Huelga de médicos el 3 de octubre en demanda de un estatuto propio y mejoras laborales
Los sindicatos O’MEGA y SIMEGA, mayoritarios entre el colectivo de médicos del SERGAS, convocan una jornada de huelga que podría paralizar gran parte de la actividad sanitaria en Galicia el próximo 3 de octubre. Reclaman un estatuto propio para los facultativos y denuncian la sobrecarga laboral y el deterioro del sistema. Mientras, l el Ministerio de Sanidad, que es la Administración responsable, guardaa silencio ante unas negociaciones estancadas.
Los sindicatos médicos O’MEGA y SIMEGA han convocado una jornada de huelga para el próximo 3 de octubre, un llamamiento que pone sobre la mesa el profundo malestar de los doctores del Servizo Galego de Saúde (SERGAS). El órdago busca forzar la creación de un convenio específico para los facultativos y denunciar el "deterioro" del sistema sanitario público, que se traduce en una presión asistencial insostenible para los profesionales.
El paro está convocado por O’MEGA y SIMEGA, dos organizaciones que, si bien no son mayoritarias en el conjunto del personal del SERGAS, sí ostentan una enorme capacidad de movilización entre el colectivo médico. Su representatividad en este grupo profesional es tan elevada que su llamamiento tiene el potencial de paralizar gran parte de la actividad no urgente en hospitales y centros de salud, desde consultas a intervenciones programadas, evidenciando su fuerza en la negociación.
La demanda central que articula la protesta es la apertura inmediata de una mesa de diálogo para diseñar un convenio franja específico para los facultativos del SERGAS. Esta figura, defienden, permitiría regular las condiciones laborales y los derechos particulares de los médicos dentro del nuevo Estatuto Marco que prepara el Ministerio de Sanidad. La aspiración a un estatuto propio, sin embargo, genera tensiones con otras fuerzas sindicales y con la propia administración.
El complejo encaje del estatuto médico
El conflicto en torno a un marco normativo propio para los galenos es uno de los puntos más complejos. Mientras O’MEGA y SIMEGA lo consideran una herramienta indispensable para reconocer la singularidad de su profesión, la Consellería de Sanidade y los sindicatos de clase como CIG, CCOO o UGT han apostado tradicionalmente por mesas de negociación conjuntas para todo el personal sanitario. Estas organizaciones suelen ser reticentes a acuerdos sectoriales que puedan fragmentar las condiciones laborales en el SERGAS, argumentando que las mejoras deben ser para el conjunto de los trabajadores. Por el momento, la administración gallega no se ha pronunciado oficialmente sobre esta nueva convocatoria de huelga, aunque las negociaciones a nivel nacional sobre el Estatuto Marco general siguen abiertas.
Uno de los problemas más acuciantes que denuncian los facultativos es la inmensa sobrecarga de trabajo, especialmente en Atención Primaria, el primer dique de contención del sistema. Los convocantes exigen medidas concretas e inmediatas, como la imposición de un límite máximo de 30 actos médicos por profesional y día. Esta cifra choca con una realidad en la que, según denuncian, las agendas superan con creces ese umbral, ahogando a los profesionales en un mar de tareas asistenciales y burocráticas que merman la calidad de la atención.
La jornada laboral es otro de los caballos de batalla. Los sindicatos reclaman la implantación efectiva de las 35 horas semanales y una solución para los excesos de jornada acumulados. Piden que el trabajo durante los sábados sea estrictamente voluntario, cuente con una remuneración específica y se garantice el descanso correspondiente. Esta reivindicación pone de manifiesto el agotamiento de unas plantillas que llevan años encadenando horas extra sin una compensación adecuada.
Las guardias y los MIR, en el punto de mira
Las condiciones de las guardias son calificadas como "irrenunciables" en su tabla de demandas. Los médicos exigen una regulación que humanice y homogeneice estos turnos en todas las áreas sanitarias de Galicia. Proponen que las horas de guardia presencial se abonen con un incremento del 175% sobre la hora ordinaria y que sean reconocidas a todos los efectos como tiempo de trabajo efectivo, poniendo fin a la precariedad asociada a esta parte esencial de su labor.
El futuro de la profesión también preocupa, y por ello ponen el foco en el colectivo de Médicos Internos Residentes (MIR). Las centrales sindicales consideran fundamental la equiparación plena de sus derechos y condiciones laborales con las de los facultativos adjuntos. Su objetivo es que cualquier mejora que se consiga para el personal sénior se aplique automáticamente a los residentes, garantizando un trato justo para quienes están en la base del sistema y son cruciales para su funcionamiento.
Además de estas cuestiones, el pliego de reivindicaciones incluye la creación de mesas de trabajo estables para las urgencias hospitalarias y extrahospitalarias, la actualización de los módulos de pago para los mayores de 55 años y un nuevo procedimiento para la carrera profesional.
Piden un reconocimiento extraordinario del grado correspondiente por los años de servicio, con efectos económicos retroactivos a 2018. En materia de Salud Laboral, exigen la aplicación rigurosa de los protocolos contra agresiones y la realización de evaluaciones de riesgos psicosociales, como ampara una reciente sentencia del Tribunal Supremo, para proteger la integridad física y mental de los profesionales.
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