​Encuestas, resultados electorales y democracia

Manoel Barbeitos
Economista

¿Sirven realmente para algo las encuestas electorales? Las respuestas a esta pregunta pueden ser tan dispares y diferentes como distintos/las pueden ser los/las opinadores/las. Sin embargo, la creciente proliferación de las mismas –no hay medio que se precie que no saque sus propias encuestas- lleva a pensar que tienen alguna utilidad. Por caso no cabe negar la evidencia de que mientras algunas empresas demoscópicas buscan recoger el estado de opinión de la mayoría ciudadana, otras al contrario intentan de influir en ese estado de opinión con motivo de orientar el voto hasta una fuerza política determinada. Una prueba la tenemos en la contundencia de los datos que confirman como son abundantes los casos en que los resultados finales obtenidos por algunas fuerzas políticas quedan muy lejos del que le vaticinaban los sondeosprevios. En España, por caso, esta situación se ven repitiendo con PODEMOS –los sondeos solen adjudicarle resultados bastante peores que los que acaba obteniendo- y CIUDADANOS –los sondeos sulen darle resultados mucho mejores que los que acaba consiguiendo-. Mas adelante veremos como los casos de disparidad entre sondeos y resultados también se repiten en Galicia con el PARTIDO POPULAR y los partidos de izquierda –EN MAREA, PSOE y BNG-.



Enquisa TVG


Con toda lógica corporativista las empresas demoscópicas siempre encuentran alguna explicación para esta disparidad entre sondeos y resultados. La mas socorrida y solvente es la de que las encuestas muestran el estado opinión de la ciudadanía en el momento en que se realizan que, como es bien sabido, es anterior a fecha electoral por lo que finalmente los sondeos sólo reflejan tendencias. Son, por tanto, los hechos que tienen lugar entre los sondeos y las votaciones, como la calidad de las campañas partidarias y/o la dimensión de la movilidad del electorado, quien pueden hacer variar la intención inicial del voto. Variación favorecida, siguiendo con los criterios de las empresas demoscópicas, por la circunstancia de que el electorado menos sólido, menos firme ideológicamente y por tanto con una opinión mas volátil es el electorado mayoritario. Un electorado que, casi siempre, se identifica con las autodenominadas clases medias.

Últimamente muchas de estas empresas demoscópicas añaden un nuevo factor como causa también relevante de los fallos en los sondeos: la aparición de fuerzas emergentes (PODEMOS, CIUDADANOS, EN MAREA). En un marco pluripartidista resulta razonable pensar que la volatilidad de un porcentaje importante de los votos y mayor y, por tanto, las probabilidades de errar nos los sondee también es superior.


Con motivo de contrastar las tesis anteriores con la realidad empírica comparamos los los sondeos realizados con los resultados habidos en las elecciones autonómicas gallegas más recientes (desde el año 2001). Análisis que nos permite avanzar algunas conclusiones. En primer lugar que en todas las citas habidas hubo importantes errores en los sondeos preelectorales siendo en la convocatoria del año 2012 cuando se dieron las mayores diferencias. Errores que en el caso del Partido Popular fueron errores a baja: el PP siempre obtuvo mejores resultados de los adjudicados por los sondeos monopolizando el voto de derechas en Galicia. En sentido contrario los sondeos preelectorales con los partidos de izquierdas (PSOE, BNG, La NUEVA, EN MAREA) excepto algún caso puntual siempre erraron al alta ya que obtuvieron peores resultados tras escrutinio y con errores importantes en las tres últimas convocatorias (2009, 2012, 2016). Unos sondeos que, excepto en la última convocatoria (2016) apostaron siempre por el bipartidismo lo que provocó que en las dos últimas convocatorias (2012, 2016) los errores habían sido espectaculares (parece que las encuestas empeoren con los años). Unos resultados que muestran con claridad como en esta comunidad funciona áas el efecto bandwagon –adhesión al ganador- que el efecto underdog –simpatía por el perdedor-.


Las evidencias empíricas apuntan la que en Galicia las encuestas electorales sirven tanto para estimularl el voto conservador (más fiel) como para retraer el voto progresista (más indeciso). La mayoría de los medios de comunicación y opinión gallegos no son independientes por lo que el objetivo real de las encuestas que sacan no es tanto recoger laopinión de la mayoría ciudadano como influir (mediante el efecto bandwagon) en un estado de opinión ya de por sí muy volátil e indeciso. Un estado de opinión en el que se busca incidir mediante un uso partidista de las noticias (construyendo la realidad mediática).


Habida cuenta estas experiencias y delante de un probable cambio en conductas de voto asentadas en creencias políticas muy arraigadas cabe hacerse las siguientes preguntas relacionadas con los futuros sondeos. ¿Mantendrán s la baja los resultados del PP?, ¿Seguirán apostando por el bipartidismo?,¿Serán, una vez más, los partidos de izquierdas sondeados al alta? ¿Ahora que el pluripartidismo parece asentado los interpretes de las encuestas variarán los criterios de las predicciones, por caso, en la asignación del voto indeciso (la famosa “cocina”)? ¿eguirán los medios haciendo un uso político de ella?

Lo iremos viendo. 

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