Quo Vadis PSOE?

Manoel Barbeitos
Economista

Una de las situaciones mas preocupantes, para cualquier demócrata gallego y español, y actual confusión político-ideológica en la que se mueve el PSOE que dice querer representar en exclusiva la izquierda (“la  izquierda somos nosotros”) tal como se no había habido mas izquierdas. Digo confusión por no decir regresión. Preocupante por que, hoy por hoy y segundo todas las encuestas, aun atrae a una parte importante del electorado (23% en España, 18% en Galicia).


Sin embargo el PSOE actual no hace mas que seguir lo que es una práctica histórica de la socialdemocracia que sin dejar nunca de ser reformista, combina una retórica radical –en algún rato histórico incluso revolucionaria- con una praxis moderadamente reformista que nos tiempos actuales, a partir de los años ochenta del siglo pasado, adoptó formas socioliberales.


De siempre la socialdemocracia fue fuertemente anticomunista, excepto contadas excepciones debidas mas al oportunismo del momento – PSF con F. Miterrand- o al pragmatismo de sus líderes – PSP con Pedro de Sousa- que al propio convencimiento. Algo que hoy se puede comprobar en el PSOE con el matiz de que el anticomunismo se transformó en un antipodemismo –UNIDOS PODEMOS-. Bien es cierto que destacados dirigentes de este último le facilitan el camino, muy especialmente el líder del Podemos Pablo Iglesias. Una praxis que hace imposible a necesaria unidad de las izquierdas en España al tiempo que impide que el PSOE sea hoy quien de liderar frente al PP una fuerte oposición de las izquierdas que, sin dudas, contaría con uno amplísimo apoyo popular. Lo mas preocupante es que esta permanente mirada por el retrovisor le impide a Pedro Sánchez, y su equipo, ver como la derecha (PP y Cs) se recompone de su crisis ( Cs está ganando lo que pierde el PP) y se prepara para seguir gobernando, o cuando menos para seguir siendo hegemónica, muchos años mas.


Un conflicto te este –praxis/retórica- que sí ya me los había visto primero con Felipe González y tarde con Jose Luís Zapatero, ahora estamos viendo con Pedro Sánchez un día sí y otro también. Dejando a un lado, aunque es mucho dejar, el vergonzoso repliegue (2011) que supuso la reforma express de la Constitución Española (artículo 135) el PSOE no deja de apoyar, incluso entusiasticamente, las medidas mas regresivas del gobierno actual del Partido Popular (PP), tanto en materia de política económica como de (contra)reforma del estado de las autonomías y de retroceso en derechos humanos.


Durante la última gran recesión  el PSOE, en línea con la socialdemocracia europea, se alineó con las políticas neoliberales de consolidación fiscal (“ austericidio”) y rebaja salarial que a cuadriga (Consejo Europeo, Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), liderada por Alemania, impuso en toda la eurozona. 


Entre las mas tristes evidencias de este alineamento estuvo, por caso, su apoyo a cuadriga en el llamado rescate de Grecia que no fue mas que un auténtico castigo al pueblo griego, un “aviso a navegantes”. Unas políticas que, como estamos viendo, mantienen el desempleo en niveles elevados, disparan la desigualdad e incrementan la pobreza muy especialmente en los estados europeos del sur. Algo que sucede sin que por eso ser capaz de reducir la deuda pública pero que, sin embargo, sí destrozan el estado de bienestar –una conquista de la que la vieja socialdemocracia había sido “responsable”-. En ningún momento el PSOE, y la mayoría de la socialdemocracia europea, fue quien de hacer oposición la este alineamento europeo a pesar de las evidencias. Cabe, por tanto, preguntarse: ¿qué fue de aquella socialdemocracia que defendía el pleno empleo y el estado de bienestar?, ¿qué fue de aquella socialdemocracia que propugnaba la solidaridad?.


