(Des)hacer país

Manoel Barbeitos
Economista


“Volvería a hacer lo mismo” (A. Núñez Feijoo)


Un pais solvente precisa de contar con un sistema bancario sólido y competente en el que haya una matriz pública, o cuando menos social, relevante. Un país para crecer de manera estable y prolongada necesita que tanto las administraciones públicas, como las familias y las pequeñas y medianas empresas tengan un fácil y fácil acceso al crédito para así consumir e invertir. En definitiva un pais  fuerte requiere de instituciones que absorban el ahorro y lo canalicen hasta aquellos agentes que precisan de financiación ajena. Pero la gran crisis financiera última puso en evidencia que no se debe dejar esta función en exclusiva a la banca privada dándole total libertad. Hacerlo es asumir un enorme riesgo pues acaban  olvidando su auténtica función económica dedicándose la especulación y a financiar de manera poca responsable actividades no productivas. Comportamiento que acarrea las consecuencias catastróficas de sobras conocidas.



Anuncio fusión de las cajas gallegas


Galicia durante décadas tuvo un sistema bancario relativamente solvente y estable. La presencia en este sistema de unas Cajas de Ahorros (Caixanova y Caixa Galicia) que ocupaban una posición dominante en el mercado bancario gallego daba fe de que este país tenía una base bancaria propia importante en condiciones tanto de recoger y proteger el ahorro de los/las gallegos/as como de canalizarlo hasta aquellos sectores que precisaban de financiación ajena para realizarla su actividad.


Pero eso con ser importante no era suficiente, tal como se pudo comprobar. Galicia precisaba de que los poder públicos (en este caso Xunta de Galicia y Banco de España) hubieran cumplido con sus responsabilidades en la vigilancia y control del sistema bancario gallego ( Art.30.1 Estatuto de Autonomía de Galicia). Deberes que ninguna de las partes cumplieron pues no fueron quien de enterarse del nivel de insolvencia financiera en que habían caído esas entidades debido al elevado número de operaciones de alto riesgo en las que unos directivos, demasiado ambiciosos y también muy incompetentes, las habían embarcado –por caso FADESA…-. Insolvencia, derivada de un elevadísimo apalancamento  que hizo  urgente su saneamiento y reestructuración. Saneamiento que le costaría las arcas públicas mas de 9.000 millones de euros además de una pérdida elevada de empleos (>30%) y oficinas (>35%); tal que la entidad quedó prácticamente reducida la mitad por el valor de sus activos. Reestructuración que provocaría que el capital gallego prácticamente había desaparecido como propietario de las entidades de depósito dominantes en Galicia.


Pero hubo otras consecuencias, la mas relevante está siendo la creciente intensidad en la restricción en el volumen de crédito las familias y a los sectores productivos básicos gallegos –pymes y comercio al por menor-. Una reducción que prácticamente rebajó el crédito a mitad (50%). Una reducción del crédito que, sin dudas, frena la  necesaria  recuperación económica y creación de empleo. Situación que justifica que se pidan responsabilidades políticas.

Responsabilidades políticas, que siguen pendientes, sobre cómo tuvo lugar el proceso de reestructuración de las cajas gallegas. Responsabilidades en relación las consecuencias derivadas de tales irresponsables actuaciones. Por caso, sino hubo auditoría, la pregunta surge por sí misma: ¿Qué criterios se siguieron para apoyar una fusión de las cajas que llevaría a una reestructuración que finalizaría en una posterior venta al capital privado (un holding financiero venezolano: BANESCO)?; ¿Por qué la Xunta de Galicia fue quien de asegurar, contra todas las evidencias que tal operación además de solvente garantía a galleguidad de la entidad resultante? ¿Qué objetivos se perseguían avalando su práctica desaparición como cajas de ahorros, entidades de carácter público y social, para pasar a convertirse en una entidad privada? ¿Estuvo justificado el empleo de recursos públicos por valor de 9.000 millones de euros en el llamado rescate?, ¿Qué criterios se adoptaron para permitir que el patrimonio financiero y social de las cajas había pasado a manos privadas? Y lo que ahora resulta mas relevante: ¿Qué pasó después de este destrozo de las cajas en el mercado monetario de Galicia?, ¿Qué garantías existen en la actualidad de que el ahorro de los/las gallegos/las queda en Galicia y no emigra?, ¿Qué garantías, al mismo tiempo, hay de que ese ahorro se destina a financiar el consumo, la actividad productiva y comercial de los agentes gallegos que precisan financiación?, ¿Qué garantías hay de que la nueva entidad no se centre más en las viejas prácticas bancarias que en la de ver de facilitar el necesario flujo de crédito?.


La respuesta es muy sencilla: en las actuales circunstancias de práctica desaparición de capital gallego en el negocio bancario, dadas las características de las entidades resultantes y en el marco de la liberalización financiera y el secreto bancario no hay garantía ninguna. De hecho sí hay una creciente certeza de que el ahorro de los/las gallegos/las no tiene como destino preferente el anteriormente subrayado.  ¿Acaso no hay una relación directa entre la nueva realidad del sistema bancario gallego y la fortísima caída de la inversión privada (50% en la última década) en Galicia?. Por caso los datos que recogen la actividad del sistema bancario gallego luego de su reconversión no reflejan una caída espectacular de los créditos superior al 5% anual?.


Galicia no cuenta hoy, como sí contaba hace décadas, con un sistema bancario autóctono, una cuestión de vital importancia para el desarrollo económico y, por tanto, social de Galicia. Un sistema bancario que colabore al crecimiento económico, la creación de empleo y, en definitiva, a crear riqueza en el propio país. Y no cuenta con él por que la clase política gobernante (PP) no tiene el concepto de Galicia como país, no contribuye a crear país sino que, por lo contrario, está contribuyendo la ( des)hacer país como, por caso, deshizo el sistema bancario gallego.

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