Por segunda vez en una semana, Dinamarca tiene que cerrar uno de sus principales aeropuertos ante la presencia de drones no identificados. Si a esto le sumamos las recientes violaciones del espacio aéreo de Estonia, Polonia y Rumanía, parece claro que el Kremlin está intentado intimidar a Europa para que no ofrezca garantías de seguridad a Ucrania.
Los sindicatos de ambos alertan de que el cambio "tiene potencial de afectar gravemente a la seguridad aérea".