Los ingleses llaman a los niños “kids”, que en realidad significa corderos. Así, nadie en su sano juicio pensaría ser atacado por un corderito, a no ser que en su subconsciente tuviese la película de Chicho Ibáñez Serrador '¿Quién puede matar a un niño?' o que en último caso el atacante no fuese otro que un lobo disfrazado.