Hacia una redefinición territorial de los ayuntamientos en Galicia

No voy hacer un detalle exhaustivo del tamaño de los ayuntamientos y del número de ellos en España, pero por dar solo un ejemplo, en Galicia hay 313 concellos, mientras que el vecino Portugal tiene 308 entidades locales.

En base a este dato y según algún informe, en nuestra autonomía serían viables dos tercios de los municipios, en el caso de que se estableciera el umbral de población entorno a los 5.000 habitantes. En el 2016 se creó la última fusión local, dando lugar al nacimiento del ayuntamiento de Cerdedo-Cotobade en la provincia de Pontevedra y a pesar de ello salió un escaso censo de 5705 habitantes. Si nos olvidamos de los actuales límites municipales, solo con añadir el municipio de Poio a la ciudad de Pontevedra daría una población de 100.502 habitantes y esto sin incluir Marín y la comarca capitalina, los dos municipios citados son con los que la capital provincial configura un área urbana de cierta importancia dentro de una comunidad autónoma como la gallega con unos 2.714.741 habitantes.

Nos encontramos que en Galicia hay 35 municipios con menos de 5.000 habitantes, sin querer herir susceptibilidades, en el entorno de Pontevedra habría como mínimo dos concellos candidatos a la fusión con la ciudad del Lérez, con el fin este último de mejorar los servicios básicos que no pueden prestar estos pequeños concellos por sí mismos, así como con el de poder recibir una mayor financiación de la administración del estado y de la propia autonomía.

Son solo unos ejemplos, pero el ponerlos en práctica con un nuevo plan definitivo, y realista de comarcalización por parte de la Xunta se llegaría a racionalizar más la administración local y su división territorial más ajustada a la realidad demográfica de Galicia, respetando las distintas identidades y tradiciones locales a través de las casas de cultura, y potenciando estas o creándolas en aquellas zonas que hicieran falta.

Está redefinición de las fronteras sería aplicable solo en aquellos ayuntamientos de poca población y decreciente, si se tiene visión de futuro, realista y voluntad política consensuada, el referente sin duda debería ser el concello de Cerdedo-Cotobade, pero también las comarcas o los partidos judiciales pueden servir como croquis del futuro mapa gallego.

La concentración parcelaria sería otro modelo a seguir, pero que tuvo solo un cierto éxito en la provincia de Lugo debido a que su desarrollo se basa en la agricultura, que es el gran exponente y uno de los sectores que mejor representa a la socioeconómia e identidad gallega.