¿Debe la líder del BNG visitar Inditex? Pontón modera la imagen del BNG sin que su liderazgo sufra por ahora

Cuando tomó la decisión de visitar la sede de Inditex, Ana Pontón era plenamente consciente de que habría polémica. Cualquier político con un mínimo de experiencia -y a la nacionalista le sobra- sabe que la matriz de Zara y Amancio Ortega siempre suscitan debate, a menudo acalorado. 

Entre el tradicional caladero electoral del BNG, la izquierda gallega, se le reprocha al emporio su producción en países del tercer mundo. Desde la derecha  gallega, se rebate que Inditex cumple las normas y es unos de los principales generadores de riqueza en el país.

Pontón ha evitado tomar partido en esa discusión. Eso sí, ha defendido con vehemencia su visita. 

"Tengo una mala noticia (para el PP), voy a seguir visitando empresas medianas, grandes, cooperativas, y voy a seguir exponiendo la alternativa del BNG. Como portavoz nacional y el conjunto del BNG vamos a seguir trabajando con todos los sectores económicos del país"

Puede que esas palabras tuvieran con destino inmediato defenderse de las críticas del conselleiro Francisco Conde (PP). Sin embargo, también le valen a Pontón para rebatir a los gallegos de izquierdas críticos con la visita, que los hay.

Es más, se puede interpretar que Pontón le está diciendo a los que la acusan de 'blanquear' a Inditex, y por ende que se está alejando de los postulados más de izquierdas, que no se dejará intimidar. Ella sigue comprometida en aumentar la base electoral del BNG, que está en máximos históricos o cerca de ellos. Para expandirlos, sabe que no queda mucho qué pescar en el caladero más ideologizado. 

De ahí que la nacionalista vaya a visitar Inditex pero, sin embargo, no se deje ver en otros actos como las protestas contra el emérito en Sanxenxo o los homenajes a Moncho Reboiras en Ferrol, pese a ser organizados por su propio entorno político.

¿Pero quién se ha postulado en contra de la visita? La mayoría son enemigos tradicionales del Bloque. 

Por ejemplo. los críticos con el rechazo nacionalista a Ence en Pontevedra o rivales como el PP, la izquierda no nacionalista -como el ex-diputado de Podemos David Bruzos- o Vox.

El problema para Pontón no son estas críticas, esperables. Su problema es que también hubo críticas públicas desde dentro de su formación. Por ejemplo, el miembro de la ejecutiva del Bloque Breixo Losada Valdés criticó "iniciativas unilaterales" y advirtió que "no son compartidas por toda la dirección". 

El crítico con la visita Losada Valdés es miembro del Movemento Arredista, una de las pequeñas corrientes que colaboran en el frente, con un discurso menos ambiguo que el del BNG sobre la independencia.

La arredista es una corriente pequeña, en comparación con la UPG, el histórico partido comunista en el que militan muchos de los cuadros del Bloque, incluída Pontón.

Desde la UPG no ha saltado por ahora ninguna crítica pública  contra su líder -tampoco ninguna alabanza- y a estas alturas es muy improbable que salte. Hay que recordar que Pontón no fue sola a Inditex, con ella estaba Francisco Jorquera. 

Jorquera es el portavoz municipal en A Coruña y uno de los pesos pesados de la UPG. Además, Jorquera no es de la generación de Pontón, proviene de otra generación más mayor y, en teoría, más ortodoxa, menos proclive a dejarse ver en multinacionales que han deslocalizado su producción. 

La presencia de Jorquera, por lo tanto, deja ver que Pontón tiene el respaldo del núcleo duro del Bloque y de la UPG, o al menos de parte de él, en su estrategia de dar una imagen más normal del frente, consciente de que ese, el supuesto radicalismo del Bloque, es una de sus puntos débiles y una de las armas más eficaces para sus competidores electorales.

EL PELIGRO DE ALGUNOS SILENCIOS

Las críticas suscitadas desde el ala más extrema del frente son por ahora minoritarias y hasta cierto punto asumibles. No deberían suponer ningún problema serio para Pontón.

Otra cosa es que pase en el futuro, si la buena estrella electoral de la portavoz empieza a eclipsarse. Entonces sí, seguro que son muchos los que le recordaran su visita a Inditex. 

No sería ni el primer ni el segundo portavoz  en la historia del BNG objeto de lapidación por presuntamente moderar en demasía las esencias del discurso del Bloque. De ahí que algunos silencios de hoy puedan acabar siendo peligrosos mañana.