#Claves de la semana

​Un ataque homófobo a una familia en Cabo de Cruz consigue que toda la aldea se vista con la bandera arcoíris

La reacción de la aldea de Cabo de Cruz (Boiro) al vandalismo y el ataque de intolerancia que sufrió uno de sus vecinos refuerza la lucha del colectivo LGTBI justo en el Día del Orgullo. Pablo Chouza, víctima de esta agresión, relata para Galiciapress como vivieron él, su mujer y sus dos hijos pequeños este suceso que, lejos de hacerles retroceder, ha puesto más en valor si cabe el significado pedagógico de su acción llenando la zona de banderas LGTBI.


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La reacción de la aldea de Cabo de Cruz (Boiro) al vandalismo y el ataque de intolerancia que sufrió uno de sus vecinos refuerza la lucha del colectivo LGTBI justo en el Día del Orgullo.


Pablo Chouza, víctima de esta agresión, relata para Galiciapress como vivieron él, su mujer y sus dos hijos pequeños este suceso que, lejos de hacerles retroceder, ha puesto más en valor si cabe el significado pedagógico de su acción llenando la zona de banderas LGTBI.


“La respuesta de la aldea es lo que hay que sacar a la luz, porque parece que Cabo de Cruz solo sale en las páginas de sucesos o cuando el club de remo gana algo, pero demostramos que aunque parecía que algunos lo tenían olvidado no es así y que todos estamos del lado de la educación y el respeto”


Cabo de cruz

Vivienda de Pablo Chouza en Cabo de Cruz | Foto: IG


“Casa do maricón”. Así amaneció el sábado por la mañana la vivienda de Pablo Chouza, vinculado al mundo de la fotografía y maestro “aunque no ejerzo”, con pintadas en toda la fachada después de que, un día antes, colgase la bandera LGTBI en una de sus ventanas. “Maricón” en la puerta, una bandera de España pintada con spray y “España” en letras rojas son el acto vandálico e intolerable que sacudió la aldea de Cabo de Cruz, en Boiro.


Para Pablo y su pareja, que ondease la bandera arcoirís en su casa era importante en su labor como padres de dos niños de siete y diez años, a los que por encima de todo intentan “educar en igualdad”. “Teníamos la bandera comprada desde hace mucho para poner este mes y explicarle a los niños lo mismo que le enseñamos siempre y a diario, pero con la intención de visibilizar nuestro apoyo a las diversidades sexuales y el respeto”, comenta Pablo.


Esto ocurrió el viernes por la tarde, pero el sábado por la mañana, cuando salió a hacer unos recados, se encontró con las pintadas en la puerta de su casa. Su primera reacción fue buscar a su familia para que viesen lo que había ocurrido. “Boquiabiertos, shock, algo de miedo... nunca pensamos que fuese a significar algo así”, relata el afectado, que posteriormente presentó la denuncia correspondiente ante la Guardia Civil.


“Este no es un tema menor, no es menos importante que una agresión. Hay que intentar atajarlo y arreglarlo”, incide Chouza. Con todo, en Cabo de Cruz, una pequeña aldea pesquera que mantiene en su geometría los callejones y calles estrechas, es complicado que alguna de las pocas cámaras que pueda haber captase el momento de las pintadas. “Tal vez en las tiendas si alguien compró un spray así recientemente...”, sugiere.


"ESTO LO VIVE EL COLECTIVO CADA DÍA"

No obstante, pese a la agresión, el gesto reivindicativo de esta familia no cayó en saco roto, ya que si querían instruir a los niños en tolerancia, los pequeños aprendieron también cuál es la cara oculta. “No lo pusieron botando. El viernes les explicábamos que era la tolerancia y el sábado estábamos hablando de la intolerancia”, comenta Chouza, a la vez que agrega que no hace falta pertenecer al colectivo para reivindicar esta lucha.


En mi familia no hay nadie homosexual, o trans, o de otro género... Pero a raíz de esto estamos viviendo una situación muy incómoda. Justo la que viven muchas personas cada día por su condición, que es la realidad que intentamos hacer ver a los niños”, razona. 


CABO DE CRUZ ARCOÍRIS

Sin embargo, destaca por encima de todo un tercer punto, tal vez el más notable: “La respuesta de todos los vecinos”. “Vecinos, amigos, conocidos, no conocidos, gente llamando a mi puerta para darme apoyo, ofreciendo su ayuda para limpiar las pintas si fuese preciso...brutal”, narra. Clubes deportivos y el propio Concello de Boiro también sumaron fuerzas en este caso y en la casa consistorial boirense ya se puede ver la bandera arcoíris, que ahora engalana todo Cabo de Cruz después de una oleada de pedidos.


“La mayoría llegan hoy, porque muchos recorrieron el Barbanza buscándolas en tiendas pero no las encontraban”, explica Chouza, a la vez que apostilla que por el contrario, las banderas de España, y en época de Eurocopa, “las había a patadas”. Tanto es así, que este mismo lunes, al lado de la casa de Pablo, que mantendrá tanto los grafitis como la bandera, han pintado un paso de peatones con los colores del arcoíris. Precisamente, su gesto de mantener tanto la pintada como las banderas se convirtió en un símbolo mucho más fuerte que “todo el mundo puede ver”.



“La respuesta de la aldea es lo que hay que sacar a la luz, porque parece que Cabo de Cruz solo sale en las páginas de sucesos o cuando el club de remo gana algo, pero demostramos que aunque parecía que algunos lo tenían olvidado no es así y que todos estamos del lado de la educación y el respeto”, puntualiza Chouza.


EDUCACIÓN PARA PEQUEÑOS Y MAYORES

En su día, España fue uno de los primeros países en el mundo en aprobar la unión de personas del mismo sexo e, históricamente, ha sido considerada una de las naciones más tolerantes con la diversidad sexual, una imagen que proyecta internacionalmente. Pese a todo, parece que en los últimos tiempos se reproducen esta clase de sucesos, como el de Cambados hace unos meses. Cuestionado por esta involución, Chouza lamenta que se “normalicen las animaladas” y lleva la pelota al tejado de los medios de comunicación, a los que responsabiliza en muchos casos de “generar odio, soltar bulos y normalizar esta situación”.


Afortunadamente, tanto Pablo como su pareja, docente, perciben que algo está cambiando y que en los niveles de educación infantil y primaria el profesorado está muy volcado en instruir a los más pequeños en igualdad y respeto, tratando de cortar de raíz todas las conductas homófobas y normalizando la diversidad sexual.


“En secundaria ya no puedo asegurarlo y en los hogares de cada uno es imposible de saber qué pasa. Los padres somos espejos y no todos los chicos y chicas tienen esa facilidad para la tolerancia del diferente. La educación tal vez tendría que ser para niños y mayores”, afirma Chouza. Ahora, a partir de un suceso tan desagradable, la mejor enseñanza es la que encontramos en las aceras de Cabo de Cruz, en sus ventanas y en las palabras de Pablo: “Que la gente viva libre, tranquila, respetando y sin molestar a los demás”.    

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