El estruendo de la sirena del astillero de Navantia Ferrol anunciando ayer la botadura de la fragata F-111 'Bonifacio' resonó más allá de la ría. Mientras la primera de las cinco fragatas de nueva generación se encontraba con el mar por primera vez, en un acto que congregó a la cúpula del Estado, una frase de la ministra de Defensa, Margarita Robles, avivaba la mayor de las ambiciones para la factoría: la construcción de un nuevo portaaviones. Una posibilidad que cobra fuerza en el contexto de una incipiente alianza europea entre España, Francia e Italia para desarrollar conjuntamente los buques insignia de sus futuras flotas.
Fue un miembro del comité de empresa, delegado de la CGT, el que mostró la bandera en la visita de la ministra con motivo de la botadura de las fragatas F-111.
Francia, Italia y España acaban de anunciar la construcción de sus respectivos portaviones de despegue horizontal. Existe la posibilidad de una alianza, algo que podría jugar en contra de Galicia dado que solo los franceses tienen experiencia en portaeronaves de propulsión nuclear.
La empresa pública española logra que el Gobierno del Reino Unido expanda un encargo de buques a estos astilleros -que estaban cerca de la quiebra- antes de comprarlos. El negocio ya beneficia a Cádiz, donde se cortará la chapa, pero no hay noticias de que llegue carga de trabajo a Ferrol. Hay que tener en cuenta, además, que Harland & Wolff tiene grandes deudas con empresas industriales británicas, por lo que en principio debería apostar por ellos para intentar mantener una base de proveedores local.
Se trata de una jornada de huelga de 24 horas que se secunda en el resto de centro de la empresa naval pública para demandar avances en la negociación.