Galicia, el “dorado” de las cervezas artesanas
La cerveza artesana es una forma de vida porque es una apuesta de sus elaboradores por ofrecer algo distinto. Quieren mostrar cómo se puede hacer algo sabroso, con cuerpo y sello personal frente al producto de gran consumo, de distribución industrial. Galicia ha dado paso a las cervezas artesanas después de que otros productos hayan buscado también la autenticidad frente a la comercialización en cadena. Buscan elaborar productos exclusivos para ofrecer nuevos sabores y recuperar otros que se perdieron por el camino
Las cervezas artesanas propias han sido una auténtica revolución en el panorama gastronómico gallego. Pequeños emprendedores han apostado por reinventar la tradición, recuperando el arte de la elaboración cervecera para crear productos con una identidad única, lejos de la estandarización industrial. Este movimiento, que mezcla historia, innovación y cercanía con el consumidor ha posicionado a Galicia como un terreno fértil para la cerveza artesana.
La chispa de una pasión: un hobby se convierte en profesión
Este renacimiento de la cerveza artesanal surge de la pasión de sus creadores. Alberto Curiel, fundador de la marca lucense Aloumiña, lo describe como un hobby que evolucionó hasta convertirse en una forma de vida. En 2013, cuando empezó a experimentar, el acceso a materiales de producción casera era complicado, lo que le obligó a investigar en foros y a buscar insumos fuera de la región.
Un impulso fundamental fue el programa de apoyo a emprendedores del Concello de Lugo, que facilitó el acceso a un vivero de empresas con alquileres reducidos y asesoramiento técnico. Esta ayuda permitió a Curiel y a otros cerveceros emergentes experimentar sin la presión de los costes inmediatos, perfeccionando sus recetas hasta encontrar el estilo que los representaba.
¿Qué define a una cerveza artesana?
El concepto de cerveza artesana va más allá de un simple proceso de elaboración. Para Curiel, es una cerveza sin aditivos, sin productos que puedan alterar de manera artificial el sabor y las cualidades de los verdaderos ingredientes de una cerveza. Además, este tipo de cervezas no son pasteurizadas por lo que se mantiene en proceso natural de fermentación. Y por último, este tipo de cervezas son independientes, están fuera del apoyo o de la comercialización por parte de grandes marcas o grupos empresariales.
Galicia ha reconocido la importancia de estos productos con el sello de Artesanía Alimentaria de la Xunta, que busca distinguir los productos genuinamente elaborados a mano. Sin embargo, la falta de una definición oficial clara ha permitido que algunas grandes marcas industriales intenten capitalizar la etiqueta "artesana", algo que puede confundir a los consumidores.
Un viaje a través del sabor: influencias y referentes
Las cervecerías artesanas gallegas reinterpretan estilos clásicos europeos inspirándose en la historia y la diversidad de la producción cervecera global. Un ejemplo claro es Aloumiña, que ha logrado destacar precisamente por su capacidad para redefinir estos estilos.
Las clase grodziskie son cervezas ligeras, pero con mucho carácter, elaboradas con trigo ahumado. Nacieron en Polonia cuando la malta de cebada escaseaba, lo que demuestra cómo la necesidad puede dar lugar a la innovación.
Las stout, cervezas negras ideales para climas fríos, y las porter, que surgieron en los puertos de Londres para refrescar a los estibadores, son otro ejemplo de cómo cada estilo cervecero refleja su lugar de origen.
Fuentes y marcas con sabor local
El movimiento cervecero artesanal en Galicia es una prueba del compromiso con la calidad y la proximidad. La Asociación Galega da Cervexa Artesá (AGACA) estima que la comunidad produce más de 1,2 millones de litros de cerveza artesana al año, a través de una treintena de microcervecerías.
Además de Aloumiña, otras marcas se han consolidado como referentes del sector. Unas apuestan por la agricultura ecológica y los ingredientes locales, como Sarita (Pontevedra). Otras, como La Virgen (Ourense), se han posicionado en el mercado con una oferta variada. Por su parte, la cerveza Dougall’s, nacida en la Ribeira Sacra, se inspira en el origen celta de la región. También destacan Menduiña (Cangas do Morrazo), Pecados (Ourense) y Nós (A Coruña), que comparten la filosofía de producción en pequeños lotes y una relación directa con el consumidor.
El "Camino de las Estrellas" de la cebada
Para algunos especialistas gastronómicos esta tendencia responde a la misma búsqueda de autenticidad que ya transformó el sector del pan y del vino. Los consumidores, cansados de la estandarización industrial, anhelan productos con identidad.
En definitiva, la cerveza artesana gallega es más que una bebida. Es el resultado de la pasión y el esfuerzo de pequeños productores que han sabido combinar la tradición con la innovación, creando productos únicos que reflejan la identidad de una tierra. Es la prueba de que, en Galicia, la cebada también ha encontrado su "Camino de las Estrellas".
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