Aplausos para un José Tomé que advierte de "sorpresas" y dice que hay negociaciones entre PSOE y PP

Parte de los vecinos aplaude al alcalde de Monforte, que se muestra crítico con su ex-partido. Hoy hay pleno de la Deputación. El edil, que en teoría debería dimitir, se huele un pacto entre socialistas y conservadores. 


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El alcalde de Monforte de Lemos, José Tomé, acusado de conductas de acoso sexual, se dirige al pleno del Ayuntamiento. En Monforte de Lemos, Lugo.
El alcalde de Monforte de Lemos, José Tomé, acusado de conductas de acoso sexual, se dirige al pleno del Ayuntamiento. En Monforte de Lemos, Lugo.

 

La vida política en  Lugo y  Monforte de Lemos ha alcanzado una temperatura que difícilmente se enfriará en el corto plazo. Este lunes, el salón de plenos municipal se convirtió en el escenario de una de las sesiones más tensas que se recuerdan en la historia reciente de la localidad lucense. 

 

El epicentro de la controversia es su actual regidor, José Tomé, quien ha decidido mantener su bastón de mando a pesar de las graves acusaciones de acoso sexual que pesan sobre él. En una jornada marcada por el estruendo de las protestas en la plaza convocadas por la Marcha Mundial das Muclleres y la fractura absoluta entre los grupos políticos, el mandatario ratificó su voluntad de agotar el mandato, aunque lo hará fuera de las siglas que lo llevaron al poder, las del PSdeG- PSOE. 

 

José Tomé: “Esto está empezando, vai haber sorpresas”,

 

 Tomé dejó un recado para navegantes, una advertencia de que pronto puede haber un pacto entre socialistas y PP. Se supone que en la Deputación de Lugo, pues en Monforte el edil ha logrado mantener la fidelidad de todos sus concejales, que se han pasado con él al grupo de no adscritos.

 

 “Un que non é alcalde estaba reunido con dous altos cargos socialistas na sede da Xunta en Lugo, que facían alí non o sei, pero acabarase sabendo, esto está empezando, vai haber sorpresas”, fue la carga de profundidad lanzada por el alcalde. 

 

El ambiente en el exterior del consistorio ya anticipaba que no sería un pleno ordinario más. Media hora antes de que comenzara el debate, cerca de un centenar de personas se concentraron en la plaza del Campo de San Antón para mostrar su rechazo a la permanencia del alcalde. Convocados por la Marcha Mundial das Mulleres, aunque con el apoyo de diversos colectivos sociales, los manifestantes clamaron por una regeneración ética en el ayuntamiento. 

 

 

 

 

 

Entre consignas que vinculaban el feminismo con la higiene democrática de las instituciones, la multitud señaló que el comportamiento denunciado es incompatible con la representación pública. Esta protesta feminista puso el foco en la desprotección que, a su juicio, sienten las mujeres cuando los cargos políticos no asumen responsabilidades ante este tipo de señalamientos, subrayando la falta de autocrítica del regidor.  

 

Hay que recordar que una mujer denunció, a través de su madre, a Tomé ante el partido por pedirle sexo a cambio de un puesto de funcionaria en Monforte. Después filtró la denuncia a una televisión y la oficializó en el canal interno de denuncias del PSOE. Tomé defiende su inocencia. 

 

Dentro del edificio municipal, la atmósfera no era menos eléctrica. Con un aforo completo y un público dividido entre detractores y férreos defensores, el debate de las mociones presentadas por la oposición se tornó bronco desde el primer minuto. 

 

El Partido Popular, el BNG y Esperta Monforte unieron sus voces para exigir la dimisión inmediata de Tomé, argumentando que la situación actual es insostenible y daña irremediablemente la imagen de la ciudad. La oposición recordó que, si el alcalde consideró necesario abandonar la Diputación de Lugo y tramitar su baja en el PSOE tras conocerse las denuncias, carece de lógica política que pretenda mantenerse al frente de la corporación local como si nada hubiera ocurrido.

 

 

 

Un salón de plenos dividido

La defensa del alcalde corrió a cargo del portavoz del equipo de gobierno, Iván Torres, quien cerró filas en torno a la figura de Tomé. Desde el bando socialista se insistió en que no existen sentencias judiciales que avalen las acusaciones -de hecho, no hay ni denuncia- y que todo responde a una campaña de desprestigio orquestada para derribar a un líder que goza de mayoría absoluta. 

