El Ayuntamiento de Ferrol homenajea a ocho personas fusiladas en el Castillo de San Felipe en 1938

Entre los homenajeados está Amada García, una joven condenada a muerte estando embarazada y que fue ejecutada al poco de dar a luz a su hijo

El Ayuntamiento de Ferrol ha recordado este lunes en el Castillo de San Felipe la figura de Amada García, una mujer fusilada en 1938 ante uno de los muros de esta fortificación junto con otras siete personas, a los que se ha homenajeado en el 82 aniversario de su ejecución.

"Lo mejor que podemos hacer es retener en la memoria como ocho personas se enfrentaron ante estos mismos muros a un pelotón de fusilamiento, y que estos fueron solo algunos de las miles de personas que corrieron esa suerte en el momento en el que finalizó el diálogo y la democracia y las balas y la represión fueron los únicos argumentos", ha dicho el regidor ferrolano, Ángel Mato, durante el acto.

De forma particular, Mato ha instado a recordar la figura de Amada García, que "tal vez" por ser mujer "pagó más caro la defensa de sus ideas y libertades". "Solo desde la doble moral repelente se concibe el condenar a muerte a una mujer embarazada y hacer incluso esperar a que tenga a su hijo para luego matarla de manera cruel", ha traslado el regidor, en presencia de integrantes de su gobierno y del grupo municipal de Ferrol en Común, además de familiares de la mujer ejecutada y amigos.

HISTORIA
Amada García era una joven vecina de Mugardos (A Coruña), militante del Partido Comunista, que fue detenida tras el Golpe de Estado cuando estaba embarazada y sometida a un Consejo de guerra que la sentenció a muerte. La condena fue ejecutada tras dar a luz a su hijo, Gabriel, cuando este contaba con 88 días de vida.

Entre la sentencia y su fusilamiento, que se produjo el 27 de enero de 1938, hace este lunes 82 años, Amada García estuvo presa en la Cárcel de Mujeres de Ferrol.

Además de esta vecina de Mugardos, en esta misma jornada de 1938, otras siete personas de la comarca de Ferrolterra fueron también fusiladas en el mismo lugar, todos ellos hombres.

Según relatan algunos textos, el Consejo de guerra al que fue sometida esta joven, que tenía 28 años, estuvo plagada de irregularidades como declaraciones falsas firmadas por testigos analfabetos, además de amenazas y multas a los testigos de la defensa.