Las ancestrales "Rapa das Bestas", festivales que celebra la simbiosis entre el hombre y el caballo en los montes gallegos, se enfrentan a a un futuro incierto. La drástica disminución de la población de caballos salvajes en Galicia, que todavía es la mayor de Europa, amenaza no solo una tradición cultural única, sino también un pilar fundamental para el equilibrio ecológico del país. La expansión de las plantaciones de eucalipto, los incendios forestales y la creciente presión de los lobos han creado una tormenta perfecta que pone en jaque la supervivencia de estos animales y el legado de las comunidades que velan por ellos. Quizá el problema de los incendios sirva para avivar el debate sobre el fomento de la cría del caballo en extensivo, pues no hay mejor herramienta para rozar el monte. Además, trabajan gratis, 24 horas al día 365 días al año.
Galiciapress charla con los organizadores de la milenaria ceremonia que está de actualidad después de la alusión del director Rodrigo Sorogoyen en la entrega de los premios Goya. Paulo Vicente Monteagudo, presidente del colectivo, relata la lucha de la organizadora de la fiesta de Interés Turístico Internacional, que pretenden declarar como BIC. Se queja que que poseen unos caballos "que no están protegidos": "Tienen la misma consideración que una vaca", denuncia.