Como un césar desnudo

Manoel Barbeitos
Economista

La prolongación de la pandemia está dejando a cielo abierto las enormes carencias del discurso del presidente de la Xunta de Galicia, el señor Núñez Feijóo, de tal manera que en los últimos tiempos este parece caminar políticamente desnudo, sin relato propio como correspondería al presidente de un país. Puede que le influya tanto el cansancio de muchos años de gobierno con mayorías absolutas en cuanto a la certeza de que si se presenta nuevamente en las próximas elecciones autonómicas volverá a repetir la mayoría.


Esta carencia de discurso como gobernante queda patente cuando, por caso, se trata de exponer las alternativas de su gobierno (PP) al impacto de la pandemia en la economía y en la sociedad gallegas. Parecería, por caso, que el único sector afectado sea el de la hostelería y el turismo (10,5% del PIB y 11% del empleo) como podemos comprobar cuando acude su cita diría en la TVG y vemos que su rutinario discurso gira casi que exclusivamente en torno a las medidas adoptadas (protocolos) bien a favor de la presencia de gente en las terrazas y en el interior de cafeterías y bares ,bien sobre los horarios para los locales de ocio.


Porque cuando se trata de hacer frente a otros problemas que afectan la mayoría de los gallegos y gallegas, entonces el discurso del señor Feijóo se centrara de manera monocorde en echarle la culpa al Gobierno central por la falta de soluciones pero sin aportar por su parte ninguna iniciativa propia, como sería menester. Si la Atención Primaria atraviesa una crisis sin precedentes por mor de los recortes y las privatizaciones y a pesar de que el personal proteste por carecer de medios y recursos para realizar con dignidad su trabajo, la responsabilidad por los déficits de atención, afirman los populares gallegos, es del Gobierno español porque sus políticas les impiden, por caso, contratar profesionales que, por otra parte, afirman que escasean. Que el precio de la luz sube de manera escandalosa incluso en una comunidad como la gallega que tiene superávit, la responsabilidad es toda del gobierno Sánchez al provocar tal subida por intereses partidarios para lo cual tiene como cómplice y aliado al BNG. Si las centrales eléctricas vacían los embalses para justificar así las subidas en los precios, la Xunta de Galicia, para disculpar su inanición, utiliza el falaz argumento, que choca con las evidencias, de la falta de competencias y de herramientas para actuar. Que la gran banca, receptora de incontables y jugosas ayudas públicas, pone en marcha una oleada de clausura de sucursales en el rural retirando servicios a miles de clientes cautivos, la solución que ofrece este gobierno, lejos de garantizar el servicio que reclaman los afectados por la exclusión financiera, es ofrecer nuevas ayudas a la banca (16.000 euros/año) para la instalación de cajeros automáticos donde la banca cierra oficinas. Finalmente frente la ya tradicional lacra de incendios forestales (27.800 incendios en la última década que quemaron mas de 205.000 hectáreas: 11% de la superficie forestal) que pone en evidencia el indiscutible fracaso de las políticas forestales, el señor Feijóo utiliza el argumento de que los incendios son por mor de unos pirómanos que en Galicia deben abundar más que en ninguno otro país del mundo. Mientras, por su parte, los brigadistas, que luchan en primera línea contra unas llamaradas que cada vez son mas violentas y grandes por mor del cambio climático, denuncian tanto la carencia de los medios necesarios para sofocar los fuegos como que la Xunta no contempla entre sus actuaciones las necesarias labores de prevención.


Esta brutal falta de iniciativa política solo es posible cuando se dispone de una holgada y cómoda mayoría absoluta como la que disfruta el Partido Popular de Galicia, quien además cuenta con la ayuda tanto de los medios públicos de comunicación -como señalaba antes, en la TVG el señor Feijóo dispone libremente de todo el tiempo que quiera para exponer sus tesis sin que la oposición pueda responder- como de la mayoría de los medios privados en papel que justifican contundentemente la razón de las importantes ayudas públicas que reciben.


A pesar de este escenario tan favorable, el señor Feijóo no debería confiarse, pues torres más altas ya cayeron. Será necesario esperar a que pase la pandemia y ver si tanto la oposición política como los movimientos sindicales y sociales son quienes de ocuparl as calles y las alamedas para así mostrar sus indignación y rebeldía por la falta de políticas públicas que resuelvan los crecientes problemas. Los frentes abiertos se multiplican y dado el carácter estructural de los mismos no está nada claro que las políticas del "doce far niente" y/o "balones fuera", que tan buenos resultados le dieron hasta ahora al Partido Popular de Galicia, puedan servir para mucho tiempo más. Este país no se puede permitir contar indefinidamente con un presidente que actúa como un césar desnudo.

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