Diego Sande (USC): “Altri no es economía circular, el Estado acertó al frenarla”

Uno de los mayores expertos en Galicia sobre fondos europeos para I+D+i cree que Altri modificó sus planes hasta tal punto que el Estado hace bien en negarle las subvenciones Next Generation, imprescindibles para la polémica fábrica. Así lo explica  el profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Santiago Diego Sande Veiga en esta entrevista al hilo de su nuevo libro: "As Políticas rexionais de innovación empresarial de Galiza", producto de una investigación premiada por la Xunta. Las dificultades de las pequeñas empresas para acceder a subvenciones para innovar y la miopía de las administraciones a la hora de entender la innovación en medio ambiente son otros de los temas de esta conversación.


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Sande Veiga recibe de manos del conselleiro Corgos el premio Manuel Colmeiro 2024 por la investigaciu00f3n en la que se basa su u00faltimo libro
Sande Veiga recibe de manos del conselleiro Corgos el premio Manuel Colmeiro 2024 por la investigación en la que se basa su último libro "As Políticas rexionais de innovación empresarial de Galiza" 

 

Una de las conclusiones más impactantes que expone es la "fuga de recursos" del Fondo Tecnológico hacia grandes empresas con sede social fuera de Galicia, especialmente en Madrid. ¿A qué atribuye este fenómeno y qué consecuencias directas tuvo para el tejido productivo gallego, que en teoría era el legítimo destinatario de esos fondos? 

El origen de esta problemática se caracteriza por la multicausalidad. Por una parte sería necesario mejorar la definición de convocatorias públicas, pero también sería conveniente que el diseño de las políticas atendiese en mayor medida a las necesidades de los territorios objetivo. En este último caso, se observa un desajuste entre los diseños a nivel de Bruselas, la planificación estatal, las convocatorias regionales y las características del tejido productivo, que permite la entrada de grandes empresas a nivel estatal.

 

Esto tiene como consecuencia, en primer lugar, que parte de los recursos no sean gestionados por empresas gallegas. En segundo lugar, que los proyectos financiados responden a claves que no son necesariamente las del tejido productivo gallego y, en tercer lugar, que los retornos de esos proyectos -en sus diferentes formas (patentes, etc)- sean acaparados por estas empresas foráneas. Por supuesto, otros aspectos como la contratación de personal especializado y otros recursos también estarían relacionados con este fenómeno.   

 

En el nuevo libro "As Políticas rexionais de innovación empresarial de Galiza" señala el papel de organismos estatales como el CDTI en la gestión centralizada del fondo. ¿Cree que un modelo de gestión más autonómico, conocedor de las necesidades específicas del territorio, habría evitado esa fuga de fondos y garantizado un mayor impacto en las pymes gallegas?

Esta es sin duda una pregunta necesaria, pero que no tiene una respuesta tan sencilla. Por una parte, el CDTI es un organismo con gran experiencia en la gestión de ayudas a la I+D+i. Posiblemente es el organismo mejor preparado para gestionar estas convocatorias. Sin embargo, el diseño centralizado presenta fricciones con principios de la gestión pública, como el de la subsidiaridad. En este sentido, cabe recordar que las convocatorias del programa analizado no sólo han pasado por el CDTI, si no que la Axencia Galega de Innovación ha tenido un papel en ellas, motivo por el que no sería adecuado achacar toda la responsabilidad al nivel estatal. 

 

La misma cantidad de financiación produce un mayor efecto en empresas de menor dimensión que en otras de gran dimensión. La tradición académica se ha obcecado en el apoyo a las grandes empresas para innovar.

 

El tejido productivo gallego está formado sobre todo por pymes y micropymes. ¿Son realmente capaces estas empresas de innovar, o la política pública sigue diseñada para grandes corporaciones?

Me alegra que me hagas esta pregunta. En el mundo académico hay una fuerte tradición en relación a la necesidad de apoyar a las grandes empresas para innovar, ya que estas tendrían capacidad de absorción de la financiación y capacidad de generar retornos. Algunos de mis estudios apuntan, sin embargo, al hecho de que serían otras empresas de menor dimensión las que mayor impacto podrían trasladar a nivel de sus indicadores empresariales. Esto se explicaría por el hecho de que la misma cantidad de financiación produce un mayor efecto en empresas de menor dimensión que en otras de gran dimensión. Por este motivo, desde mi punto de vista, la tradición académica se ha obcecado en el apoyo a las grandes empresas para innovar. Sin duda el apoyo a estas empresas de mayor dimensión es necesaria, pero también lo es poner más el foco en las empresas de menor dimensión y enraizadas en el territorio.

 

En su análisis del programa FEDER-Innterconecta detecta concentración de ayudas en pocas empresas y dificultades de acceso para las más pequeñas. ¿Ha aprendido la administración gallega de esos errores?

Si, hemos observado algún aprendizaje. Por ejemplo, a raíz de la publicación de los primeros trabajos de este estudio, ya en la década pasada, algunas de las administraciones han comenzado a introducir criterios como el del domicilio social para el acceso a las ayudas. En algunos casos, sería conveniente fijar también la necesidad de reflejar otros aspectos, como contrataciones en el territorio objeto de la ayuda, u otros. A pesar de ello, la trampa siempre camina por delante.

 

Estamos en plena ejecución de los fondos Next Generation EU, a través de grandes proyectos estratégicos (PERTE) de gestión también muy centralizada. Teniendo en cuenta su análisis, ¿cree que corremos el riesgo de repetir el modelo del Fondo Tecnológico, donde los recursos acaben concentrados en las mismas grandes empresas y no "irriguen" el tejido productivo de las pymes?

