Rancio por la forma (insultos), totalitario por el fondo (en esencia parecen negar el derecho de las mujeres a ser protegidas frente a los abusos) y frívolo porque tengo la sensación de que muchos de sus críticos y críticas no se leyeron la ley. No hay dudas de que la violencia de género en España, y en Galicia, es un problema de la máxima gravedad tal que exige con urgencia medidas tanto de prevención y sensibilización -por parte de las autoridades públicas, agentes económicos y sociales, servicios sanitarios, entidades educativas, partidos políticos...-, como de detección -con una responsabilidad especial por parte de las instituciones públicas-, respuesta -en los ámbitos judiciales, educativos...- y asistencia -sanitaria, psicológica, laboral...- a las víctimas de las agresiones.