Los médicos deberían haber realizado una biopsia del tumor, pero cortaron por lo sano extiprando el útero y parte de la vagina y del intestino sin esperar a esta prueba. Finalmente se demostró que era una simple tumor benigno.
Tras la intervención de cesárea la mujer presentaba sangre en la orina, lo que hizo sospechar de rotura vesical, pese a lo cual no se tomaron las medidas oportunas en el postoperatorio.