Galicia revive el miedo a otra gran ola de incendios: Desalojos en Pantón, arden los Cañones del Sil (vídeos)
Los brigadistas miran al cielo, que vaticina lluvias en las primeras olas, mientras luchan por contener las llamas de un incendio, el de Pantón, que se ha descontrolado esta tarde. Hay más de 50 personas desalojas de varias aldeas de una de las mayores joyas paisajísticas de España, los Cañones del Sil de la Ribeira Sacra.
Galicia revive sus peores pesadillas con el fuego a las puertas del otoño. Dos virulentos incendios forestales en Pantón (Lugo) y O Bolo (Ourense) devoran ya más de 900 hectáreas, forzando la evacuación y el confinamiento de varias aldeas. La situación más crítica se vive en la Ribeira Sacra, donde un fuego sin control amenaza el invaluable paisaje de los Cañones del Sil, avanzando imparable frente al histórico monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, hoy Parador Nacional.
Aunque no ha pasado a la otra ribera del Sil, aún arde solo la ribera norte, la que es sobre todo lucense, no es descartable que las llames logren saltar a la ribera ourensena, pues, de hecho, al logrado pasar de un lado a otro del Rio Cabe.
La tarde del viernes se tornó en un infierno en la provincia de Lugo. Un incendio declarado a las 14:16 horas en la parroquia de Pombeiro, en el municipio de Pantón, se descontrolaba en cuestión de horas, arrasando ya más de 700 hectáreas. Esto implica que estamos ante otro gran incendio forestal, categoría que se aplica a partir de las 500 hectáreas.
La Xunta ha mantenido activa la "situación 2" de emergencia por la alarmante proximidad de las llamas a las casas, una medida que refleja la gravedad de una crisis que se agiganta por momentos. El fuego no solo quema monte, sino que ataca directamente a uno de los tesoros paisajísticos y turísticos más importantes de Galicia, un ecosistema de viñedos heroicos, bosques autóctonos y patrimonio monacal que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad.
La Brif de Tabuyo está desplegada en la zona de las aldeas de Frontón y Sergagude.
La Brif de Laza estuvo protegiendo el pueblo de Acedre.
La virulencia de las llamas, avivadas por el viento, obligó a las fuerzas de seguridad a actuar con celeridad para proteger la vida de los vecinos. Un total de 47 personas tuvieron que abandonar sus hogares de forma preventiva en tres núcleos de población diferentes del ayuntamiento de Pantón. Según los datos facilitados por el 112 Galicia, seis de los evacuados residen en Cibrisqueiros, veinte en Frontón y los veintiuno restantes en la aldea de Budián. La Guardia Civil continuaba al caer la noche revisando otras aldeas ante el riesgo de que el perímetro del incendio siguiera expandiéndose sin control.
El propio alcalde de Pantón, José Luís Álvarez, confirmaba la extrema dificultad de la situación. En declaraciones a Europa Press, el regidor explicó que durante la tarde "se levantó mucho viento", lo que convirtió el escenario en "muy malo" e "incontrolable". Este factor meteorológico ha sido clave en la rápida propagación del fuego y ha complicado enormemente las tareas de los equipos de extinción, que luchan sin descanso para contener un frente de una violencia inusitada en una zona de orografía muy compleja, marcada por las fuertes pendientes de los cañones.
Reviviendo la pesadilla de agosto
La crisis actual trae a la memoria de todos los gallegos el recuerdo demasiado reciente de la gran ola de incendios del pasado mes de agosto, la peor que ha sufrido la comunidad en su historia reciente. Aquella catástrofe calcinó decenas de miles de hectáreas, afectando de forma dramática a espacios naturales de incalculable valor como el Parque Natural de O Invernadeiro y la Serra do Courel. Durante semanas, Galicia vivió en vilo con múltiples fuegos de gran capacidad destructiva activos de forma simultánea, obligando a desalojos en varias aldeas y dejando un paisaje desolador que tardará décadas en recuperarse. El temor ahora es que los incendios de Pantón y O Bolo sean el germen de un episodio similar a las puertas del otoño.
Los profesionales que combaten el fuego en primera línea han dado cuenta de las enormes dificultades que se están encontrando sobre el terreno en Pantón. El denso humo provocado por la combustión ha generado problemas de visibilidad que, en algunos momentos de la mañana del viernes, impidieron la intervención de los medios aéreos, cruciales para atacar la cabeza del incendio. La Brigada de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) de Tabuyo, en León, desplazada a la zona, describía a su llegada un fenómeno de "inversión térmica" y "nula visibilidad", un escenario que maniató a los equipos durante unas horas críticas.
En la lucha contra las llamas participan un amplio dispositivo de medios autonómicos y estatales. Brigadas de la Consellería do Medio Rural, motobombas, agentes y personal de los ayuntamientos trabajan codo con codo con unidades especializadas. Las BRIF de Laza y Tabuyo, equipos helitransportados del Ministerio para la Transición Ecológica, se han sumado a las labores de extinción, centrando sus esfuerzos en la defensa de los núcleos de población amenazados como Acedre, Frontón y Seragude. Además, efectivos del Quinto Batallón de Intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME), con base en León, han sido movilizados para reforzar el operativo en ambos incendios.
O Bolo, confinado por el fuego
La situación no es menos preocupante en la provincia de Ourense. El incendio declarado en la noche del jueves en la parroquia de Vilaseco, en el municipio de O Bolo, ha calcinado ya unas 200 hectáreas. La Xunta también se vio obligada a reactivar la "situación 2" de forma preventiva en este punto debido a la cercanía del fuego al núcleo de Santa Cruz. Aunque la evolución fue favorable durante la mañana, una combinación letal de fuerte viento, altas temperaturas y baja humedad provocó una fuerte reproducción por la tarde.
Como medida de precaución, las autoridades han decretado el confinamiento de tres núcleos de población: Lentellais, la propia Santa Cruz y la capitalidad del municipio, O Bolo. Se ha instado a los vecinos de estas localidades a permanecer en sus domicilios y a cerrar puertas y ventanas para evitar la inhalación de humo, a la espera de que los servicios de extinción puedan asegurar el perímetro y alejar el peligro de las viviendas.
Las consecuencias de esta nueva oleada de fuegos se extienden más allá del monte. El intenso humo y la proximidad de las llamas han obligado a cortar infraestructuras vitales.
En Lugo, la carretera LU-P-4103 permanece cerrada a la circulación en un tramo de trece kilómetros, entre A Vila do Mato y A Estación. Además, la circulación ferroviaria entre Ourense y Lugo ha sido interrumpida, estableciéndose un plan de transporte alternativo por carretera para los pasajeros afectados. Mientras tanto, en la provincia de Lugo también se trabaja en otros frentes, aunque con mejores perspectivas. Los equipos de extinción han logrado dar por controlado el incendio de Barreiros, que desde el domingo afectaba a 140 hectáreas de monte arbolado en la parroquia de San Xusto de Cabarcos, en A Mariña.
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