Miseria de la política partidista

Manoel Barbeitos
Economista

En estos días asistimos a un creciente barullo, político y mediático, a causa de unas certeras declaraciones del Ministro de Consumo, señor Garzón, al prestigioso diario británico The  Guardian. Unas declaraciones que en una democracia moderna y avanzada no pasarían de ser más que las opiniones del ministro.


Pero, claro está, que España aún no es una democracia avanzada y así vemos cómo las citadas declaraciones son aprovechadas por las derechas y sus medios afines que son mayoría, para después de pasarlas por su laboratorio de fabricación de trolas manipularlas y tergiversarlas y así poder atacar a este ministro y dividir al gobierno de coalición (PSOE/UP) con la esperanza de abrir una hendidura tal que finalice en una crisis gubernamental terminal.


Como era de esperar, a esta campaña de trolas lanzada por las derechas se sumaron rápidamente aquellos barones autonómicos del PSOE como, por caso, los señores Garcia- Page y Lambán, que desde la moción de censura (2018) muestran su incomodidad por la alianza de su partido con Unidas Podemos. Dirigentes que, además de tener pocas simpatías por Pedro Sánchez, prefieren una alianza del PSOE con las fuerzas de las derechas (Cs y PP) tal que permita, de paso, la vuelta a su melancólico bipartidismo.


Las declaraciones del ministro Garzón -recojo el núcleo central de las mismas: “La ganadería extensiva es un medio medioambiental sostenible y que tiene mucho peso en partes de España como Asturias, partes de Castilla y León, Andalucía y Extremadura... eso es sostenible, lo que no es en absoluto sostenible son las llamadas macrogranjas. Encuentran un pueblo, en una parte despoblada de España, y ponen 4.000, 5.000 y 10.000 cabezas de ganado. Contaminan el suelo, contaminan el agua y luego exportan esta carne de mala calidad de estos animales maltratados”- no solo están en línea con el pensamiento científico que ha puesto en evidencia cómo la ganadería industrial es un modelo depredador de recursos naturales, que tanto agota como contamina los recursos hídricos, que es enormemente dependiente de insumos que están provocando la deforestación de grandes áreas naturales como la  Amazonia, que por la mala calidad de sus productos afecta a la salud humana y que arrasa con las pequeñas y medianas explotaciones ganaderas que son mayoría en el sector -sino que además concuerdan con la línea política que la Unión Europea bien defendiendo con relación las macrogranjas- la Unión Europea viene de llevar a España delante del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) por no controlar la contaminación provocada por las macrogranjas. ¿Por qué entonces este barullo político? Porque coinciden varios factores.


Empecemos diciendo que Alberto Garzón, como sucedía con Manuel Castells, es una rara avis en el escenario político español: culto, refractario a las broncas políticas y comunista, características que contrastan con las de un porcentaje muy elevado de dirigentes políticos y parlamentarios que los ven como intrusos. Vivimos tiempos en que el nivel medio de la clase política es bastante bajo.


Pero seguramente la principal razón de este barullo en base a una trola haya que buscarla en la actual situación de las derechas españolas: sin liderazgo, con fuertes enfrentamientos internos (por caso, Casado-Ayuso), con continuos casos de corrupción (ahora Zaplana y la  Kitchen, antes a Gurtel, Barcenas, Púnica, Imelsa, Ivan, Ratón, Zamora...y así ad infinitum) que deterioran su imagen, y teniendo que ver como el gobierno español de turno (PSOE/ UP), a pesar de las discrepancias internas, aparece cuando estamos llegando al ecuador de la legislatura como un gobierno sólido y competente, tal que saca adelante con holgura los presupuestos públicos y compromisos importantes -como, por caso, la nueva reforma laboral-, que cuenta hoy con un apoyo parlamentario superior al de la moción de censura y que todo apunta a que camina a una segunda legislatura. Normal que las derechas (PP, Vox, Cs) estén nerviosas e intenten utilizar incluso, como en este caso, las trolas como arma política -seguramente estarán pensando que si le sirvieron a Trump para ganar unas elecciones también les pueden servir a ellos-.


Lo que no debía entrar en este guion político es el comportamiento de un número relevante de compañeros de gobierno de Alberto Garzón, aunque sean de una fuerza distinta (PSOE) quien parecen ponerse nerviosos cuando UP "les supera por la izquierda". La utilización de una trola como arma para atacar públicamente al ministro de Consumo parece un despropósito político que resulta mayor cuando se trata del propio presidente del Gobierno (señor Sánchez). Un despropósito porque choca tanto contra toda evidencia científica cómo con las propias normativas comunitarias. Un error político porque alimenta los argumentos de la oposición (partidos políticos y medios de comunicación) y crea conflictos ridículos e innecesarios. Un comportamiento dudoso cuando sabemos que fueron los propios parlamentarios socialistas quienes, en su día (2018), enviaron una pregunta parlamentaria la Comisión Europa expresando su preocupación por la contaminación provocada por las macrogranjas...de la comunidad de Castilla-León.


Son miserias de la actual política española que al gobierno de turno (PSOE/ UP) le pueden costar caras lo que sería lamentable, mucho más cuando el viento le sopla a favor.

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