La pelea por la facultad de medicina se enquista: la titularidad de los profesores bloquea el acuerdo entre USC, UVigo y UDC

Las negociaciones para descentralizar los estudios entran en un punto muerto. Santiago rechaza ceder la contratación de docentes, una línea roja para Vigo y A Coruña. Mientras, la UVigo mantiene su ultimátum de un mes antes de exigir una facultad propia.


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Archivo - El conselleiro de Educación, Ciencia, Universidades e FP, Román Rodríguez, y los rectores de las tres universiades públicas gallegas. (Imagen de archivo)
Archivo - El conselleiro de Educación, Ciencia, Universidades e FP, Román Rodríguez, y los rectores de las tres universiades públicas gallegas. (Imagen de archivo)

 

Las negociaciones para redefinir el mapa de los estudios de Medicina en Galicia se encuentran en un momento crítico, prácticamente encalladas. Las tres universidades gallegas, con la Xunta de Galicia como mediadora, no logran desatascar el principal escollo que frena la descentralización del grado: la titularidad de las nuevas plazas de profesorado. 

 

La Universidad de Santiago de Compostela (USC) se resiste a ceder el control de las contrataciones, una postura que choca frontalmente con las exigencias de autonomía de la Universidad de Vigo (UVigo) y la Universidad de A Coruña (UDC).

 

Fuentes conocedoras de la negociación explican que, aunque la USC habría mostrado disposición a realizar ciertas concesiones en la última reunión telemática entre los tres rectores, mantiene su negativa en el aspecto nuclear del conflicto. Santiago no parece dispuesto a permitir que la UVigo o la UDC convoquen y gestionen las plazas de los docentes que impartirán clase en sus respectivos campus y hospitales asociados (CHUVI y CHUAC), un punto que las universidades no compostelanas consideran irrenunciable.

 

La Universidad de Vigo, motor de esta demanda de descentralización, fijó su postura hace aproximadamente diez días. Su rector, Manuel Reigosa, obtuvo el respaldo del Consello de Goberno de la UVigo a un documento de siete puntos que marca las líneas rojas de la institución. El elemento crucial de esta propuesta es la autonomía de contratación. La institución olívica exige ser la entidad responsable de convocar, como mínimo, la mitad de las nuevas plazas docentes destinadas a impartir clase en los hospitales de su área de influencia.

 

Esta propuesta de mínimos, sin embargo, no fue sencilla de aprobar internamente en Vigo. Según fuentes universitarias, el borrador presentado por Reigosa generó un intenso debate en el Consello de Goberno vigués. El temor principal es que la fórmula propuesta perpetúe el desequilibrio actual. Si la USC retuviera la titularidad de dos nuevas plazas por cada una que gestionaran Vigo y A Coruña, la brecha en el número total de docentes de Medicina entre las instituciones no haría más que crecer, lastrando la capacidad investigadora y docente de las universidades del sur y el norte.

 

Algunas voces dentro del órgano de gobierno vigués defendieron posturas más exigentes, abogando por reclamar un porcentaje superior al 50% o, directamente, la totalidad de las plazas de profesor vinculado al Servizo Galego de Saúde (Sergas) en su territorio. Pese al debate, el texto del rector fue aprobado finalmente casi por unanimidad, entendiéndose como un punto de partida para la negociación final.

 

En este complejo tablero académico, la postura de la Universidade da Coruña (UDC) es clave. El rector vigués, Manuel Reigosa, ya habría advertido en su propio Consello de Goberno que la UDC probablemente aspiraría a un porcentaje de control superior, quizás en torno al 75% de sus plazas. Aunque la UDC ha mantenido un perfil más discreto en las últimas semanas, su rector, Ricado Cao, ha defendido históricamente la necesidad de vincular la docencia a la realidad hospitalaria coruñesa (CHUAC) y de ganar autonomía, alineándose con las tesis de Vigo.

 

Paralelamente a la negociación entre rectores, la presión política crece. En Vigo, el alcalde, Abel Caballero, mantiene una postura de máxima exigencia que difiere de la del rectorado. 

