#Claves de la semana

"El carbón de Endesa As Pontes procede de la violación de Derechos Humanos", denuncia Greenpeace

La dependencia de As Pontes por el carbón ha provocado que la factoría sea una de las más contaminantes de Europa, lanzando a la atmósfera en 2018 casi 8 mil toneladas de CO2 y convirtiendo al puerto de Ferrol en la puerta de entrada del carbón en España, con más de 5 mil toneladas de carbón al año en sus muelles, tal y como refleja el último estudio de Greenpeace. 


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La dependencia de Endesa As Pontes del carbón hace que sea una de las centrales más contaminantes de Europa, lanzando  casi 8 mil toneladas de CO2 en año, según  "Las Heridas del Carbón", un nuevo estudio de Greenpeace. Documento que, además, pone énfasis en las "violaciones de derechos humanos" que provoca esta minería en países proveedores de As Pontes, como Indonesia, Colombia o Rusia.


El probable fin de la actividad quemando carbón -ni si queiera la energética está por la labor, solo la Xunta lo defiende como alternativa mientras no se encuentra una solución- trae consigo la necesidad de buscar energías alternativas que den esperanza al As Pontes y a la vez ayuden a que España cumpla los acuerdos contra el cambio climático, cada vez más restrictivos.


Mina de carbón a cielo abierto en Rusia en una imagen de Greenpeace

Mina de carbón a cielo abierto en Rusia en una imagen de Greenpeace 


El uso del carbón como elemento principal tiene los días contados desde hace años. Los acuerdos de París de 2015, en el que España es uno de los estados firmantes, ya pusieron fecha al cierre de las centrales térmicas como una de las principales medidas para combatir de forma eficaz el cambio climático. Esta misma madrugada Bruselas acordó una ampliación del 55% en el recorte de emisiones de gases de efecto invernadero de cara a 2030, al considerar que el conjunto de la Unión no estaba haciendo los deberes en materia ecológica.


Cuatro años después del aviso de París, y a diferencia de muchos países, España todavía no ha iniciado el debate para plantear el futuro tras el cierre de las térmicas, que a día de hoy generan más del 14% de la energía que se consume a nivel nacional. Es más, en el Borrador del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima todavía se discute la posibilidad de prolongar la vida de estos centros hasta más allá de 2030.


En este escenario, Galicia –y particularmente el municipio de As Pontes- es una de las comunidades a la que el fin de la era del carbón golpeará con más fuerza. El varapalo pone en el alambre a 750 familias dependientes de la actividad en As Pontes, que ahora se debate entre el cierre o una difícil reconversión manteniendo la actividad por medio de otro combustible más respetuoso con el medio. Esa es la puerta abierta que dejó ayer abierta Endesa, la compañía que gestiona la actividad en el complejo energético, pero que en todo caso reiteró su negativa a seguir utilizando el carbón. La también térmica gallega de Meirama (Naturgy) parece abocada al cierre, más temprano que el de As Pontes.


FERROL: PUERTA DE ENTRADA DEL CARBÓN

Pero en torno al combustible negro existen varias incógnitas que ahora trata de desvelar el último estudio de Greenpeace. La primera de ellas: ¿ de dónde viene el carbón? Está claro que de España no, ya que las minas que todavía existían en España se cerraron el 31 de diciembre de 2018 después de una transición  marcada por el tira y afloja de los actores implicados. La clausura de las minas obligó a las empresas energéticas a apostar todavía más por el carbón extranjero.


Mapa de greenpeace sobre las importaciones de carbu00f3n


Rusia, Colombia, Sudáfrica e Indonesiaesta última representó el año pasado el 27,34% del total de carbón que recibió España y el 70% del que compró Endesa- son los principales “graneros” que nutren la industria española, que el pasado año recibió más de 16 mil toneladas de carbón. Galicia en segunda en importaciones, con más de 5 mil millones de toneladas, una cantidad cercana a la que se desembarcó en el puerto de Ferrol y se transportó casi en exclusividad a As Pontes, lo que convierte al puerto ferrolano en el principal receptor del carbón del estado. En lo referido al gasto, las inversiones estuvieron cercanas a los 1,6 mil millones de euros.


