Así son los nuevos clanes del narcotráfico gallego: más internacionales, más diversificados y siempre fiables

En lo que llevamos de año se han intervenido en Galicia más de 6 toneladas de cocaína en operaciones contra el narcotráfico internacional.  Además, clanes gallegos están detrás de los dos alijos de más de 1,3 toneladas descubiertos en el invierno en la zona de Leiria, Portugal.

Una volumen que sólo se superó en 2020, cuando, aprovechando que en teoría las fuerzas del orden estaban centradas en controlar la ciudadanía durante la pandemia, los clanes se dieron a un estajanovismo, que llevó a las fuerzas del orden a aprehender 13 toneladas en seis meses.

Con el abordaje del pesquero venezolano Sophie a finales de julio, son por lo menos ocho las operaciones contra el narcotráfico internacional en la que se han intervenido 50 kilos o más de fariña este año en el país. 

En definitiva, los números no mienten, el narcotráfico gallego lleva años trabajando a todo pistón, a un nivel comparable al de los sus años dorados, finales de los 80 y principios de los 90.

DIFERENCIA ENTRE NUEVOS Y NARCOS CLÁSICOS

A diferencia de los grandes nombres de aquel primer boom del tráfico de cocaína en nuestras costas, los nuevos narcotraficantes son desconocidos para el gran público. 

Los clásicos siguen siendo fuente de titulares, la mayoría de las veces a su pesar. Marcial Dorado por su pasada amistad con Alberto Nuñez Feijóo, Sito Miñanco por sus problemas con la Ley -acaban de ratificar que irá a juicio por la Operación Mito-, Falconetti por el atropello en Vilanova, etc.

  Al único que no le molestna los focos es a Laureano Oubiña, que se pasea por el país promocionando su libro -Toda la Verdad, ahora es mi turno- y ganándose la vida como comerciante de ropa con su cara en mercadillos.

A diferencia de aquellos tiempos en los que personajes como Miñanco se convirtieron en héroes populares para algunos y archivillanos para otros, nadie sabe quien son los grandes capos del tráfico de cocaína en Galicia ahora. Al menos el gran público no los conoce.

Como mucho, suenan los nombres de algunos clanes recurrentes, os panadeiros, os santorum, os pasteleiros, etc. cuando la Policía los detiene en operaciones que no siempre acaban en condenas. 

Hay varios motivos que explican este semi-anonimato. El primero, es que hace tiempo que los narcos gallegos han aprendido que es mejor volar bajo radar para tener más opciones de esquivar a las fuerzas del orden. En segundo lugar porque, al fin y al cabo, ellos son simplemente intermediarios y sus clientes valoran, además de su seriedad -un gallego puede perder un alijo en un naufragio o en una operación policial pero no va quedarse nunca con la droga- su discreción.

Y es que a pesar de la mitología que se ha ido construyendo sobre el narcotráfico en Galicia -mitología que Netflix volverá a explotar con el estreno de Clanes, la serie que Tamar Novas y Clara Lago filmaron esta primavera- lo cierto es que el papel de los gallegos en las redes internacionales es secundario, aunque imprescindible. 

Su rol sigue siendo el que era, introducir los estupefacientes desde el extranjero a Europa, ya sea por las costas de Galicia, de Portugal o de Asturias. Esconderlos brevemente y entregarlos a alguna mafia a cambio de un porcentaje de su enorme valor. 

Los clanes gallegos que introducen la cocaína a bordo de pesqueros, planeadoras, veleros y mercantes no se dedican a la distribución. De hecho, es frecuente que cuando cae alguno narco  de medi pelo cae con una cantidad modesta de fariña,el producto proceda de otros puntos de España.

De Galicia salen toneladas y vuelven unos kilos para el trapicheo local. Siempre fue así, la cocaína a pie de calle es mucho más cara en el país que en las grandes urbes europeas porque, entre otros factores, ha pasado por más intermediarios. 

