“Galicia lleva usando energía renovable desde el neolítico”: las renovables cuidan y potencian nuestro patrimonio

“¿Puedes ver algo”. “Sí, puedo ver cosas maravillosas”. Esta seguramente sea la conversación más famosa de la historia de la arqueología, ya que es la que mantuvieron Lord Carnarvon y Howard Carter en el momento exacto en el que descubrieron la tumba del faraón Tutankamón. Un tesoro oculto durante milenios que veía la luz con una excavación que cambió el curso de la historia de Egipto. Cuántos más secretos no se esconderán en la arena. No obstante, no hay que irse tan lejos para descubrir joyas que salen a la superficie tras muchos años soterradas. En Galicia son cada vez más los vestigios que se van descubriendo y que, irónicamente, afloran por las últimas tecnologías. Más concretamente por el avance de las energías renovables.
 

Las renovables representan la fuente de energía ya no del futuro inmediato, sino de nuestro presente. Por su situación geográfica, orografía y recursos, Galicia se presenta como el territorio ideal para alimentarnos de la velocidad del viento, la luz del sol o la fuerza del agua, elementos que llevan siendo el motor de la comunidad durante milenios. Acabar con la dependencia de los combustibles fósiles y poner freno al cambio climático solo es posible mediante el desarrollo de estas tecnologías, pero hay que hacerlo con prudencia y con rigurosidad, ya que no se trata de plantar aerogeneradores al tuntún, sino con todas las seguridades y garantías.
 

CRITERIOS ESTRICTOS

Es el caso de Naturgy, que diseña sus proyectos eólicos “siguiendo los más estrictos criterios ambientales y patrimoniales, tanto desde el punto de vista de la normativa, como desde lo respeto hacia la preservación del entorno en el que está implantado”. “Para eso, los técnicos realizan un análisis concienzudo y riguroso, donde se tienen en cuenta varios criterios como el recurso eólico, las propiedades del terreno, pero también el patrimonio cultural y el entorno ambiental”, señala la compañía.

No son solo los molinos los que merecen estos estudios: las torres de alta tensión, los transformadores…todas las infraestructuras son sometidas a un sesudo estudio que se incorpora en la Declaración de Impacto Ambiental, informe sin el que se puede transformar ni un solo metro cuadrado del entorno y que tiene que tener la aprobación de las administraciones públicas pertinentes. Arqueólogos, biólogos, paisajistas…un enorme equipo de profesionales se encarga de medir todo al milímetro, con estudios sobre el terreno y entrevistas a los vecinos para rastrear todo tipo de evidencias o rumores que puedan llevarlos a algún resto que pueda verse afectado por el proyecto. 

“Los proyectos que desarrolla Naturgy se fundamentan en años de estudios del territorio, en el respeto y la responsabilidad hacia los valores naturales, sociales y patrimoniales del entorno”, agrega la empresa, que en más de una ocasión se ha encontrado con felices hallazgos que han obligado a rediseñar sus proyectos pero que suponen un descubrimiento de muchísimo valor para la cultura gallega. 

UNA VILLA ROMANA EN EL CORAZÓN DE LA TERRA CHÁ

Las dimensiones de algunos descubrimientos solo se pueden entender desde la alianza azarosa de la casualidad y la profesionalidad de los técnicos Naturgy. Fueron los trabajos de la empresa energética los que pusieron a los arqueólogos sobre la pista y los que, con su financiación, han descubierto un tesoro escondido durante siglos, como la vila romana de Os Escouredos en Castro de Rei.  
 

Manuel Lestón es uno de los arqueólogos que participó en ese descubrimiento inesperado. “Fue a raíz del Estudio de Impacto Cultural para el trazado de una red eléctrica entre dos parques. Durante la prospección previa del trazado descubrimos una referencia a un posible emplazamiento romano en esa zona en base a la información que daban los vecinos. A partir de ahí Patrimonio ordenó desviar el trazado”, comenta Lestón. Lo que no esperaban era que la tierra que pisaban era mucho más extensa de lo que creían.

“Una vez que se hizo el seguimiento de la obra, y siguiendo las condiciones de Patrimonio, se hicieron unos sondeos para valorar si estábamos fuera del yacimiento romano o si continuaba en esa zona”. 
 

Dos pequeñas prospecciones bastaron para evidenciar que lo que allí se escondía era algo muy gordo: “Hablamos de la villa romana de interior más interesante de Galicia. La extensión del edificio principal es de 3.000 metros cuadrados, seguramente una empresa familiar terrateniente con actividad metalúrgica. Para su época es una construcción muy muy grande. Es, junto la de Sober, la villa romana más grande de las que tenemos documentadas en Galicia”. 

Lestón abre la puerta a que en el futuro se conozcan villas igual de grandes e importantes, pero resulta imposible aventurar cuándo será porque “ningún arqueólogo tiene Rayos X” y porque, de lo que conocemos, hablamos de “unos 15.000 yacimientos conocidos en la base de datos de la Xunta”. “La de Castro de Rei está fechada entre los siglos III y IV, coincidiendo con el momento de mayor actividad y apogeo de la ciudad de Lugo, lo que la deja como una localización que abastecía a la ciudad de material”, razona. 

