Estas son las costas de Galicia con más riesgo de inundaciones por el cambio climático según Greenpeace

Elvira Jiménez, coordinadora de campañas de Greenpeace, ha sido contundente en la presentación del informe  'Destrucción a toda costa 2025: Impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral': “Mientras los impactos climáticos nos muestran su crudeza en esta región, la Xunta de Galicia mira hacia otro lado, recuperando modelos litorales ya obsoletos y poniendo al límite los ecosistemas costeros que nos protegen”. Esta afirmación subraya la preocupación de la organización ecologista por lo que consideran una falta de acción y una política continuista que agrava la situación. 
 

El informe, cuya divulgación viene potenciada por un mapa satelital de riesgos, detalla las áreas más amenazadas y las consecuencias previsibles de no adoptar medidas urgentes y ambiciosas.

Las proyecciones del cambio climático dibujan un panorama preocupante para la costa gallega, con un incremento significativo de las áreas de riesgo de inundación.

La demarcación hidrográfica Galicia-Costa contabiliza 172 zonas con potencial riesgo significativo, muchas de ellas concentradas en el entorno de las rías, auténticos motores económicos y sociales de la comunidad. Estas zonas se ven ahora amenazadas por la combinación del ascenso del nivel del mar y la mayor frecuencia e intensidad de los temporales.

Entre los puntos más vulnerables identificados por el informe se encuentran en la provincia de Lugo la costa de Burela y San Cibrao, así como la ría de Viveiro. 

En A Coruña, la lista es extensa e incluye las playas de Cedeira, la ría de Ferrol, Betanzos, las emblemáticas playas del Orzán y Riazor en la ciudad herculina, la ría de A Coruña, Malpica, Laxe, Arou, Muxía, la playa de Langosteira en Fisterra, la playa de Ézaro, la playa de O Pindo, Porto do Son, Corrubedo, A Pobra do Caramiñal y Vilanova de Arousa. 

Por su parte, en Pontevedra destacan Marín, el litoral desde Cabo Estai hasta la playa de Patos, Nigrán, San Pedro de A Ramallosa y A Guarda.

 La subida del nivel del mar, estimada en unos 25 centímetros de media para el último cuarto de siglo en un escenario moderado de reducción de emisiones, agravará estas situaciones de riesgo. 

Desplome histórico del marisqueo en Arousa

El segundo gran impacto detallado en el informe afecta directamente a uno de los pilares económicos del litoral gallego: la pesca y el marisqueo. El calentamiento del agua provoca que especies comerciales como la sardina se desplacen hacia el norte, mientras otras especies invasoras, provenientes del sur, colonizan el ecosistema local.

El caso de los bivalvos es especialmente preocupante. Al no poder desplazarse, estas especies sésiles están expuestas a las temperaturas más elevadas y cambios bruscos en la salinidad, lo que puede derivar en mortandades masivas. Sólo en 2024, la producción de berberecho en la ría de Arousa cayó un 93 %, y la de almeja fina y babosa un 86 %.

A estos impactos se suma la contaminación crónica de las rías gallegas, que reciben vertidos industriales, urbanos y agrícolas. Greenpeace denuncia que, a pesar del alto valor ecológico y económico de las rías, continúa habiendo un vertido tóxico cada dos días de media. En 2024 se registraron cerca de 2.000 vertidos.

Turismo de refugio climático atrae masas

Además de los impactos directos del cambio climático, el informe de Greenpeace también señala la presión turística y la contaminación crónica como factores que agravan la vulnerabilidad de la costa gallega. Aunque el turismo es un motor económico, su crecimiento descontrolado, especialmente el modelo cuantitativo, está saturando espacios naturales y servicios públicos. Greenpeace critica la promoción de Galicia como “refugio climático” sin abordar sus propios impactos, lo que ha generado controversia y ha llevado a una saturación de zonas sensibles como Combarro o la playa de As Catedrais.

En cuanto a la controvertida campaña que promocionaba Galicia como "refugio climático", si bien ha recibido críticas de expertos y ecologistas por banalizar el concepto y atraer un turismo masivo, la Xunta no ha admitido que esta campaña tenga como objetivo o consecuencia la masificación. Su discurso se ha centrado en posicionar Galicia como un destino con un clima más suave frente a las olas de calor en otras zonas.

Frente a esta promoción constante del turiso, organización propone poner coto a la turistificación mediante moratorias a las viviendas turísticas, erradicación de la oferta ilegal, reducción de la actividad aeroportuaria, limitación de vehículos en las islas y refuerzo del transporte público, entre otras medidas. 

Presión industrial en aumento por la Mina de Touro y Altri

La situación se agrava por proyectos industriales como la macrocelulosa de Altri en Palas de Rei, que prevé consumir hasta 46 millones de litros de agua al día y verter 30 millones de litros al río Ulla. Greenpeace alerta de que esto podría agravar la crisis en la ría de Arousa, cuya producción marisquera lleva un par de años en situación crítica.

La posible reapertura de la mina de Touro y la continuidad de la actividad de ENCE en la ría de Pontevedra son otros ejemplos de la presión industrial sobre el litoral gallego. Según los ecologistas, estos proyectos contribuyen a un modelo de desarrollo que no garantiza la sostenibilidad de los ecosistemas ni la seguridad de las comunidades locales.

Réplica de la Xunta a las acusaciones de promover el turismo masivo

Ante las contundentes acusaciones de Greenpeace sobre la inacción y la recuperación de modelos litorales obsoletos, la Xunta de Galicia no ha emitido ninguna declaración oficial hasta el momento de cierre de esta edición. 
 

Eso sí, en el pasado, el Gobierno ha respondido a las acusaciones de promover el turismo masivo en la costa y, en general, en la comunidad, defendiendo un modelo de turismo sostenible y de calidad. 

La Xunta, a través de la Estrategia de Turismo de Galicia 2030, ha manifestado su compromiso con un turismo auténtico y sostenible. Argumentan que se busca reforzar la percepción positiva del turismo entre la población local, apostando por un modelo que genere riqueza en todo el territorio, ponga el foco en las personas (visitantes y residentes) y se base en la hospitalidad.

Un objetivo recurrente de la Xunta ha sido la desestacionalización del turismo y la diversificación de los flujos por todo el territorio, para evitar la concentración en épocas y lugares específicos.

En relación con el aumento de viviendas de uso turístico en zonas costeras (un factor que contribuye a la masificación), la Xunta ha expresado su rechazo a lo que considera una "alarma infundada" por parte del Gobierno central sobre presuntas ilegalidades. Si bien reconocen la existencia de un problema en algunos casos, han defendido su gestión y el incremento de las inspecciones y sanciones a alojamientos irregulares. Sin embargo, no han implementado moratorias a las viviendas turísticas, una medida solicitada por colectivos que denuncian la saturación.

Propuestas de Greenpeace

Greenpeace propone una serie de medidas que, a su juicio, podrían revertir esta situación. Entre ellas destacan la acción climática urgente, la renaturalización de la costa, la adaptación local y la regulación del turismo. Especial énfasis ponen en las soluciones basadas en la naturaleza, como la protección de zonas húmedas, dunas y tramos de costa virgen que actúan como barreras naturales frente a temporales e inundaciones.

La organización ecologista subraya que, con una reducción moderada de las emisiones, se podría evitar hasta un 40 % del retroceso de las playas. Además, recuerda que conservar el litoral no solo tiene beneficios ambientales, sino también económicos, ya que protegerlo genera retornos hasta 150 veces superiores que dejar que se deteriore.