MÁS SOCIOS INTERNACIONALES

Una diferencia clave entre los clanes actuales y los viejos pioneros del narcotráfico es el nivel de internacionalización. Hace décadas, los gallegos se limitaban a hacer de intermediarios entre los sudamericanos -sobre todo colombianos- y las mafias europeas, a menudo holandeses o italianas.

Sin embargo, estos roles tradicionales -suministrador sudamericano, transportista gallego y distribuidor europeo- están cada vez más diluidos. Así lo prueba, por ejemplo, la detención de colombianos en el mayor laboratorio de transformación de pasta de coca de Europa incautado jamás, el desmantelado este año en Cerdedo - Cotobade. Los colombianos no solo usan Galicia como puerta de entrada, empiezan a utilizarla también como base logística de transformación y redistribución. Algo muy preocupante, dada la violencia que viene aparejada con estos grupos.

Los gallegos ya no hacen de transportistas solo para colombianos. Cada vez es más su implicación con las mafias andaluzas y gibraltareñas. Los transportistas del Estrecho han logrado entrar en contacto con los grandes clanes sudamericanos -colombianos y mejicanos- y a veces subcontratan a los fiables gallegos para la logística.  Por ejemplo, el país sigue siendo la cuna de las narcolanchas. Empresarios gallegos fabrican en naves del país o de Portugal las planeadores que después surcan no solo el Atlántico, también el Estrecho de Gibraltar. El año pasado cayó una red que fabricaba narcolanchas en Galicia que posteriormente se emplearían para la introducción de grandes cantidades de hachís en aguas del estrecho de Gibraltar.

Otros actores relativamente nuevos son las mafias del Este. Tradicionalmente ligadas al tráfico de heroína, en los últimos años han utilizado a los clanes galaicos para importar cocaína sudamericana con la que diversificar su negocio. Así lo prueba, por ejemplo, la detención de varios ciudadanos albaneses en aldeas de Lugo y A Coruña, donde estaban a cargo de plantaciones de marihuana con las que se financió, dice la Policía, los 1,5 toneladas de cocaína que iban a bordo del Sophie.

La del pesquero Sophie abordado por el Petrel I cuando llevaba 1,5 toneladas en aguas de Cabo Verde a finales de julio es la octava operación de gran calado de las fuerzas del orden contra el narcotráfico internacional relacionado con Galicia:

• En abril, el cadáver de un narco gallego apreció flotando cerca de dos alijos con más de 1,3 toneladas de cocaína tras un desembarco en Peniche da Cima, Portugal.

• En marzo, la Policía Nacional de Colombia incautó en el puerto de Cartagena de Indias un contenedor con 1,3 toneladas de cocaína, que tenía como destino el Puerto de Vigo.
• En marzo, 50 kilos de esta droga fueron descubiertos en otro contenedor a bordo de un barco recién llegado al Puerto de Vigo procedente de Brasil.
• En abril, una macrooperación descubría el mayor laboratorio de transformación de pasta de cocaína localizado hasta la fecha en Europa oculto en una granja de Cerdedo-Cotobade. Se aprehendieron entonces s 1.300 kilos de pasta base de cocaína.
• El mismo mes en otra granja de Pontevedra se descubrieron 220 kilos de cocaína que manejaba una banda que también utilizaba un taller de Vigo para modificar vehículos en los que esconder la sustancia.
• En marzo ocho personas  fueron detenidas por transportar más de 600 kilogramos de cocaína desde Colombia hasta el Puerto de Vigo en un barco procedente de Colombia.
• En junio, la Guardia Civil encontró dos mochilas con 21 kilos de fariña en la cubierta de un buque carbonero en Ferrol procendete de Colombia.
• El mes pasado la Benemérita arrestó una banda acusada de intentar introducir más de 6,5 toneladas de cocaína procedente de Sudamérica por Algeciras tras fracasar en el intento de meter 1,2 toneladas por el Puerto de Vigo.