​Rajoy tiene un cajero: los Presupuestos Generales del Estado

Roberto Laxe

Montorovasodeagua

Es muy habitual que cuando comienzan las discusiones sobre los Presupuestos Generales del Estado, comiencen las subastas y los grandes titulares: van a gastar X euros en servicios sociales, dice el gobierno; se va a financiar a las CCAA en tantos millones, y cada Comunidad ya está regateando con Madrid… Esto da para grandes titulares, y sobre todo, para comprar voluntades, máxime con un gobierno en minoría como el de Rajoy, que necesita todos los apoyos posibles.


Pero, antes de gastar, es preciso saber de dónde sale el dinero que tan alegremente reparte el gobierno entre empresas constructoras -obras de infraestructura como el AVE-, defensa, pago de la deuda, etc., y a CCAA que le apoyan (o quieren comprar), aunque algunas que le apoyan, y son fieles servidoras, como Galiza, pierde dinero; cosas de la división del trabajo, para que quieren los gallegos / as dinero, si lo que tienen que hacer es emigrar.


De últimas, esta es la esencia de los Presupuestos Generales del Estado, repartir el dinero para financiar desde el Estado la economía capitalista, pues al fin y al cabo el gobierno no deja de ser “el consejo de administración” de la burguesía como clase.


Bien, vayamos a la pregunta. En los medios se presenta al gobierno central como un organismo que es propietario de ese dinero, y lo reparte como un buen padre a sus distintos hijos, lo más equitativamente posible; como si uno va al cajero, saca dinero y no tiene en cuenta que ese dinero es el de su nómina, … que no nace por generación espontánea en el cajero.


El dinero que el gobierno tiene para “repartir” viene de los ingresos del estado, via impuestos, tasas, aranceles, … y demás medios fiscales. La deuda es distinto, porque es un ingreso que se convierte en gasto, pues hay que devolverla y con interés.


Y veamos de donde sale: el ministerio de Hacienda reconoce que el 70% de los ingresos por el IRPF del estado salen de las rentas del trabajo -la clase obrera, los que cobran una nomina, los que no pueden repercutir el IVA que pagan con facturas, los proletarios / as, por si los posmodernos se habían olvidado de ellos-, y el 30% de las rentas de capital -la clase capitalista, que incluye desde el autónomo hasta Amancio Ortega, los que pueden repercutir el IVA contra facturas, los que el IRPF se contabiliza a partir de lo que ellos declaran, no como las nominas; es decir la clase burguesa, por si los posmodernos lo habían olvidado-.


Pero no solo eso, el IVA ha recuperado la capacidad recaudatoria de los niveles precrisis (claro al 21% en muchos productos de consumo de masas, así cualquiera), mientras el Impuesto de Sociedades sigue bajo mínimos: 21 mil millones en el 2016, frente a los 44 mil millones del 2007.


El IVA es un impuesto que se paga como consumidor, todos igual, pero no se paga si la compra se hace como "profesional", proveedor a un cliente. Si esto es así, el proveedor hará trimestralmente una liquidación del IVA y Hacienda se lo devolverá, de manera que el Impuesto va pasando de mano en mano hasta el comprador final, el consumidor. Si este es un asalariado / a no tendrá contra que repercutir ese gasto, pagará el impuesto íntegramente, mientras que si es un empresario o autónomo "deshonesto", puede hacer la compra como "profesional" y no pagará el IVA.


Por su parte, el Impuesto de Sociedades es el que pagan las empresas por sus beneficios. Desde que estalló la crisis del 2007 se han tomado tantas medidas para rebajar el tipo impositivo a las sociedades, que aun siendo de media 25% de los beneficios para cualquier tipo de sociedad, puede ir del 30% al 1% de las SICAV, esos paraísos fiscales dentro del Estado Español. Las grandes compañías pagan de media un 7% de Impuesto de Sociedades.


Si esto es así, y el ministerio de Hacienda dice que los ingresos fiscales subirán un 7,9%, ya sabemos de dónde van a salir... De los bolsillos de los empresarios no va a ser.


Es más, a donde va a ir ese aumento del 7,9%, si siguen los recortes. Por CCAA en Galiza, Andalucía, Castilla León y Asturias son del 30%, en el resto baja, y solo Canarias recibe un 2% más; los salarios de los trabajadores / as de la administración subirán, según Montoro, un 1%, y los recortes en los servicios públicos se mantienen, puesto que tienen que cumplir con las obligaciones de la UE de control de déficit, para justificar las privatizaciones.


Pues, primero, a la obligación constitucional del artículo 135 de ZP/Rajoy (gobierno de Gran Coalición) al pago de los intereses de la deuda pública, 32 mil millones este año (280 mil millones desde que comenzó la crisis); por ese mecanismo-soga para los pueblos impuesto en el Tratado de Maastricht fundacional de la UE, que es la obligación de los estados de emitir deuda en los mercados financieros para completar los ingresos, en vez de que sea el propio estado el que fabrique el dinero necesario para completarlos.


Segundo, a las grandes empresas constructoras. Galiza es paradigmático de cómo el dinero que dicen invertir en Galiza es un boomerang, lo que se invierte en el AVE sale de las cuentas del estado de Madrid (pagado también por el pueblo gallego) para volver a las cuentas de las grandes constructoras, residentes en Madrid. Este mecanismo de ida y vuelta es ampliable al resto del estado; es el "capital castizo" que vive como una sanguijuela de las cuentas del estado, y es lo que explica el odio salvaje de ese capital “castizo” a los derechos nacionales de los pueblos.


Tercero, para reflotar bancos, empresas a través de exenciones fiscales, planes PIVE, abaratamiento de mercancías pagado entre todos y todas, subvenciones a la contratación, etc., que tanto anuncian como grandes medidas contra el paro y “estimulador” de la economía.


Cuarto, para los gastos militares, que este año aumentan un 30% mientras se congelan o recortan en servicios sociales, en I+D, en cultura, etc. etc.


Quinto, para la Iglesia, intocable en sus 11 mil millones de ingresos que recibe del estado, cuando está exenta del pago de impuestos de todo tipo.


El gobierno de Rajoy tiene un cajero: los bolsillos de la clase trabajadora, sus nominas, a través del que saca el dinero para que una clase capitalista cutre y en crisis siga enriqueciéndose de manera escandalosa. Para eso sirven los Presupuestos Generales del Estado, para repartir lo de todos y todas a unos pocos.

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