La RFEF no saca a Balaídos y Riazor de la precandidatura, pero su presencia en el Mundial de 2030 es díficil

La noticia de que España va a ser organizadora del Mundial 2030 supone un espaldarazo para un país que llevaba años persiguiendo organizar un evento deportivo de estas características. Con tres batacazos en la carrera de Madrid por ser sede Olímpica (la candidatura no pasó los cortes de 2012, 2016 y 2020), la noticia de que España acogerá la Copa del Mundo de forma conjunta con Portugal y Marruecos representa un éxito a nivel deportivo pero también a nivel económico, al ser un Mundial de fútbol un motor para las economías y la proyección internacional de los países organizadores.

Sin embargo, este será el Mundial más grande de la historia. La primera vez que se organizó un torneo así en más de una sede fue en 2002, con el Mundial de Corea y Japón. Para 2026 serán Estados Unidos, Canadá y México los países organizadores, que congregarán a las 48 selecciones que se disputarán el campeonato. Supone un aumento de hasta 16 países en la competición, pasando de los 32 de Qatar al casi medio centenar que se espera para 2026.

Significa reestructurar la organización del torneo, más partidos y más sedes para poder dar cabida a tantas naciones. Sin embargo, también supone una mayor inversión para acondicionar muchos lugares a los requisitos que exige FIFA en cuanto a recintos para el entrenamiento de los futbolistas o para la concentración de las selecciones. El aforo de los estadios, de al menos 40.000 asientos en la primera fase, de 60.000 para las semifinales y de 80.000 para la final, supone otra traba para muchos campos.

¿GALICIA PRESENTE EN 2030?

Así las cosas, y a siete años vista, la RFEF publicó el listado con las 15 precandidaturas. En un vídeo publicado por la Federación hace ya más de un año -y previo a contar con Marruecos en la candidatura- figuran, entre otros, los estadios municipales de Balaídos y Riazor. Estadios que, hoy por hoy, no cumplen con las características necesarias para poder albergar un partido del Mundial, a diferencia de como ocurrió en 1982, cuando fueron sede de selecciones de la talla de Alemania Federal o Italia, que acabó proclamándose campeona mundial. 

En el vídeo también figuran otros estadios como el Camp Nou, hoy en proceso de reconstrucción, o el Nuevo Mestalla, estadio con unas obras paralizadas desde hace más de una década y que tendría que avanzar a marchas forzadas para poder ser sede. También El Molinón o el Estadio de Gran Canaria figuran en el listado, pero comparten el problema de los coliseos de Vigo y A Coruña: no cumplen con el aforo exigido.

Es cierto que todavía se pueden acometer reformas. Un plazo de siete años es tiempo suficiente para rehabilitar muchos estadios. Sin embargo, hay que considerar que las inversiones en muchos campos son millonarias y, al ser de titularidad municipal, las arcas de las ciudades sufrirían ese desembolso que también ayudará a sufragar el Estado y la propia FIFA. 

Por otra banda, hay que considerar que con tres países organizadores -seis, si tenemos en cuenta los partidos inaugurales que se disputarán en Argentina, Uruguay y Paraguay-, los números son los que son. España tal vez sea el país que aporte más estadios, con al menos dos sedes en Madrid -Bernabéu y Metropolitano-, dos en Barcelona -Camp Nou y Cornellá-, una en Sevilla -La Cartuja- y al menos una, sino dos, en el País Vasco -San Mamés y/o Anoeta-. En el mejor de los casos, hay hasta seis estadios seguros. Luego, Portugal tiene tres que pasarán la criba: O Dragao, Da Luz y el José Alvalade, en Oporto el primero y en Lisboa los dos siguientes. Marruecos aportará también tres o cuatro recintos en ciudades como Rabat, Casablanca o Marrakech. 

Así las cosas, el número de opciones para que Riazor y Balaídos sean sede se ve muy reducido, además de que, en este contexto, es prácticamente imposible que ambas puedan ser elegidas, por lo que el debate en todo caso se quedaría en cuál de las dos ciudades sería la escogida. La carrera está a punto de comenzar y están todos en sus puestos, pero mientras algunos corren con zapatillas, en Balaídos y Riazor van descalzos. Hoy por hoy, Galicia tiene muy pocas opciones de llegar a la línea de meta entre los primeros.