Navantia Ferrol bota la F-111 con la ilusión de un portaaviones que podría ser nuclear y europeo (vídeo)

La jornada de ayer en Ferrol fue un evento de gran envergadura, calificado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como un "símbolo del progreso". Ante más de 5.000 personas, y con la reina Sofía ejerciendo de madrina, la F-111 se deslizó por la grada para iniciar su vida en el mar. Sánchez destacó la inversión de más de 4.300 millones de euros y la creación de 9.000 empleos que supone el programa de las F-110, subrayando que el buque surcará los océanos "como un estandarte de nuestra capacidad tecnológica".

El acto solemne, que incluyó la bendición del buque y el tradicional bautizo por parte de la madrina, sirvió para escenificar el respaldo institucional a un proyecto estratégico para la Armada y la industria de defensa nacional. El almirante jefe del Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro Sánchez, afirmó que esta serie de fragatas está "llamada a ser la punta de lanza de la Armada en un futuro cercano", celebrando además el regreso de las grandes botaduras a Ferrol tras casi quince años de espera.

Robles abre la puerta a un encargo histórico

Horas antes de la ceremonia principal, la ministra de Defensa, Margarita Robles, ya había puesto el foco en el futuro. Durante una visita matutina al astillero, y tras destacar que la fragata se ha finalizado antes del plazo previsto demostrando que su ministerio "cumple", la ministra fue interpelada directamente por la prensa sobre la posibilidad de que Navantia Ferrol asumiera el encargo de un nuevo buque portaaeronaves para sustituir al 'Juan Carlos I'. Su respuesta, medida pero cargada de intención, fue contundente: "No descarto nada".

Esta declaración no es una improvisación. La Armada Española ha manifestado en diversas ocasiones su necesidad de contar con un nuevo portaaviones con capacidad para operar aeronaves de mayor alcance, como los cazas F-35B. La propia empresa pública, Navantia, ya tiene sobre la mesa la tarea de elaborar un estudio de viabilidad para este posible encargo. La especialización del astillero ferrolano en la construcción de buques de gran porte, demostrada con los buques anfibios para España y las exitosas exportaciones a Australia y Turquía, lo sitúa en una posición preferente para materializar este proyecto.

La confirmación de que el Gobierno no cierra ninguna puerta ha sido recibida como un soplo de esperanza para una comarca que aspira a consolidar su carga de trabajo más allá de la década de 2030. Un encargo de esta magnitud no solo garantizaría miles de empleos directos e indirectos, sino que supondría un salto tecnológico sin precedentes para la industria naval española, posicionándola en la élite mundial de la construcción militar.

Un proyecto trilateral que mira a la propulsión nuclear

La posibilidad de un nuevo portaaviones para España no es un anhelo aislado, sino que se enmarca en un movimiento estratégico de mayor alcance a nivel europeo. Medios especializados de Francia e Italia han informado en los últimos meses sobre la existencia de conversaciones para lanzar un programa trilateral destinado a desarrollar y construir de forma conjunta sus futuros portaaviones. La idea es simple y poderosa: compartir los gigantescos costes de diseño y desarrollo para crear una plataforma común que pueda adaptarse a las necesidades específicas de cada armada.

En Francia, la discusión gira en torno al programa PANG (Porte-avions de nouvelle génération), el sucesor del actual portaaviones de propulsión nuclear Charles de Gaulle. Medios como "Naval News" u "Opex360" han explicado que, aunque Francia no renunciará a su autonomía estratégica, la colaboración con socios fiables como Italia y España permitiría economías de escala y una mayor interoperabilidad. El debate en el país galo incluye abiertamente la opción de que estos nuevos buques mantengan la propulsión nuclear, una capacidad que otorga una autonomía casi ilimitada.

Por su parte, la prensa italiana, a través de publicaciones como "Rivista Italiana Difesa", también ha explorado las ventajas de un programa conjunto. La Marina Militare necesita planificar el relevo de sus portaaviones Cavour y Garibaldi, y unirse a Francia y España en un proyecto común se ve como una vía pragmática para acceder a una nueva generación de buques a un coste asumible. La colaboración permitiría, además, fortalecer la base industrial y tecnológica de la defensa europea, un objetivo prioritario para Bruselas.

Ferrol, en la 'pole position' para un encargo histórico

Si esta alianza europea se materializa, Navantia Ferrol estaría en una posición inmejorable para jugar un papel protagonista. La experiencia acumulada en el diseño y construcción de los LHD 'Juan Carlos I' , un portaviones no nuclear para Tailandia y los buques de la clase 'Canberra' para Australia confiere al astillero gallego una solvencia técnica que pocos competidores pueden igualar. Ferrol se encuentra, por tanto, en la 'pole position' para liderar la construcción de, al menos, el buque español, y potencialmente, participar en la fabricación de componentes para los barcos de sus socios.

La jornada de celebración, no obstante, también reflejó las tensiones sociales y políticas del presente. Mientras las autoridades celebraban el hito industrial dentro del astillero, en el exterior se desarrollaban varias protestas. Trabajadores civiles del Ministerio de Defensa reclamaban mejoras salariales, y una concentración convocada por el BNG mostraba su rechazo a la monarquía y su solidaridad con el pueblo palestino, una causa que también se hizo visible en el interior cuando un delegado de la CGT desplegó una bandera de Palestina durante el acto con la ministra Robles.

Con la estela de la F-111 'Bonifacio' aún fresca en la ría, Navantia y toda la comarca de Ferrol miran ya hacia un horizonte mucho más ambicioso. La posibilidad de construir el próximo buque insignia de la Armada, quizás en el marco de una colaboración histórica con Francia e Italia, representa la mayor oportunidad industrial en décadas.