"Estamos colapsados" admiten agentes de la Xunta ante la enorme ola de incendios en Ourense
Las quejas de los agentes forestales se unen a las de los brigadistas, que alertaron que la Xunta no cubrió las bajas por lo que hay unas 200 vacantes. También los especialistas de la brigada helitransportada de Laza, dependiente del Estado, se quejan de jornadas a destajo sin los descansos reglamentarios. La situación es cada vez más crítica. El propio presidente Rueda ha reconocido que no es optimista ante la evolución de los incendios. Los próximos días serán de ola de calor, con temperatura superio a los 44 grados. La conexión con la Meseta otra vez interrumpida en vísperas de un macropuente.
La provincia de Ourense continúa sufriendo una grave crisis por los incendios forestales que mantienen a la región en máxima alerta. En las últimas jornadas, la superficie arrasada supera ya las 14.000 hectáreas, una cifra impactante que quintuplica la extensión quemada en toda la provincia durante 2024. El fuego sigue descontrolado, con varios focos activos que amenazan núcleos rurales y provocan desalojos y confinamientos masivos.
La situación es especialmente complicada en el Macizo Central, donde un santuario natural de biodiversidad está siendo devastado y las llamas avanzan sin control aparente. Este escenario ha levantado voces de alarma entre los profesionales del sector forestal, que no solo denuncian la virulencia y extensión de los incendios, sino también la falta de medios suficientes para combatirlos. Xosé Santos, agente forestal, advierte de un colapso total y denuncia que Galicia no puede hacer frente a la intensidad y cantidad de fuegos que se presentan.
"Esto es un ecocidio": la desesperación de los agentes forestales ante la crisis
El fuego en Ourense ha provocado la pérdida irreversible de bosques valiosos, arrasando ecosistemas frágiles y únicos. Santos califica la situación como un "ecocidio", señalando que miles de animales mueren y que todo un hábitat está desapareciendo. El Macizo Central, en particular, es una de las áreas más afectadas, amenazando su supervivencia ante el avance imparable de las llamas.
Este agente forestal también critica duramente la gestión política, apuntando a una falta de reacción adecuada por parte de los gobernantes gallegos. Señala una ineficacia administrativa "inasumible", donde se invierten grandes recursos públicos sin lograr la eficacia necesaria para contener la catástrofe. En su opinión, la Xunta debería ejercer plenamente sus responsabilidades, especialmente en materia de prevención, donde lamenta que los trabajos de apertura de cortafuegos o mantenimiento de caminos forestales no se han llevado a cabo con la debida diligencia.
Además, Santos advierte que los contratos temporales de muchas personas que trabajan en extinción no garantizan formación ni condiciones adecuadas, y que los efectivos de brigadas se encuentran generalmente mermados, afectando la seguridad y eficacia del trabajo. Muchas brigadas operan con un número mínimo de personas cuando lo necesario serían equipos más numerosos para proteger a sus miembros y combatir el fuego eficientemente.
Miembros de la BRIF de Laza, brigada de hélite que acude en helicóptero a los primeros conatos, también han denunciado que los están haciendo trabajar incumpliendo la ley, sin respetar sus derechos laborales en aspectos como el descanso.
Retos en la extinción y la prevención: la falta de recursos humanos y técnicos
Los profesionales también critican que la Xunta ha apostado casi exclusivamente por la extinción, dejando de lado la prevención, una estrategia crucial para evitar que el fuego se propague con tal rapidez y fuerza. Santos reprocha que el sistema de extinción debería ser completamente público y que las casetas de vigilancia, esenciales para detectar fuegos de forma temprana, están muchas veces desatendidas o sin cobertura 24 horas. En la situación actual de emergencia, los trabajadores hacen horas extra, pero problemas estructurales como vacantes sin cubrir, jubilaciones no reemplazadas y bajas médicas agravan aún más la respuesta ante el desastre.
El Gobierno gallego, por su parte, mantiene la declaración de nivel 2 de emergencia en la provincia de Ourense y ha desplegado más de 900 efectivos y 31 medios aéreos para luchar contra los fuegos, según sus últimas informaciones. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, admitió la complejidad y gravedad de la situación, subrayando que las altas temperaturas y el viento complican la extinción. Rueda volvió a instar a las autoridades y a la sociedad en general a intensificar las labores de prevención para futuras temporadas, especialmente la limpieza de los terrenos alrededor de las viviendas.
La oleada incendiaria provoca desalojos, cortes de luz y daños irreparables
La intensidad de los incendios ha obligado a evacuar y confinar a cientos de personas en municipios como Monterrei, Oímbra, Vilardevós o Vilariño da Serra. Poblaciones enteras han tenido que abandonar sus casas o permanecer encerradas mientras las llamas se acercan peligrosamente. En algunos casos, como en la parroquia de Esculqueira (A Mezquita), hasta residencias de ancianos fueron evacuadas y realojadas para proteger la vida de sus residentes.
Las llamas también han provocado cortes en el suministro eléctrico en barrios de la ciudad de Ourense, afectando la vida cotidiana y complicando aún más los esfuerzos de emergencia al dificultar la operación de bombas de agua y otros servicios básicos. Explosiones en el cableado eléctrico han sido documentadas, aumentando el impacto en las infraestructuras.
La lucha contra el fuego en Ourense no solo está poniendo en riesgo el medio ambiente, sino también a los propios trabajadores de extinción. Se han registrado varios heridos entre brigadistas, que trabajan exhaustivamente para contener los focos sin mostrar señales de descenso en su actividad.
Por su parte, el presidente gallego estuvo acompañando a los equipos de intervención en el punto de mando de Chandrexa de Queixa, el municipio más afectado, para supervisar la situación. Este incendio en Requeixo ha calcinado más de 4.500 hectáreas en lo que es el mayor fuego del verano en Galicia, cerca de duplicar la superficie total quemada en 2024.
En total, hay siete focos activos que continúan amenazando la provincia, con varios grandes incendios que han consumido miles de hectáreas y que mantienen en jaque a la población y a los servicios de emergencia.
La petición de una mesa de trabajo para afrontar el futuro
Ante este escenario crítico, desde el sector forestal se insiste en la urgencia de establecer una mesa de trabajo que ponga sobre la mesa las deficiencias del sistema actual en extensión y prevención y que permita idear estrategias efectivas para el futuro. Xosé Santos reivindica que, de haberse impulsado antes, la situación actual en Galicia podría haber sido diferente.
En sus palabras, la Administración gallega ha repetido que dispone del mejor sistema de extinción, pero ha dejado claro que ese sistema debe reforzarse con más medios y un claro enfoque en la prevención, tarea que hasta ahora no ha recibido la atención necesaria. La superación de la capacidad humana y técnica actual impone la necesidad de un replanteamiento profundo y urgente.
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