Feijóo se va de una Galicia con más ancianos que niños por vez primera en su historia

Alberto Nuñez Feijóo concluye mañana trece años como presidente de Galicia. ¿Ha sido un buen mandatario para el país? La respuesta a esta cuestión dependerá, sin duda, de la ideología del interpelado.

Ahora bien, ¿qué dicen los datos? Analizamos la evolución demográfica del país durante su mandato, ya que la demografía es una de las variables clave para saber cómo le va a un territorio.

Es esvidente que la despoblación de Galicia era ya un problema grave cuando Feijóo llegó al poder y, desgraciadamente, sigue siéndolo. El descenso de población fue muy rápido en la primera etapa de su mandato. Solo se ha logrado contener algo en los últimos años, como se aprecia en esta curva.

Es imprescindible indicar que el declive de Galicia no empezó con Feijóo, ni mucho menos. Es un problema que el país arrastra desde mediados de los años 80, cuando llegó a superar los 2,8 millones de habitantes. 

Desde entonces cada vez somos menos gallegos.  Exactamente, quedamos 2.691.213, según datos del INE procedentes del segundo semestre de 2021, el último disponible. 

A pesar de esdto, aguantamos como quinta autonomía más poblada de España. Eso sí, a cada vez más distancia de la Comunidad Valenciana. También con un poco más de ventaja en los últimos años sobre Castilla y León.

EMIGRACIÓN E INMIGRACIÓN AL ALZA

Uno de los factores que más marcan los cambios demográficos son las migraciones, especialmente en un país como Galicia, cuya tardía industrialización favoreció una emigración masiva en el siglo XX.

¿Aumentó la lacra emigración gallega durante la era Feijóo? Sí. El año anterior a su primera mayoría, 2008, unos 3.000 gallegos emigraban cada semestre. Al hilo de la crisis del ladrillo, la inmigración subió paulatinamente hasta un  máximo de 6.300 al semestre. Superada esa crisis, solo ha retornado a menos de 4.000 en los últimos tres años. 

Hay que señalar que el declive poblacional de Galicia ha continuado pese un importante flujo de inmigrantes a partir de 2015. Son, sobre todo, descendientes de gallegos escapando de la crisis que sufre Venezuela. Gracias a ellos, Galicia lleva más un lustro con un saldo migratorio positivo.

El impulso que le está dando la inmigración a la demografía gallega es indudable, pero es modesto si lo ponemos en el contexto estatal. El porcentaje de extranjeros todavía no llega al 5%, el segundo menor de toda España. Claro que a principios de siglo no llegaba ni al 1%.

MÁS VIEJOS QUE NIÑOS

La llegada de sudamericanos y emigrantes retornados no ha sido suficiente para detener el declive. El rápido envejecimiento de la población gallega es evidente observando la siguiente gráfica.

Por vez primera en la historia las personas mayores de 85 años son Áas numerosas que los gallegos menores de cuatro años. Es decir, hay más ancianos que niños, cuya cantidad empezó a bajar en 2012, poco después del impacto de la crisis de la construcción.  Las políticas de apoyo a la maternidad de los últimos años no han dado resultado, o al menos no han sido suficientes para invertir la tendencia.

El problema de población de Galicia no es uniforme. Es mucho más graves en el interior. En las últimas décadas las administraciones no han logrado corregir el desplazamiento desde la Galicia rural e interior, cada vez más avejentada, hacia la Galicia atlántica y urbana, que gana habitantes.

En el período 2008 -  2020, Lugo y Ourense han seguido despoblandose, siendo Ourense la segunda provincia de España que más ha perdido, más de un 10%, y Lugo la tercera por la cola, más de un 9%. Algo mejor les ha ido a A Coruña y Pontevedra, aunque no mucho, con ganancias del 1% y del 3% respectivamente.