Un estudio de la USC analiza la evolución de la religión en Galicia, de la Edad de Hierro a la llegada del cristianismo
Un estudio de doctorado de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) desarrollado por Aitor Freán analiza la evolución de la religión, la mentalidad y las tradiciones heredadas en Galicia desde la Edad de Hierro hasta la pérdida progresiva de la cultura propia en favor del politeísmo romano y el cristianismo.
Según destaca la USC en un comunicado, la tesis 'Persistencia e evolución da relixiosidade e das mentalidades do noroeste peninsular dende a Idade de Ferro ata a tardoantigüidade' parte de que los romanos, al conquistar Galicia, "impusieron costumbres y creencias que siguen presentes hoy en día", igual que algunas "muestras" de las comunidades predecesoras.
El estudio se centra en analizar los elementos más destacados del pensamiento simbólico de cualquier cultura, como son la ocupación del espacio, la muerte, la ritualidad, los espacios sagrados, el sacerdocio y las divinidades.
Y es que, según se desprende de la investigación, a finales de la Edad de Bronce, los habitantes de aquella Galicia empezaron a asentarse en los castros y, en la transición a la Edad de Hierro, era habitual un modo de vida más sedentario. Este cambio construyó una espiritualidad en la que el interior de los castros era un espacio sagrado, y cada uno tenía su propia divinidad.
En este contexto, las sociedades galaicas de aquella época no rendían culto al cuerpo físico del difunto, pues la muerte estaba considerada un elemento más simbólico que material. Así, Aitor Freán ha descubierto que era habitual la incineración junto a celebraciones comunitarias como banquetes y el posterior depósito de los restos de la cremación en cursos de agua "como una forma de reproducir el tránsito as un más allá", según ha explicado el doctor.
LLEGADA DE LOS ROMANOS
Una vez los romanos conquistan Galicia, toda la realidad anterior se redefine incorporando nuevos elementos. Los habitantes del noroeste peninsular de aquel momento estuvieron obligados a participar en cultos imperiales en los que se buscaba el beneficio de dioses desconocidos para ellos, un nuevo marco politeísta.
Esta influencia, que también implicó diferentes rituales funerarios, hizo que la muerte adquiriese materialidad, por lo que los cadáveres se enterraban en las vías que daban acceso a las ciudades, de modo que los familiares acudían al sepulcro para honrar su memoria. Este legado, vinculado también a la mitología griega, todavía continúa hoy en día junto a la importancia de las inscripciones en piedra en los cementerios.
Con la llegada del cristianismo y la transformación de la religión en un agente activo, la materialización de la muerte cogió fuerza con este nuevo culto y su preferencia por el enterramiento.
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