datos que manejan la Fiscalía Antidroga y el Ministerio del Interior dibujan un escenario preocupante: nunca antes había entrado tanta droga en España, y Galicia se mantiene como uno de los principales trampolines. 

 

El año 2023 cerró con unas cifras que pulverizaron todos los registros históricos, superando las 140 toneladas de cocaína incautadas en territorio nacional, un volumen que duplica o triplica las estadísticas de años anteriores. Este aumento exponencial no responde a una casualidad, sino a una sobreproducción masiva en los países de origen, especialmente en Colombia, donde los cultivos de hoja de coca han alcanzado máximos históricos.

 

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