El éxito de Feijóo en acaparar el centro-derecha se le puede volver en contra ante si hay pacto PSOE, Podemos y BNG
La izquierda gallega resiste y mantiene opciones de desbancar a Alberto Nuñez Feijóo del gobierno de la Xunta en 2020. Esta es una de las conclusiones que se puede sacar de la noche electoral del #10N en Galicia. Ahora bien, también se pude decir que el presidente del PPdeG sale reforzado de las elecciones generales.
La izquierda gallega resiste y mantiene opciones de desbancar a Alberto Nuñez Feijóo del gobierno de la Xunta en 2020. Esta es una de las conclusiones que se puede sacar de la noche electoral del #10N en Galicia. Ahora bien, también se puede decir que el presidente del PPdeG sale reforzado de las elecciones generales.
VOX EN GALICIA NO GERMINA
Y es que mientras Vox se dispara en casi toda España, en Galicia no logra ni un diputado. Los de Santiago Abascal apenas avanzan 2 puntos, hasta el 7 por ciento. Vox en Galicia es la quinta fuerza política.
Vox en España es la tercera fuerza política. Vox en España tiene más del 15% de los votos y avanza 5 puntos. Es decir, Vox en España duplica a Vox en Galicia.
Uno de los factores que explica esta diferencia es el discurso moderado de la marca PPdeG. Mientras Pablo Casado y Albert Rivera se peleaban por aparentar ser más centralistas que Abascal, Feijóo insistía en intentar atraer votantes incluso del centro-izquierda.
La jugada le ha salido relativamente bien a los conservadores gallegos. Recuperan cinco puntos porcentuales y ganan un escaño. No es mucho, ni siquiera mucho más que la ganancia de la versión más moderada de Pablo Casado que vimos tras el verano, pues el PP estatal avanza 4 puntos.
Sin embargo, sí es una mejora suficiente para poder sacar pecho. El PPdeG vuelve a ser el partido más votado en Galicia. Los conservadores gallegos recuperan el escalón más alto de podio, aunque sea por los pelos.
Con más del 98% escrutado, los 'populares' aventajan al PSdeG en solo 0,43 puntos . Un empate técnico, vaya. De hecho, los dos grandes sacan cada uno diez escaños y empatan en todas las provincias. A tres diputados en A Coruña y Pontevedra, a dos diputados en Lugo y Ourense.
Con todo, esos 0,43 puntos de ventaja sobre los socialistas le sirven a Feijóo para que una de las pocas partes del mapa de España que se ve en pintado de azul en las televisiones estatales sea la esquina gallega.
Detalle no baladí, especialmente dado lo complicado que lo puede tener Pablo Casado. Cierto es que el PP se recupera de 66 a 88, pero es una recuperación pírrica, vista la debacle de Ciudadanos. Casado no tiene con quien pactar para formar gobierno, ante el descalabro absoluto de Albert Rivera. Además, el ascenso fulgurante de Vox hace de Abascal el hombre de moda en la derecha.
Casado, por encima, debe estar temiéndose ya la llamada de Pedro Sánchez para formar una 'gran coalición'. Visto el giro centralista de Sánchez, parece difícil que el PSOE se lance otra vez a la aventura del 'gobierno Frankestein'.
Y son varias las voces del PP que llevan pidiendo a su partido que valore investir al PSOE, a cambio de llegar a pactos de Estado. Cierto que una de esas voces está retirada, la de Mariano Rajoy; pero otra no.
Alberto Nuñez Feijóo lo dejó claro: para sacar a España del bloqueo el PP debe estar dispuesto a pactar con el PSOE. Una tesis que Casado rechazó en campaña pero que ahora deberá considerar, so pena de que se le considere corresponsable de unas terceras elecciones, escenario nada halagüeño visto el subidón de Vox.
SIN SOCIOS A LOS QUE AGARRARSE EN GALICIA
Feijóo sale del 10N más fuerte en la arena estatal, pero s igue siendo vulnerable en Galicia. El PSOE -pese al evidente desgaste que tuvo el fracaso para formar gobierno en Moncloa- le roza los talones y, lo que es peor para el PPdeG no tiene donde agarrarse.
Al contrario de lo que le sucede en otras autonomías, en estos tiempos postbipartidismo el PPdeG no tiene un socio a la vista en Galicia. Mucho tendría que recuperarse Ciudadanos para levantar el 4,31% de estos comicios en Galicia y sacar algún diputado en las autonómicas del año próximo.
Galicia siempre ha sido un terreno árido para las derechas centralistas españolas. Ciudadanos Galicia logró sacar cabeza en primavera, pero lo hizo después de años de travesía en el desierto, travesía a la que ha regresado poco después. Antes aquí ya fracasó UPyD y, ahora, Vox -el partido del que todos hablan en la derecha española- tampoco consigue nada en Galicia.
El PPdeG es consciente de esto hace lustros. De hecho, Manuel Fraga hizo bandera de un claro discurso autonomista que levantaría sarpullidos a Abascal, Rivera o Casado. Aplicando la receta del galleguismo fraguiano, Feijóo ha conseguido que no germinara ni la semilla de UPyD, ni la de Cs ni la de Vox.
Su problema es que, visto los resultados de todos los comicios de este año, ahora le vendría bien un socio que le ayudara a lograr esa mayoría, pues conseguir el solo la absoluta se antoja muy complicado.
El PSdeG de Gonzalo Caballero se mantiene firme por encima del 30% de los votos, por lo que estaría en condiciones de o empatar o quedarse cerca del PPdeG en unas autonómicas. Y los socialistas, a diferencia de los conservadores, sí tienen socios factibles.
Los de En Común Unidas Podemos resisten el embate del errejonismo. Más País, pese a la presencia de Carolina Bescansa, a penas logra el 2% de los votos, porcentaje similar al que pierden los morados. Antón Gómez Reino y Yolanda Díaz volverán al Congreso de los Diputados y está por ver que los de Errejon compitan en unas autonómicas gallegas.
Otra fuerza que puede sumar para desalojar a Feijóo es el Bloque. Los nacionalistas son los gallegos que más contentos salen del 10N. Ana Pontón y los suyos reciben una inyección de moral al lograr que Néstor Rego entre en el Congreso. Con casi el 10% de los votos en las estatales, están bien posicionados para proseguir su lenta pero constante remontada.
Entre PSOE, Podemos, BNG y Más País han sumado más de 774.000 votos. Entre PP, Cs y Vox unos 637.000. En definitiva, la izquierda gallega lo sigue teniendo al alcance de su mano.
Ahora bien, visto el ancestral cainismo de la izquierda gallega y española, está claro que Feijóo también tiene al alcance de la mano igualar el éxito de Fraga y su galleguismo conservador.
En Lugo, con el 100% escrutado, el PP y el PSOE mantienen dos escaños cada uno
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