La CIG, ante su huelga en Educación: "Sin recursos los profesores deben elegir a qué niños deben priorizar la atención"

El de este jueves 25 de septiembre será un día atípico en la educación gallega. “¿Y qué días de septiembre ha sido tranquilo?”, se pregunta la secretaria nacional de CIG-Ensino, Laura Arroxo, en la previa a la huelga de profesores que tiene hoy y que marca un paso más allá en la crisis del sector, dividido, pero en pie de guerra frente a la Consellería de Educación. La pregunta de Arroxo va más allá del anuncio de los paros hecho por el sindicato antes de que se reiniciase el curso el pasado 8 de septiembre, sino por las múltiples protestas que se han sucedido en distintos centros a lo largo y ancho de Galicia, donde padres, madres, alumnos y docentes denuncian la falta de personal y recursos para dar una educación de calidad a los escolares. 

"LLEVAMOS UN MES DE LOCURA"

A la vista de lo sucedido en estas primeras semanas de clase, y después de la manifestación del pasado sábado 13 de septiembre, Arroxo indica que el sindicato nacionalista llega a la jornada de huelga “con muy buenas impresiones” con respecto a la acogida que esperan para este paro. 

“Llevamos un mes de locura visitando muchos centros, intentando celebrar asambleas en todos cuantos podemos durante estas tres semanas de curso, y las sensaciones de cara a la huelga son buenas porque, desgraciadamente, el profesorado está muy harto y con ganas de protestar y alzar la voz ante un despropósito como está siendo esta vuelta al cole y los intentos de la Consellería de vender algo que, los que vivimos esta realidad, sabemos que no es así”, critica Arroxo.

Este mes está siendo muy convulso y los sindicatos han recogido decenas de denuncias de centros educativos donde se ven ahogados y demandan a la Xunta soluciones. No obstante, hasta ahora no hay abierto un diálogo con la administración autonómica para subsanar las carencias existentes, tal y como ratifican desde la CIG, que sin embargo pone en valor las protestas de estas semanas pues obligaron a la Consellería a “apurar más que nunca la concesión de plazas de refuerzo” o a que se diesen excepciones, como en el CEIP Plurilingüe do Páramo de Lugo, para que se concediesen más medios. 

“Todo esto es gracias a la presión que venimos haciendo desde la CIG y, en general, desde toda la comunidad educativa”, festeja Arroxo, que ya en julio pronosticó, en conversación con este diario, que la vuelta al cole iba a ser complicada porque existían muchos vacíos, como en lo referido a la atención a la diversidad con la falta de profesionales de Audición y Lenguaje y Pedagogía Terapéutica para atender a los alumnos con necesidades especiales.

“Ojalá me hubiese equivocado”, afirma Arroxo con tristeza, pues ya en verano se le veían las costuras a la Xunta. “Tanto las instrucciones que publicaron como el hecho de eliminar el curso de atención preferente ya nos permitía predecir un inicio de curso convulso, particularmente en lo relativo a la atención a la diversidad”, abunda, en un momento en el que “falta personal, faltan orientadores porque están saturados ante la cantidad de niños que hay que atender, y sin medios hay que elegir a qué niños deben que priorizar, y eso para un profesor o un cuidador es muy duro, porque no tiene horas para todos y tiene cribar dónde prestar más atención”. 

PROTESTAS EN TODA GALICIA

Encontramos protestas en el Rosalía de Castro de Padrón, en el O Grupo de Ribeira, en el Monte dos Postes de Santiago, en el Alfredo Brañas de A Laracha… “Son tantos”, critica Arroxo cuando preguntamos qué centro vive una situación más urgente. “Son muchos. En el momento en el que hablamos de niños y niñas con necesidades que no están siendo cubiertas resulta muy difícil priorizar un caso por encima de otro”, refiere.

No obstante, y sin importar la urgencia de cada centro, no todos los docentes podrán acudir a la huelga, pues los servicios mínimos decretados por la Xunta son un palo en la rueda para, por ejemplo, las escuelas unitarias de la comunidad gallega, donde resultará imposible a los profesores secundar a las protestas.