AS PONTES, A LA CABEZA DE LA CONTAMINACIÓN

Indirectamente, los compradores de carbón contribuyen a perpetuar los abusos que se producen en el sector minero en los países exportadores. Greenpeace recuerda que el producto se extrae en unas condiciones laborales que en muchas ocasiones roza la esclavitud, además de los altos costes que tiene para la salud de los obreros y los efectos nocivos que tiene la minería sobre el medioambiente y que más tarde con la quema del mismo carbón que tanto cuesta extraer acaba envenenando la atmósfera. 


En este aspecto As Pontes está a la cabeza de la contaminación según los índices de Greenpeace, con 7.9356.709 toneladas de CO2 lanzadas a la atmósfera solo en 2018, lo que la convierte en una de las más contaminantes del continente.


Mapa de Greenpeace sobre las emisiones en Espau00f1a


El acudir a los productores de carbón extranjeros las empresas energéticas van en contra del Plan de Acción Nacional (PAN) de Empresas y Derechos Humanos que implementa los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos. Este plan busca evitar que las actividades de las empresa “contribuyan a provocar consecuencias negativas sobre los derechos humanos y hagan frente a esas consecuencias cuando se produzcan”, señala la ONG.


PARAÍSOS AFECTADOS

Centrándose en los casos de los cuatro países exportadores, para Greenpeace no hay dudas de que el PAN se está vulnerando en la compra de carbón. La ONG señala en primer lugar la “falta de transparencia de las empresas de energía de España sobre sus cadenas de suministro de carbón, lo que facilita a estas a empresas no responder de manera efectiva de los impactos sociales y ambientales causados por sus proveedores y empresas subcontratadas” .


Individualizando los efectos que tiene el sector minero sobre cada país, tal vez el caso más sangrante sea el de Indonesia. Como en Rusia, Sudáfrica y Colombia, en el país asiático los principales damnificados son aquellos que conviven puerta con puerta con la actividad minera. Estas personas apenas pueden alzar la voz para reclamar sus derechos ya que, de hacerlo, corren el riesgo de sufrir una persecución por parte de las compañías extractoras. En este contexto los grupos étnicos minoritarios o indígenas son los peor parados.


Protesta mineru00eda

Protesta de afectados por la minería en Colombia| Foto: Greenpeace


En Indonesia, un país compuesto por más de 17 mil islas, la minería ha destruido parajes naturales que ahora son irrecuperables. Además, la diferencia entre Rusia, Colombia y Sudáfrica es que Indonesia no es un país de grandes dimensiones, aunque sí excesivamente poblado, con 255 millones de habitantes. Las provincias de Sumatra y Kalimatran –en Borneo- son las más afectadas por la industria minera, que ha logrado poner de su lado a las autoridades que conceden permisos de forma indiscriminada para abrir nuevas explotaciones mineras  en una fiebre del carbón que ha posicionado a los indonesios como uno de los principales exportadores a nivel mundial. Deforestación, aguas contaminadas, pérdida del valor patrimonial y de la fauna y la flora de la zona…estas son algunas de las consecuencias que denuncia Greenpeace en su informe.


RECOMENDACIONES

Desde la ONG lanzan una serie de recomendaciones a los gobiernos para evitar lo que ellos denominan como “ atropello” por parte de las empresas mineras. El respeto a los Derechos Humanos, establecer leyes reguladoras dentro de un sector que todavía se mueve en muchos países al límite de la legalidad y promover una economía sostenible sin dependencia de los combustibles fósiles.


A renglón seguido, Greenpeace centra el foco en España, a la que reclama el fin de las centrales térmicas de carbón para junio de 2020 (al menos aquellas que “no han realizado las inversiones necesarias para adaptar sus instalaciones a la normativa europea”), asegurar una transición energética justa para los afectados por el cierre de las térmicas o fijar para 2040 el año en el que las emisiones netas de gases de efecto invernadero sea cero. Para entonces España debería contar con un modelo energético 100% renovable, que es lo que se busca en As Pontes. La salida se antoja complicada, pero el futuro es más negro con el carbón.  

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