La Xunta ha tardado diez días en controlar el incendio de Pantón, en la Ribeira Sacra, pese a la lluvia
En los últimos diez días ha llovido varias veces en los Cañones del Sil. Sin embargo, no ha sido hasta que ha llegado una borrasca considerable, como la del sábado, que se ha podido declarar controlado el icendio originado en Pombeiro, en Pantón, que arrasó parte de uno de los paisajes más preciados de Galicia, los Cañones del Sil en la Ribeira Sacra. Todo un recordatorio de que por muy eficaz y amplio sea un dispositivo antincendios, los nuevos fuegos forestales son muy difíciles de extinguir, sobre todo en zonas abruptas.
El incendio forestal registrado en el municipio lucense de Pantón, en la parroquia de Pombeiro, ha quedado por fin controlado este domingo, después de arrasar más de 1.800 hectáreas y extenderse hasta el vecino concello de Sober tras cruzar el río Cabe. La Consellería do Medio Rural confirmó que las llamas quedaron bajo control a las 11.41 horas, tras once días de lucha contra uno de los fuegos más agresivos de la temporada.
Un incendio de gran magnitud en la Ribeira Sacra
Las últimas mediciones realizadas por los equipos técnicos cifran la superficie afectada en 1.805 hectáreas, de las cuales 1.517 son arboladas y 288 corresponden a monte raso. La virulencia del fuego y las condiciones meteorológicas favorecieron su avance, provocando serias dificultades de control durante la primera semana. El hecho de que las llamas saltaran el río Cabe supuso un gran desafío para los efectivos de extinción y multiplicó el riesgo de propagación hacia zonas habitadas.
El incendio se inició el 18 de septiembre a las 14.16 horas y desde sus inicios encendió las alarmas en la comarca. La proximidad de las llamas al núcleo poblacional de Lornís obligó a la Xunta a activar la situación 2 de emergencia de forma preventiva, medida que se mantuvo durante varios días debido a la amenaza directa sobre viviendas y fincas particulares. El dispostivio logró salvar varias aldeas, pero ardieron varias casas.
La magnitud del fuego forzó un despliegue de medios sin precedentes recientes en la provincia de Lugo. Según la información oficial, participaron en las tareas de control 25 técnicos, 264 agentes forestales, 311 brigadas y 169 motobombas. También se sumaron nueve palas, seis unidades técnicas de apoyo, 15 helicópteros y 12 aviones, todos ellos coordinados desde el centro operativo de incendios de la Consellería.
Ante la dificultad para frenar el avance de las llamas, la Xunta tuvo que pedir refuerzos a la Unidad Militar de Emergencias (UME), que intervino en los momentos más críticos. Su participación, unida al trabajo de las brigadas terrestres y aéreas, ayudó estabilizar primero y finalmente controlar el fuego.
La extensión del fuego sobre todo el valle del río Cabe ha dejado tras de sí una huella muy visible en zonas de elevado valor forestal y natural de la Ribeira Sacra, un espacio declarado reserva de la biosfera. Es, además, uno de los paisajes clave en el atractivo turístico de Galicia.
as más de 1.500 hectáreas de arbolado afectado suponen un duro golpe para el patrimonio medioambiental y económico de la comarca, donde la producción vitivinícola y el turismo rural dependen directamente de la conservación del paisaje.
Los responsables de Medio Rural han subrayado la complejidad del operativo desplegado y el trabajo ininterrumpido de cientos de profesionales que, durante diez días, estuvieron expuestos a altas temperaturas, vientos cambiantes y un terreno abrupto característico de la Ribeira Sacra.
Los vuelos constantes de helicópteros y aviones de carga en los embalses próximos pudieron salvar casi todas las viviendas. Sin embargo, la pregunta que se hacen preocupados los vecinos ante la recurrencia y la virulencia de las llamas es ¿cuándo será el próximo gran incendio? ¿Sobrevirá mi casa?
Que ardan Santiago de Compostela y Madrid
Escribe tu comentario