El hecho de que Naturgy participe en el proyecto como mecenas supone un gran espaldarazo para las labores arqueológicas de investigación de la villa romana, con inversiones cercanas a los 100.000 euros. No obstante, para continuar las excavaciones y dejar a la vista los descubrimientos -hablamos de 60 centímetros de sedimento hasta los restos-, teniendo en cuenta las dimensiones elefantiásicas de las que hablamos, haría falta una dotación mayor y más implicación de las administraciones públicas, algo que “a día de hoy no sé si es posible, sería excavar mucho y la administración tiene que ser selectiva a la hora de invertir”. 

UN CASTRO SINGULAR EN VIMIANZO

El de Castro de Rei no es un caso único y extraordinario, sino que es un ejemplo más. A una hora en coche de allí, en Vimianzo, encontramos otro caso clarificador, el del Castro das Barreiras, donde el arqueólogo Tito Concheiro lleva años estudiando este legado castrexo documentado ya en el siglo XX por Manuel Chamoso Lamas, uno de los arqueólogos más reputados de Galicia en aquel momento y responsable de dotar de protección a este emplazamiento, cediendo el castro al Concello de Vimianzo. 

No obstante, no fue hasta 2010 que se iniciaron las excavaciones, con Concheiro trabajando sobre el terreno, a donde acude anualmente con sendas investigaciones que le han permitido saber más sobre la forma de vida de las poblaciones que habitaron esa zona entre los siglos II y I antes de Cristo. “Estoy muy unido a él. Allí estoy como en mi casa”, menciona Concheiro, al tiempo que recalca que “cada castro es diferente, aunque podamos encontrar características comunes”.

Su emplazamiento, su estructura, su muralla, la arquitectura interior de las casas, los materiales encontrados… Son muchos los elementos que hacen del de Barreiras un castro singular y digno de un estudio concienzudo como el que lleva años realizando Concheiro, que sostiene a raíz de sus hallazgos que “los pobladores de aquella época eran una sociedad desenvolvida, en evidente progreso y con una cultura material muy perfeccionada”. 

“NO HAY PÉRDIDA DEL VALOR PATRIMONIAL”

Los arqueólogos desmontan la idea generalizada de que los proyectos de las renovables son un riesgo para el medio y el patrimonio. Si bien Concheiro matiza que el nivel de protección es “desigual” según las administraciones al contar con tantísimos yacimientos, subraya que hoy existe una “conciencia en torno al patrimonio cultural y arqueológico como parte de nuestra identidad e instrumento de cultura y promoción turística”. “Hay países, como Grecia o Egipto, que viven casi exclusivamente del turismo”, ejemplifica. 
 

En Galicia hay otros motores económicos, lo que no significa que no se ejerza una protección severa sobre sus monumentos arqueológicos: “La política gallega en este sentido es estricta. Es imposible que ningún yacimiento arqueológico hoy se vea afectado por una obra pública de este estilo porque es imposible sortear todos los estudios obligatorios. No hay pérdida de ninguna clase y hay que sacarle ese miedo a la gente”.

Lestón recuerda que toda obra tiene que someterse al Estudio de Impacto Ambiental, en el que se integra el Estudio de Impacto Cultural, y los controles de obra evitan que se pierdan estos valores patrimoniales. No obstante, reconoce que no son infalibles y que hay que ser muy cautelosos a la hora de realizar estas actuaciones, porque uno no sabe qué se puede encontrar, y pone de ejemplo la construcción de la autovía que conecta Santiago y Lugo, que descubrió otros yacimientos durante los trabajos. Otros elementos, como el abandono del rural y la consecuente transformación de los montes, hacen especialmente difícil su labor. 
 

“Los arqueólogos siempre pedimos más para seguir investigando. Lo nuestro es incrementar el conocimiento, pero hay que entender la otra parte, que se pueden hacer inversiones hasta cierto punto”. Concheiro va más allá al hacer hincapié en que los estudios de empresas energéticas como Naturgy lo que hacen es promover excavaciones arqueológicas intensas como la de 2019 “que de otra forma no se hubiese hecho sin el parque eólico, porque Vimianzo es un Concello modesto del rural gallego que invierte lo que puede”. 
 

“Naturgy participó de forma activa y con mucho interés. Fue una experiencia única. Nosotros nos referimos a ella como ‘La intervención grande’, porque el conocimiento científico que tenemos hoy del castro sería inimaginable si su ayuda y sin el buen rollo que existió entre todos los actores implicados, que seguimos manteniendo lazos entre nosotros”. 

GALICIA, UNIDA A LAS RENOVABLES DESDE HACE MILENIOS

En lo que sí coinciden los dos expertos es en el papel que las energías renovables han jugado a lo largo de toda la historia y la prehistoria gallega. “Han sido fundamentales e inseparables. De los molinos de marea y los de viento para moler el trigo pasamos a los aerogeneradores y los paneles solares, pero todo es aprovechar nuestros recursos. Seguimos y continuará, porque ahora existe un boom, pero dentro de 100 años puede haber otras tecnologías aún más rentables, porque esto cambia muy rápido”, incide Lestón.

Por su parte, Concheiro reivindica que estas estructuras son “muy necesarias para la transición ecológica”, son consecuentes con el recorrido de la historia gallega. “En su base Galicia es una sociedad campesina occidental. El viento, el agua, la fuerza de las mareas… Son los elementos que hicieron progresar a estas sociedades. Las renovables no agreden al medio y están siempre presentes. Creo que Galicia le debe mucho al talento de los campesinos anónimos que transformaron ese fenómeno natural en un recurso económico, vital y energético. El gallego lleva siendo energía renovable desde mucho antes del neolítico y hasta nuestros días”, concluye el experto.