El pádel goza de buena salud en las canchas gallegas

Al constante aumento de seguidores de este deporte se suma la iniciativa de que cada vez más ayuntamientos cuentan con pistas de pádel a lo largo de la geografía gallega. 

Los más futboleros suelen decir que Montevideo, una incuestionable fuente de talento balompédico, es un gran campo de fútbol con casas. Cada barrio de la capital uruguaya está salpicado de pequeñas pistas, denominadas potreros en el país sudamericano, donde los más pequeños comienzan a dar sus primeras patadas y los mayores sudan la camiseta en los partidos de fin de semana. En este contexto, Galicia lleva el mismo camino que Montevideo, con la salvedad de que son las pistas de pádel las que empiezan a ser una constante en la geografía de las localidades gallegas, lo que sin duda es un buen indicativo de la buena salud que goza este deporte en franco crecimiento entre los gallegos.

Grandes y mayores se acercan a las muchas pistas de pádel de grandes ciudades y pueblos medianos y pequeños, motivados por la fiebre de este deporte que cada vez tiene más cobertura informativa y un mayor seguimiento. Por otro lado, otro de los aspectos que benefician a la proliferación de este deporte es que no necesita de un gran equipamiento y que este no tiene que ser necesariamente costoso. A diferencia de deportes como el baloncesto o el golf, donde unas zapatillas de calidad o unos buenos palos pueden resultar prohibitivos para la mayoría de los bolsillos, para practicar el pádel con regularidad solo se necesitan unas zapatillas de deporte y unas buenas palas de pádel.

CONSOLIDACIÓN

Sin embargo, es injusto pensar que el pádel es una moda pasajera en Galicia, una comunidad que ya arrastra una buena tradición en este deporte de raqueta. El pasado mes de noviembre la Federación Gallega de Pádel celebró su primera década de vida. Diez años de los muchos que le esperan a la federación, que ha visto como en poco tiempo iba sumando federados que, temporada a temporada, traían consigo a más y más compañeros de fatigas que querían iniciarse en este mundillo a base de raquetazos. 

Por eso es inapropiado tachar a este deporte de ser flor de un día, ya que en este tiempo la tendencia se ha mantenido y tanto la evolución como el atractivo parecen ir en aumento. Buena muestra de ello es que solo en 2018 se registraron solo en Galicia casi 6.500 licencias, siendo A Coruña la gran impulsora, con 3.524, quedando muy por encima de Pontevedra, su inmediata competidora, con 2.235 licencias. En este contexto, la liga gallega cuenta con 312 equipos, por el centenar que componen la liga de veteranos. 

Otro aspecto a tener en cuenta es que el pádel ha derrotado al estereotipo de que es un deporte que se empieza a prácticas “a cierta edad”. Pequeños y mayores han mostrado interés por dar sus primeros pelotazos en este deporte, que también ha derribado las barreras del género, ya que de las 6.500 licencias de 2018, 2.679 pertenecían a mujeres, por lo que poco menos de la mitad de los nuevos miembros de la comunidad eran mujeres, que también representan el 40% de las fichas federativas a nivel nacional. 

Desde la Federación ven estos datos con alegría y se felicitan por el trabajo bien hecho hasta ahora. Manuel Fernández Prado es el presidente de la Federación y rememora los días en los que a muchos les costaba incluso aceptar la idea de que el tenis y el pádel eran dos deportes distintos, cada uno con sus reglas y sus complejidades, como tampoco fue sencillo ir superando los primeros escollos en el camino de constituir oficialmente la Federación aunque el pádel llegase a Galicia mucho antes de que la Federación lograse por fin su oficialidad.

Ahora, el objetivo es seguir mejorando el deporte en cuanto a su estructura y organización, ya que cuenta con unos cimientos sólidos que le auguran un brillante porvenir. Prueba de ello son el silledense Agustín Fernández, número uno de la comunidad gallega, o el ferrolano Hugo Sánchez, otra promesa del pádel que promete dar muchas alegrías en los campeonatos nacionales, o Pablo Lijó, uno de los profesionales gallegos que se codean con la élite del pádel mundial y que aspira a ser uno de los nombres propios del Pádel World Tour, un campeonato que tiene parada en Galicia, ya que Vigo se confirmó el año pasado como nueva sede del circuito con la celebración del Open de Vigo. Un desafío que Lijó afronta con ilusión y que espera conseguir este año junto a su pareja en la pista, Álvaro Cepera. Apoyo no les va a faltar, ya que cuentan con el respaldo de toda Galicia. Una Galicia que, de seguir así, va camino de ser una pista de pádel con casas.