Docenas de positivos tras ser obligados a, según los sindicatos, comer sin distancia en Surexport

Sindicatos como Comisiones Obreras (CC.OO) o el Sindicato Labrego Galego (SLG) han presentado denuncias ante Inspección de Trabajo y las autoridades competentes tras los brotes y la muerte de un temporero en Surexport, en la Terra Chá. 

Jose Luis López, secretario general de la Federación de Industria de Comisiones Obreras en Lugo, relata para Galiciapress las polémicas en las que se ha visto envuelta la compañía. Este domingo se confirmó un foco de coronavirus que afecta a una treintena de empleados, según la versión oficial.

Los sindicatos elevan el número de afectados hasta el medio centenar, denuncian las condiciones laborales a las que son sometidos los temporeros e indican que pueden estar relacionadas con la muerte de un trabajador rumano de 27 años. También critican la opacidad de una compañía que se resiste a permitir la libertad sindical. Galiciapress ha intentado ponerse en contacto con la compañía para obtener su versión de los hechos. Por ahora no hay respuesta por parte de Surexport a esta petición. 

Una pasada protesta a principios de Agosto de sindicalistas frente a Surexport en una imagen del SLG 

Este agosto, al contrario de lo que pudiera parecer, los teléfonos de las centrales sindicales de Lugo echaban humo. Todavía están calientes y, nada más descolgar, todos preguntan lo mismo al que se encuentra al otro lado de la línea: “¿Qué es? ¿Por lo de Surexport, no?”. Todos quieren saber qué está ocurriendo en la empresa andaluza afincada en Lugo desde hace varios años, especializada en la producción de fresas, moras, frambuesas o arándanos y envuelta en varias polémicas recientes.

Surexport lleva más de ocho años instalada en Guitiriz. La firma, que nació en Huelva, cuenta además con plantas en Baamonde, Cospeito o Castro de Rei. Sin embargo, los titulares que acapara no son por la calidad de sus productos: un joven temporero muerto en extrañas circunstancias, un brote con más de 30 afectados -algunas fuentes sindicales elevan la cifra hasta el medio centenar-, acusaciones de condiciones laborales “esclavistas”...

Si comenzamos por el final, lo último de Surexport en este agosto ha sido el brote detectado en sus instalaciones que tiene, según las cifras oficiales, a más de una treintena de trabajadores afectados en Guitiriz. Según relata la empresa, son 33 casos positivos en un brote que comenzó el pasado 3 de agosto, pero del que no se tuvo notificación oficial hasta este domingo. Es decir, entre el primer caso y la notificación oficial del brote han pasado más de 20 días. Los cribados realizados el 18 de agosto detectaron 29 afectados más. Solo uno de los contagiados tiene la vacuna de contra la Covid-19.

¿Cómo es posible que este brote circulase aparentemente bajo el radar durante tantas semanas? El miedo de los trabajadores es la clave, como indica José Luis López, secretario general de la federación de industria de Comisiones Obreras en Lugo. “Si intentas hablar con los trabajadores los encargados llegan y los abroncan. Los temporeros están sorprendidos porque no sabían que hay gente que puede ayudarles y explicarles sus derechos”, apunta López.

La situación de indefensión en la que se encuentran los empleados no es reciente, sino que se destapó este agosto cuando arrancó el proceso electoral y los sindicatos solo se encontraron palos en las ruedas para intentar entrar en el comité de empresa. “Se sabe desde agosto porque fue cuando intentamos introducirnos democraticamente en el comité de empresa y surgió todo lo que venimos denunciando: nos tumbaron la candidatura, no nos dejaban hablar con la gente...”, aclara, recién llegado de un laudo por la denuncia presentada desde CC.OO. por los impedimentos de la firma.

“ALGUNO LLEVA CONFINADO DESDE EL 3 DE AGOSTO”

Del brote se supo cuando los afectados, al ver su nómina -que cobran por quincenas-, vieron que solo percibían el salario de tres días. “Entonces fue cuando se alarmaron, porque son en su mayoría trabajadores extranjeros que dedican lo mínimo de su sueldo para subsistir y lo demás lo mandan a casa”, indica López. Trabajadores que “no sabían ni lo que era un sindicato”, pero que buscaron en Comisiones Obreras asesoramiento para saber si era legal ese recorte en su nómina cuando estaban confinados y, por tanto, de baja médica. La situación de estos trabajadores es más dramática si tenemos en cuenta que tampoco pueden recurrir a bancos de alimentos, porque “en principio están trabajando y perciben una nómina”, explican desde CC.OO.

 “Lo que está claro es que no cobraron la quincena, y ahí ya hay una irregularidad. Si cobrasen algo menos, ya fuese el 80%, pues podría ser. Pero solo cobraron tres días. Sospechamos que alguna irregularidad hay”, subrayan desde el sindicato

VERSIÓN DE LA EMPRESA

Surexport mantiene, según publica La Voz de Galicia, que los trabajadores con baja médica “obtendrán su salario a final de mes”, alegando que debe ser la Seguridad Social y no la empresa quien lo pague.  En relación a las ausencia de vacunados cuando casi en Galicia más del 80% de la población tiene la pauta completa, la firma dice que se debe "a la negativa de los propios trabajadores, ya que la empresa ha hecho varias campañas de vacunación para animar a sus empleados".  Surexport también indica que ha realizado cribados. El primero tres días después del primer brote -con 3 positivos- y el segundo hace unos días, cuando explotó la cantidad de enfermos.

