#Claves de la semana

José Antonio Primo de Rivera, presente y cara al sol en la Praza da Quintana pese a la ley de Memoria Democrática

José Antonio Primo de Rivera sigue recibiendo a los peregrinos en Santiago aún con la ley de Memoria Democrática vigente. 

 


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El fascismo resiste en la Praza Quintana con el recuerdo de José Antonio Primo de Rivera labrado en piedra. El nombre del fundador de la Falange Española sigue adornando los muros del monasterio de San Paio de Antealtares, que recorren la céntrica plaza compostelana que a diario atraviesan miles de personas. 

 

La inscripción, a día de hoy, vulnera la Ley de Memoria Democrática, aprobada en octubre de este año y que pretende, entre otras cosas, eliminar de la vía pública todos aquellos monumentos o símbolos que glorifiquen "la sublevación militar y la Dictadura, sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o las organizaciones que sustentaron la dictadura, y las unidades civiles o militares de colaboración entre el régimen franquista y las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial”.

 

Galiciapress charla con el Arzobispado de Santiago, la Xunta y el Concello de Santiago para conocer cuál es la situación actual de la inscripción, por la que en su día se abrió un proceso para buscar las fórmulas adecuadas de cara suprimir su presencia en la Quintana. Ni el Arzobispado ni el Gobierno de Galicia se hacen responsables, solo el Concello parece buscar soluciones, pero sin excesiva prisa. 

 

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Inscripción en recuerdo de José Antonio Primo de Rivera en la Praza da Quintana | Foto: Galiciapress

 

A finales de noviembre eran más de 430.000 las compostelas entregadas en este 2022. Los peregrinos llegan a la catedral santiaguesa por distintos caminos y no siempre los recibe la misma ciudad. Un día está soleada, otro día cubierta por un cielo plomizo, en otra ocasión puede ser que avancen entre una cortina de lluvia o tal vez sea la niebla la encargada de darles la bienvenida. La que no cambia es la piedra que recorren y los acoje, que aguanta imperturbable el paso de las estaciones. Y, entre todas los muros que reciben a los peregrinos, sobresalen los de la Praza da Quintana, con un nombre esculpido en un frontón: José Antonio Primo de Rivera

 

El fundador de la Falange, la fuerza española de ultraderecha inspirada en el fascismo italiano de Mussolini, está muy presente en la capital gallega 86 años después de su fusilamiento. Considerado como un martir por el bando nacional, el franquismo encumbró a Primo de Rivera como símbolo, hasta el punto de concederle el "honor" de ser enterrado en el Valle de los Caídos junto al dictador Francisco Franco.

 

Franco ya no está en el Valle, pero José Antonio permanece en la Quintana, pese a que la Ley de Memoria Democrática aprobada en el mes de octubre prohibe la exaltación de este tipo de memoriales erigidos para glorificar a los considerados héroes del golpe de estado del 36. También la anterior ley, la de Memoria Histórica, impedía la presencia de Primo de Rivera en los muros de monasterio de San Paio de Antealtares, pero más allá de unos “retoques” el recuerdo del líder fascista sigue inmaculado

 

En su día la inscripción lucía en un llamativo color rojo, como muchas de las placas del callejero del casco histórico compostelano. La pintura roja fue retirada del bajorrelieve de granito, pero nada más. Desde entonces y hasta la fecha la inscripción permanece inalterada y se puede leer sin dificultad. 

 

¿De quién es pues la responsabilidad de retirar esa escritura que va contra la ley? Desde el Arzobispado de Santiago de Compostela instan a este diario a dirigir nuestras cuestiones sobre el asunto a la madre abadesa del monasterio, “ya que dicho monasterio es un ente independiente y no está bajo la jurisdicción del Arzobispado de Santiago de Compostela”. Pese a nuestros intentos para conocer el parecer de las monjas de clausura, desde la orden no han respondido a nuestras demandas. 

