Rodrigo Brión Insua (A Pobra do Caramiñal, 1995). Grado de Periodismo en la Universidad de Valladolid (2013-17). Redactor en Galiciapress desde 2018. Autor de 'Nada Ocurrió Salvo Algunas Cosas' (Bohodón Ediciones, 2020).
En Twitter: @Roisinho21
Lo he dicho en alguna que otra ocasión en esta misma tribuna: en general no entiendo de nada. Me considero un profundo ignorante en casi todo y apenas hay uno o dos temas sobre los que puedo hablar con voz más o menos experta. Entiendo de referencias chucas de Los Simpson. Mucho. Sobre todo hasta la temporada 18 o así. Y entiendo de fútbol. Un poco. O eso creo hasta que el mismo fútbol se empeña en replicarme que de esto tampoco sé un pijo. Pero aún con mi escaso dominio, el balompié me ayuda a enteder la vida, pues todo lo que me pasa a mí o a otros ya le ha pasado a alguien en una cancha. Porque a veces estás arriba y a veces estás abajo. A veces eres blanco y a veces eres negro. O, como dijo el ahora seleccionador italiano Genaro Gattuso para explicar el irregular juego del OFI Creta del que era técnico: "Sometimes maybe good; sometimes maybe shit".
Últimamente he pesando mucho en ese "a veces bien; a veces la mierda". También he pensado mucho en Gaza, en ciclismo y en nuestra clase política. He pensado en cómo siendo periodista un día las redes sociales te acusan de ser un nazi antisemita por denunciar el genocidio en Palestina para inmediatamente después ser blanco de los que te tachan de ser un sionista siervo de Netanyahu por decir que a Javier Romo le pudieron hacer mucho daño cuando se cayó por la interrupción a la limón de un manifestante y un policía en La Vuelta.
Y es verdad que el periodismo a veces puede ser good y otras shit. Es bueno cuando sirve para decir, con la boca bien grande, que si hay que parar un campeonato ciclista para que de una vez por todas en España se empiece a hablar de que hay que pararle los pies a Israel y el uso que hace de competiciones deportivas y culturales para lavar su imagen, se para. Porque ni un solo maillot rojo vale más que la vida de un niño en la Franja. Y si a la vez esto sirve para que España diga que no acudirá a Eurovisión si también va un Estado genocida, o si sirve para demandar al Gobierno de España que rompa de una vez por todas las relaciones diplomáticas con Israel o sirve para que en Europa se replanteen el acuerdo comercial que sigue vigente con el Gobierno de un criminal de guerra, pues bien servido está.
No obstante, y por norma general, solemos ser lo otro, especialmente cuando damos presencia y blanqueamos los discursos de odio del -por inercia casi digo 'tristemente'- desaparecido Charlie Kirk o cuando concedemos más importancia a la "pobre Vuelta ciclista" y la imagen de la marca España por encima de los miles y miles de civiles asesinados en Gaza para que, dos años después, todavía haya gente que niegue la evidencia. Parace ser el caso de la portavoz parlamentaria del PP, Ester Muñoz, que, después de un informe de Naciones Unidas donde los expertos parecen percatarse de que, vaya, a lo mejor sí hay su poco de genocidio en las prácticas del ejército israelí, sostiene que "no le compete a la ONU decidir lo que es o no es un genocidio".
Yo, que insisto, no entiendo de nada, me pregunto, si la ONU -¡La jodida ONU con sus 193 Estados miembros!- no es una voz autorizada, ¿quién lo es? ¿El papa de Roma? Porque este, como su predecesor, también ha enfatizado que lo que ocurre en en Gaza es un auténtico exterminio. ¿El rey de España? Porque viene de denunciarlo desde Egipto. ¿Quién tiene potestad para dictaminar qué es un genocidio o un apartheid? ¿Sudáfrica, que no hace tanto salió de uno, sería un juez justo? ¿Corresponde solo al Tribunal de La Haya? Y, en ese caso, ¿aceptaría la derecha española lo que diga la sentencia de la Corte Penal Internacional si va en contra de sus intereses electoralistas?
No sé. Hace tiempo que dejé de entender muchas cosas y me rindo ante las preguntas, porque en estos dos años no puedo entender cómo la barbarie sigue perpetuándose de esta manera tan cruenta en el tiempo. ¿Cómo lo explicaremos en el futuro? ¿Qué razón podremos dar a los que vengan después para aclarar que durante 24 meses, y más de medio siglo si me apuras, se permitió una limpieza étnica televisada pero que estábamos más preocupados por las declaraciones de Perico Delgado o Juanma Castaño? Excusas y disculpas tendremos que dar, y muchas, para explicar la vergüenza de nuestra inacción. O no. A veces es, simplemente, parte de la condición humana y de nuestra constante contradicción que nos hace navegar entre lo bueno y la mierda. Yo este partido ya lo he visto: Sometimes maybe good; sometimes maybe shit.
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