#Claves de la semana

Trabajadores afiliados cada vez más viejos y otros desafíos para la lucha sindical en España y Europa

Los trabajadores celebran el primero de mayo en el marco de una crisis económica y social por la pandemia que ha disparado el paro y agravado la ya asfixiante precariedad. Pese a sus problemas, los asalariados no están apoyándose más en los sindicatos, pues España es el país europeo con menos porcentaje de afiliados. ¿Por qué?


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Los trabajadores celebran el primero de mayo en el marco de una crisis económica y social por la pandemia que ha disparado el paro y agravado la ya asfixiante precariedad. 


Pese a sus problemas, los asalariados no están apoyándose más en los sindicatos, pues España es el país europeo con menos porcentaje de afiliados. ¿Por qué? 


El secretario general de CCOO, Unai Sordo, y el de UGT, Pepe Álvarez, al comienzo de la rueda de prensa por el 1 de Mayo.

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, y el de UGT, Pepe Álvarez, al comienzo de la rueda de prensa por el 1 de Mayo.  


El movimiento sindical está en sus horas más bajas. "Aunque la brecha existente entre la sindicalización de los trabajadores jóvenes y mayores no es nueva, la cifra de personas jóvenes que han accedido a un sindicato ha retrocedido en los últimos años en la mayoría de los países europeos. La edad media de los afiliados está creciendo y supera a la de los trabajadores asalariados en general", relata la Fundación Primero de Mayo en el informe 'Un futuro sombrío: la afiliación sindical en Europa desde el año 2000'. 

Screenshot 132FUNDACIÓN PRIMERO DE MAYO


Según el gráfico, la afiliación en esos veinte países --incluyendo España-- pasó  de 40,2 millones en 2000 a 36,1 millones en 2016. Es decir,  se contrajo una tasa media del -0,7% anual en el conjunto del periodo, pero con un retroceso ligeramente superior del- 0,8% en los años más recientes. 

Screenshot 133


Al mirar país por país, se puede observar que España es de los Estados donde el movimiento sindical ha sufrido una mayor caída --comparando el periodo 2000-2009 con el de 2010-2017--.  El mayor desplome se registra en Eslovenia (-7,6%), seguido de otros dos países de ECO, Estonia (-6,0%) y Eslovaquia (-4,9%). La tasa también se acerca al cinco por ciento en Portugal (-4,8%).  Le sigue Croacia (-4,0%), República Checa (-3,6%), España (-3,6%), Letonia (-3,3%), Lituania (-3,2%), Chipre (-2,6%), Irlanda (-2,5%), Bulgaria (-2,2%) y Países Bajos (-2,1%). 


Entre los Estados que registran caídas pronunciadas, España es el único país de gran tamaño.  Es decir, el ritmo de caída tiende por tanto a ser superior en los países más pequeños, es decir, aquellos cuyo número de afiliados es inferior al millón. 


El FUTURO DE LOS SINDICATOS


Hay cuatro escenarios posibles en relación con el futuro de los sindicatos, según apunta el profesor neerlandés Jelle Visser. Se trata de situaciones que no son excluyentes, se están

produciendo simultáneamente, aunque en grado diferente según el ámbito profesional,

la industria o el país europeo.

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El primer escenario es que el envejecimiento de los sindicatos sea como un funeral: están caminando hacia la extinción con el respaldo de las tendencias sociales actuales. Esto supondría un futuro sin sindicatos y la pérdida final de relevancia de estos como forma organizada de voz y representación colectiva. 


El segundo escenario se basa en un contexto en que los sindicatos cada vez parecen menos atractivos "para los de fuera", representando solo los intereses y necesidades de "los de dentro". Así, los sindicatos acaban aferrándose al poder y particularmente, al sector púbico, estando ausentes en industrias nuevas. Este contexto justifica que en España cada vez haya más sindicatos dedicados a profesiones concretas, ya que muchos profesionales ya no se sienten amparados por las grandes organizaciones obreras españolas, como UGT o CC.OO. 


Un tercer escenario consiste en la sustitución de las formas actuales de sindicalismo por otros tipo de representación colectiva,  basada en la legislación, promovida por iniciativas empresariales, o bien derivada de movimientos de base. "La eficacia y sostenibilidad de estas alternativas está por ver", explican en el informe de la Fundación Primero de Mayo. 


El último escenario plantea que los sindicatos evolucionen como organizaciones que aprenden”, los sindicatos son capaces de re-empoderamiento, renovación o revitalización a través del desarrollo de estrategias innovadoras o el redescubrimiento de algunas antiguas . Esto supondría que los sindicatos cuentan con el potencial necesario para invertir la actual tendencia en la afiliación y seguir siendo un poder compensatorio tanto en el mercado laboral como en la sociedad. 


LA EVOLUCIÓN DE LOS DOS GRANDES SINDICATOS ESPAÑOLES


En el libro 'Historia y política: Ideas, procesos y movimientos sociales', del catedrático de Historia Contemporánea Manuel Redero San Román, se analiza la evolución de los dos principales sindicatos de España, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT), desde el fin del franquismo. El autor identificó ya en 2008 un hecho clave que explica la pérdida de popularidad de estas organizaciones obreras: han pasado de la movilización a la gestión. 


Según relata Redero, Comisiones Obreras (CC.OO), la organización de mayor implantación social en la lucha antifranquista, adquirió un gran protagonismo en los meses posteriores a la muerte de Franco, aunque no logró imponer su proyecto de construir una central sindical unitaria en la que estuvieran representados todos los trabajadores.


Entonces entró en juego la Unión General de Trabajadores (UGT), que volvió a recuperar fuerza, creando un escenario de dualidad y politización entre los dos sindicatos. La lucha sindical se fue desarrollando, al tiempo que el modelo autoritario de relaciones laborales de la dictadura era sustituido por otro de carácter democrático. 


 Los sindicatos, en especial la UGT, exploraron desde 1979 la vía de la concertación social y de los pactos neocorporativos, pero según Redero, en 1986 dicha vía quedó abandonada. "Emprendieron a partir de entonces una estrategia unitaria, muy politizada, que estaba destinada a lograr importantes reivindicaciones sociales y un cambio en la política económica y que generó una gran conflictividad", afirma. 


Sin embargo, el pulso que los sindicatos no pudieron ganar al Gobierno terminó por llevarlos a un terreno en el que la gestión de los intereses de los trabajadores en el marco del Estado del Bienestar acabó por predominar sobre las cuestiones de mayor dimensión político-ideológica.


Con este contexto, el porcentaje de afiliación sindical en España retrocede año tras año. En 2019, no llegaba al 13,5% de la población trabajadora , marcando el porcentaje más bajo de la UE. ¿Ha muerto el movimiento sindical en España?  Causas sociológicas como el aumento de los trabajadores de servicios cualificados o la fuerte adscripción ideológica que algunos rechazan, pueden estar contribuyendo a la extinción. "Adaptarse o morir", decía Darwin. Tomen nota. 


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