 

El regidor socialista no contempla la descentralización como una solución válida y reclama abiertamente la creación de una facultad de Medicina completamente independiente para Vigo, una demanda histórica que utiliza frecuentemente como ariete contra la Xunta de Galicia y la USC. El PP de Vigo, por su parte, ha dicho que si no hay acuerdo entre las universidades, apoyará que UVigo solicite la suya propia.

 

En A Coruña, la alcaldesa Inés Rey también ha mostrado públicamente su apoyo a la expansión de los estudios de Medicina en el campus coruñés, defendiendo la capacidad del CHUAC para acoger una formación completa.  

 

La Universidad de Santiago de Compostela, que ostenta la titularidad única del grado, se aferra al acuerdo alcanzado en 2015. Aquel pacto, que la USC considera la base de cualquier negociación, solo contemplaba la descentralización de las prácticas clínicas en los hospitales de Vigo y A Coruña, asignando a estas universidades un porcentaje testimonial de gestión docente, cifrado entonces en un 15%. La USC rechaza ahora ir mucho más allá, especialmente en lo relativo a la contratación de personal docente e investigador (PDI).

 

La postura de la USC se basa en la defensa del "título único", un argumento que comparte la Xunta de Galicia. El gobierno gallego, presidido por Alfonso Rueda, ha sido el impulsor del aumento de plazas de Medicina para paliar el déficit de facultativos, pero siempre ha condicionado este aumento a un acuerdo entre las tres universidades. La Consellería de Sanidade y la de Educación actúan como mediadoras, pero han insistido en que la solución debe pasar por un grado único gestionado por la USC, aunque con una docencia "territorializada".

 

La Xunta quiere evitar a toda costa la fragmentación del sistema, argumentando que crear tres facultades independientes sería ineficiente y tendría un coste inasumible. Sin embargo, esta postura choca con la realidad de la negociación: sin cesión en la titularidad de las plazas, que implica financiación y control académico, ni Vigo ni A Coruña parecen dispuestas a aceptar un modelo que consideran centralista.

 

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, recibe la Medalla de Honor de la Universidad Intercontinental de la Empresa (UIE), de la mano de su rector, Miguel Ángel Escotet.
Archivo.- El alcalde de Vigo, Abel Caballero, recibe la Medalla de Honor de la Universidad Intercontinental de la Empresa (UIE), de la mano de su rector, Miguel Ángel Escotet.

 

De fondo, el temor de que si las universidades públicas no amplían las plazas de medicina, lo harán las privadas. De hecho, la Universidad Intercontinental de la Empresa de Abanca ya ha empezado a ofrecer títulos del sector sanitario. Eso, a pesar de que en algunos casos, como fisioterapia, ya se imparte en las aulas públicas. En un contexto en el que el SERGAS y las empresas privadas tienen muchas dificultades para cubrir puestos de médicos y enfermeras, es solo cuestión de tiempo que el sector privado intente quedarse con parte de un pastel que no para de crecer, dado el progresivo envejecimiento de la población.

 

El ultimátum de Vigo acelera los contactos

 

La paciencia en la ciudad olívica se agota. El pasado 17 de octubre, el Consello de Goberno de la UVigo aprobó formalmente conceder un último mes de prórroga a las negociaciones. El propio Manuel Reigosa comunicó esta decisión, advirtiendo que, si en ese plazo no se alcanza un acuerdo satisfactorio que respete sus mínimos, la UVigo abandonará la mesa de negociación y activará la "batalla" para solicitar formalmente la creación de su propia facultad de Medicina, una vía mucho más larga y políticamente compleja.

 

Este ultimátum ha elevado la tensión en las conversaciones. La semana pasada estaban previstas dos reuniones presenciales clave, una en Vigo y otra en Santiago, aunque finalmente, según fuentes universitarias, solo se habría celebrado un encuentro por videollamada el pasado viernes. Tras el verano, los tres rectores han asumido personalmente las riendas de la negociación, apartando al grupo de trabajo técnico que se había constituido.

 

Para evitar filtraciones y rebajar la tensión mediática, las tres partes han pactado un silencio informativo. Con todo, las filtraciones son inevitables. 

 

 

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