Evidentemente existe ese riesgo. El debate de fondo es la cuestión competencial en la innovación. En este debate, el Estado acostumbra a reservarse las tareas de organización, coordinación y vertebración. En este sentido, parecería lógico pensar que pueda haber proyectos que tengan un interés que trascienda el nivel autonómico, por ejemplo una infraestructura ferroviaria de alta velocidad. La cuestión es encontrar ese equilibrio entre necesidades estatales y regionales. Ahí la lucha por los recursos está servida.

 

El apoyo a la innovación medioambiental ha sido relativamente escaso durante la anterior década.  Las administraciones a nivel estatal y autonómico no han sabido captar esa inquietud social

 

Dedica una parte importante del libro a analizar los modestos resultados en el sector tecnológico medioambiental, a pesar de su potencial en Galicia y de ser un objetivo del fondo. Ahora que el Pacto Verde Europeo es clave, ¿qué oportunidades perdimos y qué deberíamos hacer distinto con los nuevos fondos para impulsar de verdad la ecoinnovación en sectores clave como el forestal, el marítimo o la gestión de residuos?

Uno de los problemas detectados en mis estudios y en este libro, es que el apoyo a la innovación medioambiental ha sido relativamente escaso durante la anterior década. Esto ha sido consecuencia de un desajuste multinivel. El diseño de los Fondos a nivel europeo no otorgaba un papel central a la innovación medioambiental ni en el período de programación 2007-2013 ni en el 2014-2020. Las administraciones a nivel estatal y autonómico no han sabido captar esa inquietud social, y las políticas no han tirado todo lo que se podía de la innovación medioambiental. Esta cuestión ha ido mudando con fondos como Next Generation y por la creciente demanda social. Con todo, queda aún mucho trabajo por hacer. 

 

Diego Sande Veiga en una imagen de la USC
Diego Sande Veiga en una imagen de la USC

 

Altri empezó como algo exclusivamente en la innovación medioambiental, fue transformándose hasta convertirse en una actividad principalmente dedicada a pasta de papel, intentando presentarse además como economía circular sin serlo; resulta acertado que el Estado haya decidido frenar su solicitud 

 

Al respecto, la Xunta defiende que el Estado facilite fondos de la Unión Europea para el cambio de modelo productivo a Altri, cuya actividad sería producir hasta 400.000 toneladas anuales de pasta de celulosa -algo que no es nuevo- y hasta 200.000 toneladas de lyocelll, destinadas principalmente al sector textil para la fabricación de hilos, lo que sí puede ser nuevo, al menos es algo que no se produce ahora mismo en Galicia.  Los críticos con este plan argumentan que al estar Altri concebida para producir sobre todo pasta de celulosa no supone ninguna innovación tecnológica, por lo que no se le deben conceder este tipo de subvenciones. ¿Donde se posiciona usted en este debate?

El caso de Altri ha dado mucho que hablar en los medios, y seguramente tendremos más información en el futuro. En mi opinión, en relación al proyecto de esta empresa ha habido poca información y opacidad. Además, el proyecto ha ido mutando desde una actividad exclusivamente de innovación medioambiental, a una actividad que incluía en parte la producción de pasta de papel, a otra en la que el objeto principal era la producción de pasta de papel. También se ha intentado encajar el proyecto como parte de la economía circular, cuando realmente no existía una actividad principal de esta naturaleza. Desde este punto de vista, considero un acierto que el Estado haya puesto freno a la solicitud de financiación. Por si fuese poco, este proyecto redundaría también en la eucaliptización del territorio, una consecuencia no deseable para nuestros ecosistemas. 

 

Su análisis microeconómico muestra que las empresas de sectores como las TIC o las tecnologías biosanitarias respondieron mejor a los estímulos, mientras que otros más tradicionales como la construcción o la agroalimentación tuvieron un retorno más pobre. ¿Qué nos dice esto sobre la especialización productiva de Galicia y sobre dónde se deberían concentrar los esfuerzos en el futuro?

En relación a esta cuestión, lo que es más relevante es que Galicia está especializada en sectores productivos con intensidad tecnológica medio-baja, como la construcción y otras actividades del sector primario. Las actividades de alta tecnología o tecnología medio alta tienen un peso menor que estas otras en el conjunto del PIB. Desde este punto de vista, los resultados de la aplicación de los fondos están siendo más plausibles en sectores con mayor intensidad tecnológica, por lo que la estructura productiva regional tendría ese hándicap. Sería deseable en este contexto ir completando ciclos de producción y cerrar cadenas de valor, transformar en mayor medida productos primarios y especializándose en base a las capacidades propias.


Es necesario mayor consideración hacia las pequeñas empresas y creación de polos de innovación en el rural 

 

Si tuviera que darle dos recomendaciones clave a la Xunta de Galicia y al Gobierno central para el diseño de las futuras políticas de innovación basadas en sus hallazgos, ¿cuáles serían para asegurar que los fondos europeos realmente sirvan para converger y no para acentuar las brechas?

Son muchas las tareas pendientes. En primer lugar, que tuviesen mayor consideración hacia las pequeñas empresas y que mejorasen los mecanismos de evaluación de políticas para disponer de más información.  Pero sería también necesario mejorar la formación del personal, completar la red de infraestructuras de innovación, apoyar la creación de polos de innovación en el rural para lograr mayor cohesión territorial, o la implicación de otros agentes en los procesos de innovación, como los agentes del tercer sector. 


 

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