Frente a ampliamente reivindicada reforma del estado de las autonomías –especialmente desde las comunidades llamadas históricas- el PSOE mantuvo de siempre una postura ambivalente. Acuérdense, por caso, como ejemplo lo que le pasó a Pascual Maragall (2003-2006) cuando la frente del gobierno tripartito catalán (PSC, ERC, ICV), intentó una reforma en clave moderadamente federalista del estatuto catalán. Un objetivo que, a pesar de contar con el apoyo de la mayoría de pueblo catalán (confirmada en el referéndum del 2006 con un 74% de los votos favorables al nuevo estatuto), tuvo al propio PSOE cómo contrincante frontal (acuérdense las durísimas declaraciones de Alfonso Guerra, luego presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, sobre el Estatut catalán aprobado por el Parlament) aun cuando P. Margall era militante de ese partido (PSC). Pero podemos ir mas atrás y recordar también el pasado con el Estatuto de Autonomía de Galicia (1981) cuando un sector de PSdG-PSOE tuvo que luchar bravamente –el que esto escribe participó en esa lucha- con la dirección federal del PSOE, y también con destacados miembros del mismo PSdG-PSOE, para que el Estatuto de Autonomía, en la versión actual, no quedase   desnaturalizado y convertido en un estatuto de tercera fila, en una mera descentralización administrativa. Ahora, con Pedro Sánchez, el PSOE parece querer aparecer de nuevo cómo uno de los abanderados del españolismo mas rancio y así frente al independentismo catalán y, en definitiva, ante la necesaria reforma del Estado de las autonomías el PSOE, una vez mas, presenta su cara mas centralista pensando en ganarse así el voto españolista compitiendo con el PP y Cs por ver quien representa mejor el nacionalismo español. Una postura, reflejada en su apoyo a aplicación del artículo 155, que coloca en una situación extremadamente difícil a sus compañeros del PSC, PSE y PSdG. Algo que podemos ver ahora de nuevo con motivo del ataque por parte del gobierno español (PP) al modelo lingüístico catalán frente a lo que el PSOE vuelve a mostrar su conocida ambigüedad y las no menos conocidas diferencias internas que obligan, por caso, a Iceta (PSC) a continuos desmentidos o entresijos. De seguir así no me extrañaría que acabará alineándose con aquellos ( Cs) que también quieren desnaturalizar el cupo vasco. Las señales de algunos varones del PSOE son preocupantes.


En un artículo anterior escribía como en España, y por tanto en Galicia, estaban asistiendo a un gravísimo retroceso en materia de derechos y #libertad democráticas. Retroceso debido a las medidas políticas anticonstitucionales ( vid. capítulo II de la C.Y.) adoptadas por el gobierno de Mariano Rajoy (PP) quien intenta así tapar tanto las miserias de sus continuas prácticas corruptas como los efectos de sus políticas recesivas. Retroceso que, por caso, supone situar al toda persona, colectivo, periodista, medio de comunicación, ayuntamiento o gobierno autonómico crítico con el sistema en el foco de la persecución política, judicial o policial. Autentica involución (“en España vas a la carcel por escribir una canción pero no por saquear una banca pública”) delante de la cual el PSOE viene adoptando una posición política que, siendo suaves, podemos calificar de extremada moderación. Una actitud que no resulta digna de un partido que dice representar, en exclusiva, la izquierda española. No digna por que la auténtica socialdemocracia es aquella que lucha con todas las sus fuerzas contra los enemigos de la democracia. Aunque la verdad es que la historia de la socialdemocracia europea en la defensa de los derechos y las libertades democráticas presenta demasiados agujeros negros. Ahí están las hemerotecas para quien tenga dudas.


Por estas razones, y otras mas que darían para uno nuevo artículo (como por caso: sigue siendo el PSOE un partido obrero, republicano y laico?), considero que el PSOE no es hoy, de ningún modo, un partido antisistémico. Dejó de serlo hace tiempo como le pasó a la mayoría de la socialdemocracia europea. 

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