Los sindicatos aseguran que las cifras de contagiados bailan y se alejan de la treintena que reconoce la empresa. Hasta el sábado, momento de la última comunicación con los afectados, había al menos medio centenar de trabajadores recluidos en un hotel propiedad de la empresa habilitado para acoger a los trabajadores. Esto choca diametralmente con la versión de la empresa, que además sostiene que ha separado a los contagiados por sexos y que están distribuidos en pisos propiedad de la compañía.

“Alguno lleva confinado desde el 3 de agosto”, un tiempo de cuarentena fuera de toda lógica, más si como sostienen los denunciantes alguno no fue ni sometido a PCR, pero que en todo caso serán las autoridades sanitarias las que “lo tendrán que esclarecer”, incide López. De igual manera, los afectados no se atreven a denunciar, dicen, por la amenaza de la Surexport de “devolverlos a su país”. “Otra aberración más. Porque son gente joven y lo normal es que no pase nada, pero si esto ocurriese en una residencia sería una catástrofe”, cuestiona López.

Afortunadamente, por lo que saben desde dentro, todos se encuentran bien, aunque algunas fuentes señalan que la distancia de seguridad brilla por su ausencia, especialmente en los pocos momentos que tienen de descanso. Si bien no existe obligatoriedad para que se vacunen, los temporeros han sido desde el inicio de la pandemia un grupo muy desprotegido ante la enfermedad.

En este contexto hay que tener en cuenta el embrollo burocratico en el que se encuentran, ya que si bien están trabajando en Galicia, Surexport trae a sus temporeros desde Andalucía, donde están dados de alta, y por lo tanto, casi con toda certeza, fuera de la supervisión directa de la Xunta, lo que dificulta que puedan vacunarse aquí.

UN FALLECIDO DE 27 AÑOS

Fuera del brote, las autoridades tienen la lupa puesta sobre Surexport por la muerte hace unas semanas de un trabajador rumano de 27 años de edad. Desde CC.OO. denunciaron reiteradamente el secretismo que rodea a este extraño suceso, que desde el sindicato no dudan en relacionar con las extremas condiciones laborales a las que dicen son sometidos los trabajadores frutícolas.

“Denunciamos ante Inspección de Trabajo este caso. Sabemos que este chico tenía una enfermedad crónica de sobra conocida entre los compañeros, ya que había sufrido varias crisis en las fincas. En esos episodios el protocolo mínimo de prevención de riesgo no se aplicó, porque no pueden estar a más de 25 ºC, no pueden hacer jornadas prolongadas...Pero sus compañeros dicen que no hacía ningún tipo de restricción, que entraba a las 7:30 de la mañana y salía a las 22:30 de la noche. Si le daba un episodio descansaba un rato y en cuanto se recuperaba volvía a recoger fruta. Entendemos que su muerte tiene relación con el trabajo”, comenta López, que pide que se investigue el caso.

TURNOS DE DOCE HORAS, RACISMO...

Las condiciones laborales de los empleados llevan meses en el punto de mira los sindicatos. Ya en julio el Sindicato Labrego Galego (SLG) aludió a “amenazas constantes” dirigidas a los inmigrantes . En la misma línea, comentan que los temporeros tenían que asumir “jornadas de 12 horas” con una “competitividad extrema” al existir amenazas de despido si estos no cumplían con los cupos de recolección exigidos, además de recibir comentarios abiertamente racistas.

En la misma línea, desde SLG señalan las trampas de la empresa para que de un contrato de 39 horas los trabajadores realizasen horas extras y poder igualar las horas ordinarias cunando estas son pagadas “a seis euros, cuando lo estipulado es a doce”.

“Surexport determina una parada 'de 30 minutos de comer un bocadillo, pero te hacen saber que solo pagan 15 minutos'. En un campo en que trabajaban 'una media de 300 personas', esta trabajadora denuncia que 'apenas había agua corriente para asearse', y que las instalaciones obligaban a comer 'sin distancia de seguridad ni mascarilla'”, afirman en el comunicado.

“El Sindicato Labrego Galego quiere contribuir a la visibilización de la situación y reclama de las administraciones una actitud activa de investigación de los hechos y salvaguarda de los derechos laborales de las trabajadoras y trabajadores de Surexport. La existencia y cumplimiento clara de las condiciones del contrato y la desaparición de tratos degradantes o inhumanos, no pueden ser cuestiones ignoradas. Además de participar de la denuncia pública de este hechos, el Sindicato Labrego viene de hacérselos constar a través de registro a la Consellaría de Trabajo”, concluyen.

Unas denuncias que desembocaron en una respuesta por parte de la Xunta de Galicia y el Gobierno de España, que afirmaron hace unas semanas la apertura de una investigación en las plantas de Surexport para conocer las condiciones en las que se encuentran los empleados. “Esa investigación la harán, pero hasta que realicen las averiguaciones oportunas y saquen conclusiones no lo sabremos”, asumen desde Comisiones Obreras, a la vez que recapitulan todos estos episodios e indican que, con casi toda probabilidad, “algo hay”, aunque será difícil de demostrar por el riesgo de exponer a uno de los afectados como testigo.

Por otra parte, si consultamos la web de la empresa, no encontramos ninguna nota relacionada con el suceso, pero sí aparece entre sus post más recientes -aunque es imposible saber con exactitud la fecha de los mismos- la empresa celebraba haber obtenido los certificados del Consorcio de Minoristas Británicos (BRC), del Estándar Internacional de Alimentos (IFS) y de las Buenas Prácticas Agrícolas Globales (Global Gap).

“Los certificados BRC e IFS garantizan la calidad y seguridad de los alimentos, así como su cumplimiento de las normas vigentes. Por su parte, el certificado Global Gap también incluye aspectos laborales y medioambientales”, inciden, a la vez que recalcan que este último certificado “aborda la seguridad, salud y bienestar de los trabajadores”.