 

“VUELVA USTED MAÑANA”

San Paio de Antealtares no es solo un monasterio de clausura, sino que sus paredes, además de a más de a una veintena de monjas benedictinas, guardan también el Museo de Arte Sacro de San Paio de Antealtares, “de titularidad privada dependiente de la Comunidad Benedictina de San Paio de Antealtares”. También es una hospedería monástica, una residencia universitaria, e incluso un colegio de educación infantil de educación concertada con alumnos con edades que van desde los 0 hasta los 6 años.

 

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Praza da Quintana y el monasterio de San Paio de Antealtares | Foto: Galiciapress

 

Con estos condicionantes, cabría pensar que desde San Caetano tienen algo que decir al respecto. Galiciapress se puso en contacto con Patrimonio, que inmediatamente nos remitió a la Vicepresidencia Segunda y Consellería de Presidencia, Justicia y Deportes como la única que nos podría dar respuesta a nuestro requerimiento sobre cómo iban a aplicar desde la Xunta la Ley de Memoria Democrática y de cómo avanzaban esos trabajos de eliminación reactivados ya hace más de un año y medio. 

 

La respuesta de la Xunta se demoró nada más y nada menos que 20 días. En un escueto comunicado, desde la Vicepresidencia Segunda se limitan a copiar y pegar un extracto del texto legislativo, más concretamente el artículo 35.5: “Cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén ubicados en edificios de carácter privado o religioso, pero con proyección a un espacio o uso público, las personas o instituciones titulares o propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos, en la forma establecida en el presente artículo”.

 

En ese mismo artículo, el 35, que versa sobre ‘Símbolos y elementos contrarios a la memoria democrática’, la ley refiere que “se consideran elementos contrarios a la memoria democrática las edificaciones, construcciones, escudos, insignias, placas y cualesquiera otros elementos u objetos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública en los que se realicen menciones conmemorativas en exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar y de la Dictadura, de sus dirigentes, participantes en el sistema represivo o de las organizaciones que sustentaron la dictadura, y las unidades civiles o militares de colaboración entre el régimen franquista y las potencias del eje durante la Segunda Guerra Mundial”.

 

Con el texto en la mano, la inscripción de la Quintana reúne todos los requisitos como para ser retirada del espacio público, pero en este punto, ni el Gobierno de Galicia ni la Iglesia se responsabilizan del futuro de la inscripción, pasándose la patata caliente y dejando la pelota, una vez más, en el tejado de las monjas.  

 

¿Y EL GOBIERNO?

En este escenario, todo parece indicar que será el propio Gobierno de España el que acabe retirando el nombre del fundador de la falange de la céntrica plaza compostelana. Tampoco esto será sencillo, ya que el proceso promete ser igual de farragoso. En primer lugar debe incluirse en el Catálogo de Símbolos y Elementos Contrarios a la Memoria Democrática, una figura fundamental en la nueva ley y en la que pueden participar las “entidades memorialistas”. 

 

Como ocurre con la cruz franquista de Outeiro da Obra, en Celanova, incluir la inscripción en el catálogo permite no solo registrarla, sino poner en marcha un contador que, de no hacerse nadie responsable para su retirada, terminará por recaer ese cometido sobre el Gobierno central, forzándolo a “ejecutar” la retirada del símbolo. 

 

QUITAR LAS PIEDRAS, REBAJAR LA ROCA, MOVER LA PLACA…

Los que sí están trabajando en soluciones para qué hacer con la inscripción de la Praza da Quintana son los integrantes de la Comisión Asesora de Patrimonio del Concello de Santiago, que en sus últimas reuniones han centrado el debate sobre cómo deben operar “para el cumplimiento de la Memoria Histórica”. 

 

Desde el consistorio compostelano reiteran que sobre el terreno ya se han realizado actuaciones en los últimos años. “Muchos de los elementos que había ya se fueron retirando, pero quedan otros, entre ellos esta inscripción, que resulta más complicado por la afectación que podría tener sobre el patrimonio”, explican.

 

En la primavera de 2021, en la reunión de la Comisión Asesora de Patrimonio Histórico, se dieron los primeros pasos para eliminar el nombre del fundador de la Falange de los muros de la Quintana. Ha pasado más de año y medio y el nombre del primogénito del dictador Miguel Primo de Rivera sigue recibiendo a diario a cientos o decenas de visitantes. 

