Sargadelos: Segismundo García abre tras arrancar a la Xunta la promesa de subvencionar obras

La dirección de la empresa Sargadelos y la Consellería de Emprego, Comercio e Emigración han alcanzado un acuerdo para el reinicio de la actividad productiva en la planta de Cervo, en Lugo, "a la mayor brevedad posible".

Según han trasladado fuentes consultadas por Europa Press, el acuerdo se ha producido tras una reunión mantenida este lunes entre el administrador de Sargadelos, Segismundo García, y el titular de Emprego, Comercio e Emigración del Gobierno gallego, José González.

Conforme ha trascendido, existe un compromiso de la Consellería y de la empresa para realizar un estudio de las posibles mejoras en la protección de los trabajadores.

La entidad ha indicado que la Inspección de Trabajo aclaró en su escrito del 4 de abril que los niveles de exposición de los trabajadores están dentro de los límites legales y las deficiencias advertidas no suponen riesgo inminente para los trabajadores. Además, ha indicado que, "teniendo en cuenta las especiales características del edificio, pueden flexibilizarse, en su caso, los plazos señalados".

Asimismo, ha apuntado que la Consellería ofrece a Sargadelos la plena colaboración y sensibilidad para implantar las mejoras precisas para la protección de la salud de los trabajadores. Además, explica que "si como consecuencia de ello fuera necesario asumir nuevas obras de adecuación de las instalaciones, la Xunta se compromete a apoyar su realización, teniendo en cuenta la especial singularidad de las instalaciones, cualificadas como Bien de Interés Cultural (BIC)". 

La fábrica de cerámica Sargadelos en Cervo, Lugo, atraviesa actualmente un conflicto que ha resultado en su cierre temporal decretado por el dueño. Este emblemático taller, reconocido por su valor cultural e histórico en Galicia, se encuentra en el centro de una disputa entre su propietario, Segismundo García, y la Inspección de Trabajo, desencadenada por problemas de seguridad laboral. 

Todo comenzó cuando la Inspección de Trabajo identificó 36 deficiencias en las condiciones de la planta de Cervo, relacionadas con la seguridad y la salud de los trabajadores. Entre los riesgos señalados está la exposición a sílice cristalina, que ha provocado problemas de salud en algunos empleados.  Hay por lo menos dos proletarias enfermas de silicosis.

Como consecuencia, las autoridades impusieron una multa de 5.000 euros y exigieron a la empresa corregir estas irregularidades de inmediato.

Ante la presión y la imposibilidad de cumplir con las reformas en el plazo estipulado, Segismundo García anunció el cierre de la planta pese a la nimia cuantía de la sanción y que Sargadelos lleva año dando beneficios. En una carta dirigida a la Inspección de Trabajo, justificó su decisión alegando dificultades para subsanar las deficiencias a tiempo. Al día siguiente, los trabajadores llegaron a la fábrica y encontraron las puertas cerradas, lo que generó una ola de incertidumbre y preocupación por la pérdida de empleos y el futuro de la empresa.

Los Trabajadores: La plantilla expresó su inquietud ante la falta de claridad sobre su situación laboral. Se les propuso adelantar sus vacaciones durante el cierre, pero muchos han rechazado esta medida.  El conselleiro de Emprego, José González (PP), intervino como mediador para buscar una solución que garantizara la continuidad de la fábrica. Por su parte, el Ministerio de Trabajo, que gobierna Sumar, pidieron una reunión urgente con la dirección de Sargadelos para abordar el conflicto. No hubo encuentro con los de Yolanda Díaz. 

Tras negociaciones la semana pasada, García comunicó a los empleados que no habrá despidos y que espera reabrir la planta pronto. Según él, la clausura era una medida temporal destinada a proteger la seguridad de los trabajadores mientras se implementan las mejoras requeridas.  

Sargadelos no es solo una empresa, sino un símbolo de la identidad gallega, lo que ha elevado el perfil del conflicto y la presión pública para encontrar una resolución.