 

Los concejales del gobierno local, que votaron en bloque para rechazar las mociones de censura política, calificaron la actitud de la oposición de oportunista. Para el equipo de Tomé, se está vulnerando la presunción de inocencia de forma flagrante, y aseguran que la estabilidad del municipio no puede depender de filtraciones o testimonios que todavía no han sido contrastados en sede judicial, lo que consideran una maniobra política de gran calado.

 

Por su parte, José Tomé tomó la palabra para defender su honorabilidad y lanzar una advertencia que dejó inquietos a muchos de los presentes. El regidor sugirió la existencia de reuniones secretas entre altos cargos de diferentes partidos para forzar su caída, insinuando que el caso es solo la punta del iceberg de una trama más compleja. Con un tono desafiante y citando frases populares sobre las sorpresas que depara la vida, el alcalde aseguró que su compromiso es con los vecinos de Monforte y no con las estructuras de partido. Esta postura refuerza su idea de que existe una persecución que trasciende lo local, lo que apunta a consecuencias en el Gobierno de la Deputación, donde el voto de Tomé es clave. 

 

La oposición no tardó en replicar con dureza. El Partido Popular llegó a evocar el histórico caso Nevenka en Ponferrada para criticar que se siga cuestionando a las víctimas y se trate de desviar la atención hacia supuestas conspiraciones. Desde las filas del BNG y de Esperta Monforte se lamentó que el nombre de la ciudad aparezca en los titulares nacionales por un escándalo de esta naturaleza.

 

 Los portavoces afearon a Tomé que intente blindarse en su despacho mientras la confianza de la ciudadanía se desmorona, calificando su permanencia como un lastre para el futuro de Monforte. La referencia al caso Nevenka sirvió para ilustrar el cambio de paradigma social que, según la oposición, el alcalde se niega a reconocer.

 

 

 

 

El futuro desde el grupo no adscrito

El desenlace de la votación era previsible debido a la aritmética del pleno, pero las consecuencias administrativas ya han comenzado a ejecutarse. Tomé anunció formalmente que ha registrado su salida del grupo municipal socialista, lo que lo convertirá oficialmente en concejal grupo no adscrito a partir del próximo 1 de enero. Este movimiento lo sitúa en una posición de independencia técnica, aunque seguirá contando con el apoyo de los ediles que hasta ahora compartían sus siglas. Entre todos, suman mayoría, no necesitan de nadie.

 

La incertidumbre ahora reside en saber si el resto de los concejales del gobierno también abandonarán el PSOE para seguir sus pasos o si se mantendrán en la formación, una decisión que el propio alcalde dejó en manos de la voluntad individual de cada compañero.

 

A pesar de los gritos de "baboso" que se escuchaban desde el exterior, Tomé fue recibido y despedido por una parte del público presente en la sala con aplausos y gritos de ánimo. Este respaldo vecinal dentro del consistorio evidencia la fractura social que vive el municipio, donde una parte de la población parece dispuesta a separar la gestión municipal de los comportamientos privados o las denuncias que aún no han sido juzgadas. Sin embargo, para los colectivos feministas y la oposición, este apoyo no es más que una muestra de la normalización de conductas que ya no tienen cabida en una democracia moderna, lo que profundiza la sensación de que el pueblo está viviendo una realidad paralela.

 

La sesión concluyó sin que el alcalde diera muestras de dar un paso atrás, dejando a Monforte en un escenario de interinidad ética y política. La mirada está puesta ahora en los tribunales y en lo que pase en la Deputación, ya que de su evolución dependerá que la presión aumente o se estabilice. 

 

Con las próximas elecciones municipales fijadas para mayo de 2027, el horizonte político de José Tomé es una incógnita. Su intención de resistir como independiente -es impensable que pueda volver al PSdeG PSOE- abre un periodo de dos años en los que la gobernabilidad podría verse comprometida si el desgaste personal termina afectando al funcionamiento administrativo. El alcalde insiste en que su inocencia quedará demostrada y que "quien nada hizo nada tiene que temer".

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