“A la Consellería, como siempre, solo le preocupa que los padres puedan dejar a sus hijos en el colegio para que no haya más protestas de las estrictamente necesarias, independientemente de la atención que allí reciban, y saldrá diciendo que abrieron todos los centros”, razona Arroxo, al tiempo que censura la imposibilidad de que puedan cerrarse colegios, tal y como marcan los servicios mínimos, “aunque la sociedad entendería que se cerrase para reclamar unas condiciones dignas de trabajo y para atender a todos los estudiantes”.

Una menor carga burocrática, mejoras salariales o la rebaja de las horas lectivas son algunos de los puntos sobre los que orbitan las protestas de la CIG. Sin embargo, este último asunto, el de la rebaja de las horas lectivas, fue tratado la semana pasada por el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, que anunció la intención de impulsar una ley que regule las horas lectivas y las establezca en 23 horas en Primaria y en 18 en Secundaria y Bachillerato.

Un anuncio que desde la CIG escucharon “con cautela”, pues querían escudriñar la documentación línea por línea, encontrando “algunos peros” en la propuesta del Ejecutivo central. “Uno de esos peros es el hecho de que en la rebaja de Secundaria se admiten excepcionalidades donde se podría ir hasta las 21 horas”, matiza Arroxo. 

Esta es una consideración que ya ha puesto en alerta al sindicato pues “la Xunta suele tomar la excepcionalidad y convertirla en norma”. “No nos vale este borrador del Ministerio, pero solo es un borrador y queremos trabajar para que, como demandamos, no se recoja esa excepcionalidad”, abordan desde el sindicato nacionalista, donde recuerdan que, en cualquier caso, la Xunta tiene las competencias en materia educativa, por lo que está en su mano, con o sin ley estatal, devolver la cantidad de horas lectivas al escenario anterior a la crisis económica del 2008. 

¿HUELGA INDEFINIDA?

Con el ejemplo de la unidad mostrada en el CEIP Ana María Diéguez de Asados, Rianxo, Arroxo reivindica que “cuando la comunidad educativa está unida, cuando todos remamos en la misma dirección, es mucho mejor para la calidad de la enseñanza pública”. Esa unidad que se ve en algunos centros es la que falta entre los sindicatos de Educación. La CIG anunció de manera unilateral la convocatoria de la huelga y no fue hasta la semana pasada que el Sindicato de Traballadoras e Traballadores do Ensino de Galiza (STEG) se sumó a la llamada, como ya habían hecho las tres centrales, junto a CSIF, en las protestas del curso 23/24.

“Tuvimos reuniones con STEG y este jueves llevaremos una pancarta conjunta. El problema de la unidad sindical no está en los que no firmaron el acuerdo, sino en aquellos que sí lo firmaron”, sostiene Arroxo, en referencia a CC.OO., UGT y Anpe, sindicatos “aliados” de la Xunta de Galicia y firmantes del llamado “acuerdo de la miseria” a finales de 2023.

“Esos sindicatos no se salen del acuerdo y no quieren sumarse a las demandas que, llegados a este punto, hasta sería compatible, porque el acuerdo no solo es insuficiente, sino que no se está cumpliendo”, reiteran desde la CIG, que ve necesario un cambio de rumbo en los tres sindicatos que suscribieron el acuerdo para alcanzar la unidad sindical que en su día demandaron a este diario tanto representantes de STEG como de Comisiones Obreras.

Así las cosas, y sin perspectiva de que haya un acercamiento temprano ni con los sindicatos firmantes ni con la propia Xunta, con la que no hay diálogo abierto en estos momentos, desde la CIG no descartan poner en marcha ningún tipo de medida a mayores de la huelga de este jueves. “Está todo abierto. Vamos a valorar con STEG cómo se desarrolla la huelga sin cerrar la puerta a más movilizaciones. Creemos que cualquier tipo de reivindicación tiene que ir en aumento. No descartamos la huelga indefinida ni otras actuaciones, pero confiemos en que la Xunta nos responda a la demandas que de manera masiva van a ser pedidas por el profesorado durante la huelga”, zanja Arroxo.