El Maestro Mateo inspira el 'Camiño' de Lola Doporto: 25 cuadros y tres maniquís expuestos en Compostela por dos meses
La Hospedería de San Martiño Pinario acoge desde este miércoles hasta el 17 de septiembre la exposición 'Camiño' de la pintora autodidacta Lola Doporto. Esta colección, formada por 25 cuadros y tres maniquís, reinterpreta las figuras del Pórtico de la Gloria a través de personajes sin pelo, influenciados también por tópicos de la cultura gallega.
Diferentes gérmenes han inspirado esta colección, como unos maniquís calvos que llamaron la atención de la autora. La vinculación religiosa de su obra se debe, principalmente, a su "admiración" por el trabajo del Masestro Mateo, que "contaba una historia a través de la piedra". "Me llamó mucho la atención lo que me transmitía", ha expresado en la rueda de prensa de presentación.
Sin embargo, la idea "empezó" con una visita al Pórtico do Paraíso de la Catedral de Ourense. "Cuando vi el retablo, la policromía, los colores, ahí fue donde empezó la idea", ha asegurado Doporto.
Empezó por el Santiago Apóstol: "Entonces me costó porque yo soy autodidacta y sé lo que quiero hacer, pero no sé cómo. Me llevó meses y meses y, de repente, dije: 'Tiene que ser calvo y guapo'", ha relatado. Después, vinieron los evangelistas, los ancianos y los músicos. La obra está complementada por tópicos de la cultura gallega, como gaiteiros, pandereteiras y pulpeiras.
Además, a estas figuras les acompañan, en muchos de los cuadros, pájaros, que las protegen y muestran diferentes estados de ánimo. "En las primeras etapas salían enfadadados", ha apuntado Doporto. La artista define esta expresión como una forma de "terapia", ya que la obra expuesta comenzó a pintarla mientras se sometía por un proceso de quimioterapia.
CUADROS VENDIDOS
Esta obra, que termina ahora su peregrinaje bajo el titulo de 'Camiño', ya ha sido expuesta en Ourense, Vigo e incluso Madrid, donde se pudo ver bajo el título de 'Morriña de Estrelas'. No son todas sus pinturas, ya que varias de ellas ya han sido vendidas antes.
Por el camino han quedado obispos, gallos y el gaiteiro de Penalta. Ese cuadro lo vendió a un emigrante gallego que vive en Suiza. "No era para deshacerme de él, pero vi la emoción y dije, qué mejor sitio que en tu salón", ha indicado. La principal pretensión de la artista es, precisamente, que su obra le diga "algo" a la gente y "le emocione".
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