"Los ancianos se fueron llorando": Residencia San Gabriel de Xinzo, cerrada por la Xunta, niega deficiencias

"La gente se fue toda llorando, está muy triste", alegan en referencia a los ancianos trasladados a otros centros. "Yo con la vida de la gente no juego y menos con la vida de los mayores" añaden antes de recordar que entre los ancianos desalojados había un familiar suyo.

¿Por qué cerró la Xunta este centro de Xinzo? Lo primero que hay que señalar es algo muy inusual. En las últimas décadas, la Xunta solo cerró dos residencias, en septiembre la citada Hogar Jardín de Amoeiro y ahora San Gabriel de Xinzo. Eso a pesar de las gravísimas incidencias registradas durante la pandemia del coronavirus, cuando la Xunta intervino una docena de centros.

Reacción de la residencia y antecedentes

La Xunta enarbola tres problemas muy graves: de capacidad, de grado de discapacidad y alimenticios. Representantes de San Gabriel SL niegan los tres extremos.

Sobre la capacidad, reconocen que en el inmueble había 15 personas. El Rexistro de Entidades Prestadores de Servizos Sociais de la Consellería de Política Social indica que la vivienda tiene capacidad para 12 personas - y no para 10 como indicó la Consellería.

Habría, por lo tanto, tres personas de más. Sin embargo, la residencia alega que el inmueble tiene dos plantas, aunque solo uno registrado como centro asistencial. Ahí, dice, había 10 personas.

Discrepancias sobre la capacidad y uso de las plantas

Después, en otra planta, otras cinco personas. La defensa pasa por alegar que esas cinco personas no formaban parte del centro porque, indican, tenían sus propios cuidadores, pagaban su propia limpieza y comida y no compartían instalaciones con las otras diez habitualmente. Serían “personas vivienda en la planta de abajo viviendo de forma independiente” que solo se mezclarían con los de la planta superior -la autorizada- , a la hora del paseo, en horario de visitas, en el jardín exterior de la casa.

La representante San Gabriel entiende que la situación podría ser irregular y que habían sido advertidos antes pero que, por sí sola, no justifica el súbito cierre de la Vivienda Residencial.

¿Y la alimentación? “No faltaba comida para nada”, responden. Alegan que el acta de inspección de Política Social tras la visita del lunes que motivó el cierre el martes presenta como mayor irregularidad que las croquetas no son caseras y que algunos ancianos toman infusiones en vez de leche.

En lo referido a que había personas con mayor grado de discapacidad del autorizado, la Vivienda admite que así era. Ahora bien, señala que las dos personas que no podían seguir en la Vivienda Comunitaria habían sido notificadas en tiempo y forma y que tiene justificación documental de tal hecho. Añaden que ambos residentes estaban en proceso de encontrar otra plaza y que, por humanidad, no debían ni podían expulsarlos.

Insisten en todo caso que “para nada estaban mal cuidados” y entienden que la decisión de la Xunta se debe al escándalo desatado por el cierre de la residencia de Amoeiro. Allí la inspección de Política Social expedientó el centro pero no lo mandó cerrar, medida que decretó inmediatamente semanas después cuando entró en la vivienda la Policía Nacional tras una denuncia de extranjería.

Desde el centro de  Xinzo creen que ahora están pagando justo por pecadores porque la Consellería se asustó. Además del expediente de la Administración, la fiscalía acaba de abrir una investigación preliminar por si hay motivos para abrir un pleito penal.

Se supone que entonces será cuando puedan declarar los 15 ancianos trasladados. Desde el centro confían en que sus testimonios sirvan para aclarar definitivamente las cosas.