Las paradas forzosas y posteriores arranques de instalaciones críticas generarán pérdidas millonarias.Aunque la incidencia haya sido general, los daños operativos y las ralentizaciones se explican, en última instancia, por años de inversión insuficiente y dejadez administrativa: un lujo que el país no puede permitirse justo ahora, con la transición energética marcando el futuro inmediato.Mientras el Gobierno depura responsabilidades, desde el Sindicato de Trabajadores lanzamos la pregunta que corresponde: ¿quién pagará la factura del apagón?