 

Ya por entonces se advertía de que la solución no iba a ser fácil -está tallado en los muros del templo- ni inmediata, pero desde marzo de 2021 no se ha avanzado. Se estudiaron distintas propuestas para eliminar el nombre de la roca, con opciones que van desde rebajar o tallar las losas en las que figura la inscripción hasta sustituir los “ladrillos”, pasando por rellenar los huecos de la piedra o difuminar todavía más las letras, opción que dejaría rastro ya que “no las eliminaría totalmente”. 

 

No parece, en cualquier caso, que se priorizase la alternativa de tapar el nombre con una placa similar a la que recuerda al Batallón Literario, pero en memoria de las víctimas del franquismo. Colocar una placa sí fue algo que propuso la Consellería de Cultura. La solución más inmediata sería, precisamente, trasladar esa placa en recuerdo de los combatientes de la Guerra de Independecia, “previa restauración en taller” y colocándola “en una posición centrada entre los dos huecos de la fachada que enmarcan la inscripción”. 

 

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Placa en memoria del 'Batallón Literario' | Foto: Galiciapress

 

CONSULTAS Y MUCHOS ACTORES

“De acuerdo con lo dispuesto en el art. 27.2 del ‘Plan especial de protección y rehabilitación de la ciudad histórica de Santiago de Compostela PE-1’ (en el que se establece que, sin perjuicio de las competencias que le son propias, el Ayuntamiento de Santiago podrá solicitar informes o dictámenes de las Administraciones de Patrimonio y de sus órganos asesores y consultores en el marco de la colaboración interadministrativa para la tutela del patrimonio de la Ciudad Histórica) procede trasladar una consulta al Consello da Cultura Galega y la Academia Gallega de Bellas Artes”, apostillan desde el Concello, agregando a su vez que la consulta la harán extensible a la Iglesia y a la orden que reside en el monasterio. 

 

Desde el Pazo de Raxoi defienden que en cualquier caso su lectura hoy es “difícil” y que solo se ve “si el viandante se sitúa directamente enfrentado con el símbolo y a poca distancia de la fachada” y en “jornadas despejadas y luminosas”. En realidad, no es complicado de localizar la inscripción, que no está precisamente escondida, y tampoco hace falta una vista privilegiada, solo colocarse cerca del muro, como a diario hacen cientos de turistas. No es extraño que las largas colas de visitantes esperando a entrar a la catedral se coloquen justo debajo del nombre de Primo de Rivera. “Estamos en una fase de consultas para ver qué intervención es la más adecuada”, resumen. 

 

 

 

En cualquier caso, cualquier intervención que se pretenda realizar sobre la fachada del Convento de San Paio de Antealtares, perteneciente a la Iglesia, deberá ser autorizada por el órgano competente en materia de protección del patrimonio de la Consellería de Cultura”, subraya el Concello de Santiago, lo que nos obliga a volver a la casilla de salida y volver a cuestionar: ¿Quién es el responsable de este asunto? 

 

La maraña de administraciones y entidades que se encuentran en el centro del caso es inmensa. Se trata de en un edificio que “está en el ámbito del entorno del BIC formado por el conjunto de la Catedral y el Pazo de Xelmírez” y cuya propiedad pertenece a la Orden de las monjas beneditinas de la Comunidad de San Paio de Antealtares. Otra vez los dedos se dirigen a las religiosas, apartadas del mundo exterior y dedicadas por entero a la oración y a los dulces que cocinan y comercian. Y mientras, un Xacobeo más, lo primero que ven los peregrinos y los turistas nacionales e internacionales al llegar al corazón de Santiago de Compostela es la Catedral de Santiago...y el homenaje a un fascista, que sigue cara al sol en la Quintana. 


 

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1 Comentarios

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No entiendo por qué una inscripción con el nombre de una víctima de la Guerra Civil vulnera la Ley de Memoria Democrática, cuando justamente dice que debe recordarse a las víctimas. ¿A leído el autor del artículo la citada ley? Me temo que no...

escrito por Jorge 14/dic/22    19:51

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