Ourense, donde se nace poco y las embarazadas tienen miedo

Ourense vuelve a ser epicentro del debate sobre el futuro demográfico de España y Europa, en este caso por la atención a la maternidad más temprana. Varias organizaciones, profesionales sanitarios y colectivos mujeres embarazadas  están alzando la voz alarmadas por el inminente traslado del semiruinoso paritorio del CHUO al bloque quirúrgico del hospital general, una ubicación no concebida para tal fin y que consideran inadecuada y carente de garantías básicas.

Las obras de reforma del antiguo Materno Infantil, deteriorado tras sufrir sucesivos derrumbes, incluso en el propio paritorio, han motivado el cambio. La Xunta ha destinado 2,7 millones de euros a adaptar los nuevos espacios en los quirófanos. Desde la Xerencia del área sanitaria se insiste en que se garantizarán la "seguridad, tranquilidad y continuidad asistencial" tanto para pacientes como para personal.

Dudas sobre la seguridad y dignidad del parto

Sin embargo, esta versión no convence ni a las usuarias ni a las trabajadoras del servicio. El colectivo Arrolos de Teta apunta a que carece de las condiciones mínimas para una asistencia digna y segura. El temor a perder intimidad, confort y recursos adecuados genera un fuerte estrés en las futuras madres, que temen ver comprometidos sus derechos básicos en un momento tan vulnerable, argumentan.

El pasado martes se celebró una concentración frente al hospital, convocada por Arrolos de Teta y con el apoyo de, entre otros, la plataforma SOS Sanidade Pública Ourense y la Asociación de Matronas Galegas. Este colectivo profesional alertó de la “situación injusta y peligrosa” del paritorio ourensano ante unas instalaciones que “no reunen las condiciones mínimas para garantizar la seguridad” pues son “espacios reducidos, sin privacidad ni higiene”, sin sala de parto natural y con accesos compartidos con las personas que van a operarse. 

La protesta tuvo el apoyo de algunos sindicatos, partidos políticos como PSdeG y BNG, y numerosos ciudadanos.  También de colectivos feministas como a Marcha Mundial das Mulleres que se quejó de que “o PP aplica políticas de demolición dos dereitos das mulleres apoiado nunha Xerencia cómplice que executa”.

Los manifestantes denunciaron la falta de información clara, de garantías reales y de espacios apropiados. Entre las consignas, se escuchó: "Se non nos cae o teito, róubannos o dereito" o "Parir con respecto é un dereito". La demanda común: una alternativa segura y salubre mientras duren las obras.

Respuesta del SERGAS

Mientras tanto, el Sergas mantiene que la calidad asistencial está garantizada. Promete que los nuevos espacios contarán con salas independientes, duchas, aseos propios y accesos diferenciados. "La adaptación no ha terminado y buscamos la mejor solución para asegurar una atención de calidad", defiende el director asistencial del área sanitaria, Eloy Sánchez.

Las protestas actuales en la capital riman con las vividas en 2019  no muy lejos, en el hospital de Verín, también en la provincia de Ourense, cuando el SERGAS intentó cerrar aquel paritorio. La movilización social fue entonces clave para frenar la decisión, que se percibió como un ataque a los derechos sanitarios de las mujeres del rural.

Hoy, los argumentos vuelven a repetirse: necesidad de una atención segura, respetuosa y con garantías. Todo esto, en una provincia, Ourense que lleva décadas entre las provincias españolas con los índices de natalidad más bajos.

Al final de la Guerra Civil, había 188.000 ourensanos más

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Ourense ha mostrado una disminución constante en su tasa de natalidad durante las últimas décadas. Entre 2008 y 2018, los nacimientos en la provincia cayeron un 31%, pasando de 2.156 a 1.486. En el siglo XXI, la natalidad se ha desplomado un 23% entre 2001 (1.809 nacimientos) y 2021 (1.399 nacimientos). 

En 2023, Ourense fue una de las tres provincias con las tasas de natalidad más bajas de España, junto con Zamora y Asturias, según un análisis de datos del INE.

Ourense es una de las provincias más envejecidas de España, con una media de edad de 50,97 años en 2019, la más alta del país junto con Zamora. Solo el 13,3% de su población tiene menos de 20 años, lo que la convierte en la segunda circunscripción de Europa con menos población joven, según Eurostat. 

La brecha entre nacimientos y defunciones es muy notable: en 2018, por cada nacimiento en Ourense se registraron tres defunciones. La provincia ha experimentado una pérdida de población notable con una tasa de fecundidad inferior a 1,0, una de las más bajas de Europa. 

La provincia ha experimentado una pérdida de población significativa, pasando de 494.000 habitantes en 1940 a 306.000 en 2020. Es decir, desde la Guerra Civil ha perdido casi el 40 por ciento de su población.

Por municipios, solo la capital y su contorno están capeando a duras penas la desertización demográfica. Aún así, Ourense ciudad ha perdido casi el 5% de su población en lo que llevamos de siglo.

Es un hecho, por la tanto, que la provincia llega un siglo en un profunda crisis de múltiples ámbitos, que periódicamente se manifiesta en conflictos como los desatados por los cierres o traslados de los paritorios.