Vídeo | El Celta empata ante el Oviedo en un encuentro casi relajado

El conjunto de Claudio Giráldez firma un empate sin goles ante el Real Oviedo (0-0), haciendo valer su nueva solvencia defensiva frente al ímpetu estéril de los locales. Ionut Andrei Radu encadena su tercera portería a cero consecutiva.


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Real Oviedo Celta de Vigo
Real Oviedo Celta de Vigo

 

 

 El Celta de Vigo despidió el año competitivo con una exhibición de resistencia y pragmatismo en el Carlos Tartiere. En un duelo marcado por la fatiga acumulada, las bajas y la falta de lucidez ofensiva, el equipo vigués confirmó su metamorfosis: de aquel equipo que prefería "ganar 5-4" se ha pasado a un bloque que se gobierna con mano de hierro en los resultados cortos.

 

Un muro contra el "plan Almada"

El guion del Real Oviedo estaba anunciado. El equipo de Almada, un técnico fiel al integrismo del centro lateral, buscó castigar al Celta por la vía aérea. Con Fede Viñas de inicio y la posterior entrada de Rondón, el Oviedo colgó balones sin descanso. Sin embargo, lo que antes era un "terror favorito" para la zaga celeste, hoy es un territorio conquistado.

 

Carl Starfelt y Marcos Alonso, guardados celosamente por Giráldez para esta cita, justificaron su titularidad con una actuación impecable. Ni un titubeo, ni un despiste en la marca. Junto a ellos, Ionut Andrei Radu volvió a ser el seguro de vida que el Celta necesitaba. Aunque no tuvo que realizar intervenciones milagrosas, el portero rumano dominó las salidas y el juego de pies, confirmando que es el fichaje más rentable de la temporada. Con este, ya son tres los partidos oficiales (Real Madrid, Athletic y Oviedo) sin encajar un solo gol.

 

La nada con el balón

Si la defensa brilló, el ataque fue la otra cara de la moneda. Al Celta se le apagaron las luces cada vez que tuvo que armar una posesión. Con el equipo exprimido por el calendario, la gripe y las lesiones, la circulación fue lenta y previsible. Fran Beltrán y Miguel Román se vieron superados por la presión de un Oviedo que, aunque limitado en recursos, compitió con una voluntad encomiable.

 

La frustración tuvo nombres propios:

Ferran Jutglà: El delantero catalán atraviesa un bloqueo evidente. Se le vio torpe, distraído y superado por la situación, pidiendo a gritos el parón navideño.

Williot Swedberg: Desubicado en la banda derecha, no logró entrar en juego.

Bryan Gil: Apareció solo a cuentagotas, con un par de envíos y un disparo lejano que Escandell resolvió sin excesivos apuros.

 

 

Reacción tardía con los cambios

En el tramo final, el partido pareció agitarse con la entrada de los refrescos. El Oviedo se encomendó a los kilos de Rondón y a la eterna calidad de Santi Cazorla, quien, sin embargo, se encontró demasiado solo para generar peligro real.

 

Por parte celeste, la entrada de Iago Aspas, Ilaix Moriba y Javi Rodríguez dio otro aire al equipo. El Celta recuperó algo de energía y presencia en campo rival, pero no fue suficiente para deshacer el entuerto. El conjunto vigués decidió, con inteligencia o por puro agotamiento, dejar pasar el tiempo y dar por bueno un punto que le permite marcharse al parón con 19 goles en contra en 17 jornadas (una media de 1,1 por partido).

El Celta se va de vacaciones habiendo aprendido a sufrir, una "traición histórica" a su estilo alegre que, de momento, le está permitiendo sumar en escenarios donde antes solía salir derrotado.

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