Otro posible suicidio en el ascensor Halo de Vigo reabre la polémica
El hallazgo en la mañana de este jueves de un cadáver en avanzado estado de descomposición a los pies del ascensor Halo de Vigo, en una zona de intensa vegetación que impedía ver el cuerpo a simple vista, vuelve a situar a esta infraestructura en el centro de la preocupación social y municipal por su vinculación reiterada con sucesos trágicos.
La posibilidad de que la muerte esté relacionada con una caída desde lo alto del Halo, aunque todavía sin confirmar a la espera de la autopsia, revive un debate latente desde la inauguración de la estructura sobre la seguridad y la prevención de suicidios en este emblemático ascensor panorámico.
Desde su apertura, el Halo ha sido escenario recurrente de suicidios, marcando los primeros meses de funcionamiento con varios episodios fatales. Los dos primeros casos, registrados con apenas unos días de diferencia —el primero antes incluso de la inauguración oficial—, pusieron en alerta tanto a la ciudadanía como a las autoridades municipales. Un joven de 31 años y otro de 21 se precipitaron desde la plataforma superior de este ascensor de 45 metros de altura, conectando el Centro Vialia con el centro urbano, dando la alarma sobre sus condiciones de seguridad y sobre el riesgo de convertirse en un lugar proclive a este tipo de tragedias.
Las reacciones sociales y políticas no se hicieron esperar. La asociación de vecinos Zona Centro de Vigo reclamó de inmediato medidas drásticas y urgentes para evitar tanto accidentes como conductas suicidas, subrayando que no se habían implementado todos los dispositivos de protección ni mecanismos disuasorios necesarios desde el primer momento. Entre las propuestas impulsadas por los vecinos destacó la instalación de pantallas protectoras de cristal diseñadas para mantener la experiencia panorámica sin poner en riesgo la seguridad, así como la restricción del acceso al mirador abierto o incluso el cierre temporal de la infraestructura hasta asegurar su acondicionamiento completo frente a estos riesgos.
En respuesta, el Ayuntamiento de Vigo reaccionó reforzando la vigilancia policial en el entorno del Halo e iniciando valoraciones técnicas y reuniones de urgencia entre jefes de servicio, técnicos y representantes políticos para buscar soluciones. Así, se han establecido turnos de patrullaje tanto de la Policía Nacional como de la Policía Local, vigentes especialmente durante las primeras semanas tras los suicidios, para disuadir conductas de riesgo e intervenir rápidamente en caso de detectar cualquier comportamiento sospechoso o situación peligrosa en la estructura. No obstante, desde el ámbito vecinal se critica que esta medida resulta insuficiente por su carácter temporal y por no abordar de fondo el riesgo permanente que representa una caída desde la terraza superior del Halo.
A pesar de los esfuerzos, la controversia persiste sobre la propia naturaleza de la intervención municipal: mientras el estudio de arquitectos responsable del Halo defiende la seguridad de la infraestructura, los vecinos y diversos colectivos sociales insisten en la urgencia de incorporar más barreras físicas disuasorias de carácter permanente y mejoras inmediatas en la protección en altura, particularmente ante el perfil abierto y la facilidad de acceso a puntos críticos de la estructura.
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